lunes, 30 de marzo de 2015

The Harder They Fall (Más dura será la caída) - (1956) - (Director: Mark Robson)



Más dura será la caída

Título original: The Harder They Fall

Año: 1956

Duración: 109 min.

País: Estados Unidos.

Director: Mark Robson.

Guión: Philip Yordan (Novela: Budd Schulberg)

Música: Hugo Friedhofer.

Fotografía: Burnett Guffey.

Reparto:

Humphrey Bogart, Rod Steiger, Jan Sterling, Mike Lane, Max Baer, Jersey Joe Walcott, Edward Andrews, Harold J. Stone, Carlos Montalbán, Nehemiah Persoff, Felice Orlandi, Herbie Faye, Rusty Lane, Jack Albertson.

Género: Cine negro. Drama.





Sinopsis:

Eddie Willis (Humphrey Bogart), un veterano periodista, es contratado como agente de prensa por Nick Benko (Rod Steiger), un hombre sin escrúpulos, para que consiga hacer popular a Toro Moreno, un gigantesco pero torpe aspirante a boxeador, a quien hacen creer que es un gran campeón a base de amañar sus combates.


COMENTAROS:

Último filme del mítico y espléndido actor Humphrey Bogart, quien fallecería un año después de la grabación de este título víctima de un cáncer de estómago.




Más dura será la caída, gran obra producida y escrita por Philip Yordan, quien adapta una novela de Budd Schulberg, es uno de los mejores ejemplos de película ambientada en el mundo del boxeo, filmada por Mark Robson, un director que ya había abordado previamente una materia similar con la magistral El ídolo de barro (1949, Mark Robson).




Si en la anterior película Robson centraba la historia desde la perspectiva del propio boxeador, ahora será desde el punto de vista de un influyente periodista deportivo, quien conducirá las riendas del desarrollo de la acción al ser contratado por un promotor de combates falto de escrúpulos para que mediante una agresiva de marketing, publicite un nuevo y hercúleo boxeador argentino (personaje basado en el púgil italiano Primo Carnera), estableciendo una incisiva, naturalista y agria estampa de las corruptelas y personajes que rodean al pugilismo.

Rodada en los últimos años de la etapa dorada del cine negro, Más dura será la caída (1956) supone el último coletazo vital del icono por excelencia de un género que, como el western, vislumbraba su cénit en el horizonte y, precipitándolo con su fallecimiento un año después del estreno, dejó a La Meca del cine huérfana de su gran mito.




Se trata de una vuelta de tuerca cuyo resultado es una denuncia abierta que, si la ubicamos en el subgénero de "películas de boxeo", podríamos decir que rechaza ser una película de acción sin más, o una película de boxeo en la que se vanagloria de los mitos de un deporte en el que abundan más, si cabe, las miserias humanas. Esta denuncia, ataca directamente a la raíz del problema, las mafias que controlan el deporte y lo tienen convertido en un circo (excelente la alegoría de la caravana de Toro Moreno, el triste púgil manipulado, acompañada por una música de lo más circense), asegurando que el boxeo, la eterna lucha interpares ha perdido su esencia, sus valores, pasando a ser un mero negocio, fábrica de Hércules de plastilina de usar y tirar que no interesan a nadie, en la que los managers, entrenadores u ojeadores, a través de la farsa y el amaño, elevan al olimpo o empujan al infierno al boxeador en función de lo abultado que quede su bolsillo.




 “Más dura será la caída” de Mark Robson es una película notable. Una auténtica parábola sobre la integridad humana ante los efectos perversos de la corrupción y el desprecio por los otros. El dinero, maldito dinero, que todo lo quiere y todo lo mueve, termina por envilecer a quienes terminamos rendidos a sus pies. El mundo del boxeo, sirve para mostrar, como el negocio se construye sobre la manipulación, la burla y la trampa. Existe gente inescrupulosa y egoísta que fundamenta su bienestar en la desgracia de otros. El pecado no es el Diablo, sino la expresión de la maldad que los humanos somos capaces de producir sin que Dios parezca darse cuenta. Humphrey Bogart, con su estilo parsimonioso y sabio, que le dio fama y gloria, encarna a un periodista que pone a prueba su ética bajo los efectos de la necesidad. Nos alegra que dentro de los horizontes de una vida humana, ésta se encuentre orientada por una serie de valores y principios que nos permitan un mínimo de coherencia y esperanza. Este mensaje de integridad y decencia es el epicentro de “Más dura será la caída”.




Además, se agradece la presencia en la película de héroes de este deporte como Max Baer o J.J. Walcott, lo cual dice mucho de la veracidad de la historia y, encima, ambos están fenomenal. Desde luego, Bogart no pudo decir adiós de mejor manera.

