viernes, 19 de octubre de 2012

On the Waterfront (La ley del silencio) - (1954) - (Director: Elia Kazan)




TÍTULO ORIGINAL: On the Waterfront

AÑO: 1954

DURACIÓN: 108 min.

PAÍS: EE.UU.

DIRECTOR: Elia Kazan.

GUIÓN: Budd Schulberg, (Artículo: Malcom Johnson)

MÚSICA: Leonard Bernstein.

FOTOGRAFÍA: Boris Kaufman.

REPARTO:

Marlon Brando, Eva Marie Saint, Karl Malden, Lee J. Cobb, Rod Steiger, Pat Henning, Leif Erickson, James Westerfield, John Heldabrand, Rudy Bond, Martin Balsam, John Hamilton

PREMIOS:

1954: 8 Oscars, incluyendo película, director, actor (Brando), actriz sec. (Marie Saint)

1954: Globo de Oro: Mejor película: Drama

1954: Festival de Venecia: Mejor director

1954: National Board of Review: Mejor película

1954: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película

1955: Festival de Venecia: Premio OCIC

1957: Seminci: Espiga de Oro: Mejor película

SINOPSIS:

Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), hermana de una víctima de Friendly, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva a arrepentirse de su vida pasada. A través de Edie conoce al padre Barrie (Karl Malden), que trata de animarlo para que acuda a los tribunales y cuente todo lo que sabe. 

COMENTARIOS:

Parece que es consenso entre los críticos que ésta es una gran película A PESAR de que su director declarara en contra de sus ex-compañeros de partido durante la llamada 'caza de brujas'. Esta gente no ha entendido el mensaje de la película, no sabe encuadrar el Macarthysmo en su contexto histórico, desconoce los Estados Unidos y sobre todo desconoce el comunismo. Aun así, la película les impresiona. Es tan buena que no pueden menos de otorgarle una alta puntuación a pesar de que entienden que es una justificación personal en lugar de la ilustración de un imperativo moral que el director también siguió.


Si se tratara de alguien que, después de militar en el partido nazi, abre los ojos y se da cuenta de que se trata de una ideología tóxica y denuncia a sus compañeros, todos estos críticos que hablan de 'soplones' seguramente le aplaudirían y llamarían valiente. El comunismo es una ideología tan tóxica, si no más, que el nazismo, esto era entendido en plena guerra fría en EEUU.

La historia es poderosa, y el guion perfecto y comprometido, en menos de un minuto la trama ya está servida,  y en poco más conocemos los caracteres y motivaciones de los personajes y el hostil y sucio mundo en el que navegan.

El casting es portentoso, Brando espléndido, lleno de matices y momentos memorables, Eva Marie Sant, delicada y convincente, Malden, la imagen de la integridad pero con fuerza, Steiger, portentoso en la mítica escena del taxi, y Lee J.Cobb absolutamente genial, lleno de fuerza y personalidad, arrasa a todos con su sola presencia.


Respecto a las imágenes, el uso de exteriores y escenarios reales, dotan al film de una autenticidad y actualidad que le hacen siempre contemporáneo, no pasa el tiempo por él.

Una historia de gente humilde, arrodillada y sin futuro, con una ley que todos acatan y que a todos somete, y que sólo mediante la dignidad, como tantas cosas en la vida, uno puede liberarse. Una frase resume ese miedo contra el que la dignidad vence, cuando en un momento del film Steiger le dice a Brando que "ya tienes edad para tener ambiciones en la vida" Brando le contesta "pensé que sin ellas podría vivir un poco más".

El film se centra en los muelles de una gran ciudad, en la que los sindicatos adoptan prácticas típicas de los gangsters ejerciendo el terror y el miedo entre todos los trabajadores, mientras la policía se ve impotente para detenerlos puesto que no pueden conseguir pruebas que les incriminen. En este contexto, un personaje que puede ser clave para conseguirlo es Terry Malloy (Marlon Brando), un ex boxeador de pocas luces, cuyo prometedor futuro como púgil se truncó años antes.

El director nos presenta a una persona que bajo su apariencia física esconde a una persona muy frágil y al mismo tiempo influenciable. Por otro lado, sigue viviendo de recuerdos de lo que pudo haber sido, a lo que es ahora. En este sentido, Terry es la piedra angular sobre la que se sustenta el film. Brando consiguió componer de forma totalmente creíble a su personaje de forma que consigue hacernos ver todos los matices de su protagonista con simples gestos, acaparando la atención del espectador en un personaje que no es agradable al principio.


Mientras el protagonista recibe presiones por uno y otro lado, el resto de trabajadores del muelle es visto como una masa informe, sin voluntad, muy voluble y de fácil manejo. Los pocos personajes que sobresalen en medio de esa masa gris y poco combativa, gira alrededor del protagonista. Desde Eddie (Eve Marie Saint), su novia, su hermano (Rod Steiger), y el jefe del sindicato (Lee J. Cobb). Todos ellos están supeditados al personaje de Brando, los cuales ejercen una influencia positiva o negativa, según el caso, y al mismo tiempo nos sirven para ofrecernos un mayor dimensión al protagonista. Además de la soberbia interpretación de Brando, y sin desmerecer los méritos de los secundarios que están magníficos, hay que destacar la excelente banda sonora de Bernstein y sobretodo la fotografía.

Mención especial el padre Barry (Karl Malden) que ejerce de voz de su propia conciencia, el sacerdote entiende que en el muelle también está su Iglesia. Ejerce un activismo social ante las injusticias, que algunos rechazan porque consideran que un clérigo no puede manifestar sus convicciones fuera de las paredes de una iglesia. Sin embargo, tenemos muchos ejemplos de la necesidad de que los religiosos se impliquen con el contexto que les rodea, como el de Juan Pablo II y su compromiso con la turbulenta realidad que vivió Polonia. La influencia del padre Barrie, unida a la de Eddie, impulsan la transformación interior del protagonista. Se trata de uno de los mejores sacerdotes que ha dado el cine.

Rodada en un excelente blanco y negro, cuyas imágenes buscan el mayor realismo posible. Kazan volcó en el protagonista la soledad que siente su protagonista, una persona débil en el fondo, que solo encuentra cariño y comprensión en Eddie, la única que llega a entenderle. También se lanza la idea que, pese a hacer lo “correcto”, no va a garantizar que se le considere un héroe, ni mucho menos, más bien al contrario, y es en esa incomprensión donde podemos ver un reflejo de las propias vivencias de los “delatores”. Al margen de todo ello, e independientemente de esos reflejos, lo que es indiscutible es que Kazan nos ofrece una de las obras maestras del cine, con una historia bien contada, y con la suficiente profundidad como para que nos introduzcamos en ella.



Elia Kazan será siempre recordado por unos con un gran director cinematográfico, autor de grandes films; por otros como un traidor que delató a sus compañeros. Sea como fuere, tendrá para siempre un lugar en el Olimpo de la historia del cine.


Tráiler:



Calificación: Obra maestra.

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