Trailer:




Calificación: 5 de 6.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Por qué todos quieren a Jessica Chastain?



¿Por qué todos quieren a Jessica Chastain?

Esta pelirroja de Sacramento siempre quiso ser actriz y para ello fue a la escuela de arte dramático Juilliard de Nueva York en la que pudo estudiar gracias a una beca dada por Robin Williams. Sin embargo, los directores de castings tardaron en visualizar el potencial de esta magnífica actriz. A Jessica Chastain nunca la elegían y uno de los motivos para tirarla una y otra vez era el color rojo de su pelo... ¿A caso se habían vuelto locos? Fue a los 33 años cuando esta actriz demostró al mundo de la pasta que estaba hecha.Y hoy, es una de las actices más importantes de Hollywood.


La noche más oscura

Por ser la hija de puta que encontró a Bin Laden.

Efectivamente, ese momento del filme de Kathryn Bigelow en el que Maya, el personaje de Jessica Chastain, dice eso de "Soy la hija de puta que ha encontrado ese lugar" ha quedado en la memoria de los espectadores para siempre. Su papel en 'La noche más oscura' no solo le dio su segunda nominación al Oscar, sino también se convirtió en la primera mujer en 50 años en ser la protagonista de las dos películas más taquilleras durante el fin de semana, por el thriller de Bigelow y por la terrorífica 'Mamá'.


La desaparición de Elanor RIgby


Porque también es productora.

Al igual que Matthew McConaughey, Chastain se ha labrado su propio destino. La actriz de sacramento pertenece a esta nueva generación de actores que eligen muy concienzudamente los proyectos en los que trabajan, y si no hay buenos proyectos se los inventan. McConaughey se fabricó su papel en 'True Detective' asumiendo el papel de productor de la serie, y Chastein ha hecho lo propio con alguna de sus películas más independientes, como por ejemplo 'La desaparición de Eleanor Rigby', una trágica historia de amor entre ella y James Mcavoy contada desde el punto de vista de ella y desde el de él.


Criadas y señoras

Por hacerle sombra a la otras pelirrojas.

El pelo de color rojo parece ser la característica común de las grandes actrices de la actualidad. En un momento en el que Julianne Moore es la reina de Hollywood y la otra pelirroja, Emma Stone, es la princesa... El papel que ocupa Jessica Chastain es el de la mujer (pelirroja) más influyente de la industria. Lo es porque todos los años tiene un papel importante en una de las pelis importantes del año, este último en 'Interstellar', lo és porque ha trabajado con los mejores directores y lo es porque de las tres pelirrojas es la que mejor maneja el cine indendodnte americano.




Porque cualquiera no es Marilyn Monroe.

Después de acumular personajes protagonistas como el de 'La noche más oscura', Salome' con Al Pacino o 'La señora Julia' y secundarios tan maravillosos como la mujer de Michael Shanon en 'Take Shalter' o esa tremenda interpretación junto a Oscar Isaac en la última película de J.C. Chandor, titulada 'El año más violento', Jessica Chastain ha sido la elegida para interpretar a Marilyn Monroe en 'Blonde' del magnífico Andrew Dominik. Uno de los títulos más esperados del 2016, y que probablemente le de su tercera nominación al Oscar.





Por cuidar de los animales.

Además de su talento como actriz, de su capacidad para trabajar en los proyectos más interesantes y además también de su increíble belleza, Jessica Chastain ama a los animalitos y es vegana desde siempre, en gran parte por que su madre Jerri es chef de comida vegana. La actriz llegó a decir: “No quiero torturar nada. Intento vivir una vida en la que no contribuya a la crueldad en el mundo. Mientras esté en este planeta, quiero que todos los seres con los que me encuentre sepan que estoy agradecida de que estén aquí”. Además la actriz vive con Chaplin un perro de tres patas que rescató.

(Por Pedro Moral en Paramount Channel Spain)



jueves, 26 de marzo de 2015

Bend of the River (Horizontes lejanos) - (1952) - (Director: Anthony Mann)



Horizontes lejanos

Título original: Bend of the River

Año: 1952

Duración: 91 min.

País: Estados Unidos.

Director: Anthony Mann.

Guión: Borden Chase (Novela: William Gulick)

Música: Hans J. Salter.

Fotografía: Irving Glassberg.

Reparto:

James Stewart, Arthur Kennedy, Rock Hudson, Julia Adams, Lori Nelson, Harry Morgan, Jay C. Flippen, Chubby Johnson, Stepin Fetchit, Howard Petrie, Frances Bavier, Jack Lambert.
Género: Western.

Sinopsis:

Un pistolero que quiere alejarse de su pasado decide incorporarse a una caravana de granjereros que viaja camino de Oregón. Con la ayuda de otro compañero del "gremio" consigue mantener sanos y salvos a todos los miembros de la expedición, que consiguen llegar a su destino. Una vez allí se trata de comenzar una nueva vida, aunque eso no será fácil pues para empezar, pues ni siquiera tienen para comer.
Una de las películas más destacadas dentro de las varias colaboraciones que mantuvieron el director Anthony Mann y el actor James Stewart. Buenos personajes, acción de la buena y grandes interpretaciones. Pertenece al film la célebre frase "Nunca debimos abandonar el Mississippi", pronunciada por un simpático capitán de barco.





COMENTARIOS:

Brillantísimo western de grandes aires aventureros que nos regalan otra vez la gran pareja Mann-Stewart. Curioso lo de estos dos que en menos de tres años crearon tres auténticas obras de arte: Winchester 73, Horizontes Lejanos y Colorado Jim. Cada una totalmente diferente a la anterior y sin embargo a cual con más calidad.



La historia se centra en la redención de un antiguo pistolero, Glyn McLyntock (James Stewart), que merodeaba la frontera de Missouri y que cansado de esa vida alejada de la mejor condición humana se embarca en un viaje junto a un grupo de colonos hacia las nuevas tierras de Oregón donde pretende comenzar una nueva vida como ranchero y cultivador de la tierra. Ni que decir tiene que la primera aparición de Stewart cabalgando entre carretas ya es sinónimo de western importante. Glyn será el guía de la expedición a través de las escarpadas y salvajes tierras del noroeste americano. Aquí tomará protagonismo la fotografía y unos paisajes espectaculares que no dejarán de acompañar a nuestros personajes durante toda la historia.



Pero como buen film del lejano oeste las comparaciones entre comportamientos y los diferentes caminos que puede tomar la vida de un hombre se hacen patentes con la aparición de Emerson Colt (Arthur Kennedy) en cuyo duelo interpretativo con James Stewart sale como gran beneficiado el público. Con un personaje lleno de fuerza, sarcasmo y en ocasiones divertido Kennedy completa un dúo interpretativo perfecto. Destacar también en el reparto a un jovencísmo Rock Hudson y una bellísima Julia Andrew.

La película transmite con verdadera intensidad todo el poder de esas vastas extensiones de terreno, maravillandonos con los planos de los ríos, las praderas y las montañas, nos hace entender que hubiera gente que arriesgase todo lo que tenía para intentar mejorar sus vidas en la naturaleza, creando nuevas comunidades y nuevos estilos de vida en esos espacios abiertos, inexplorados y libres.



Aunque es típico de Mann sazonar sus historias con esta profundidad psicológica, creo que esta es su mejor película. Qué decir de Borden Chase, no tiene un sólo guión malo. Esos diálogos, esa complicidad entre los tres pistoleros a medio decidir entre la buena y mala vida, que se ve en su manera de hablar, la simultaneidad de movimientos, los chistes privados como el de los orioles o aquel de "¿Que te ha traído a la ciudad? Un caballo realmente cansado"

Creo que es un guión impecable entre otras cosas porque la acción progresa a través de las imágenes y de los diálogos, no se nos cuenta ni explica nada sino que lo vemos, lo deducimos y lo imaginamos. Un ejemplo, casi al principio, para caracterizar al protagonista, este no da explicaciones de su intención de cambiar de vida, no nos aburre con disquisiciones morales, en lugar de eso se produce el siguiente diálogo entre él y Emerson:

"-¿Glyn McLyntock convertido en ranchero? No puedo creerlo. ¿De qué demonios estás huyendo?
-De un tipo llamado Glyn McLyntock.
-¿Y qué sucederá cuando ese tipo te encuentre?".



Grandes momentos de acción en la cinta (se suceden emboscadas de indios, tiroteos con buscadores de oro, persecuciones, duelos personales, lucha contra los elementos y el terreno) completan junto a una gran dirección un entretenimiento impagable, una aventura emocionante y alguna que otra lección inolvidable que quedará en la memoria de los amantes de este género.

Quizás el western esté en estado crítico desde hace muchos años, quizás nunca más salga un western que como hace 50 años haga que la gente vaya en manadas a verlo al cine, quizás no vuelvan a haber actores de la talla de James Stewart y directores de la clase de Anthony Mann, pero amigos y amigas, lo que es seguro es que con películas como "Horizontes lejanos", el western siempre será inmortal.



"Obra maestra. Un prodigio de imaginación visual que retrata el paisaje como a un personaje más y una historia compacta, rigurosa y emotiva hacen de este western aventurero, que bucea en la hondura mítica de los personajes como sólo puede ocurrir en este género, una experiencia inolvidable".


Trailer:




Calificación: 6 de 6.

domingo, 22 de marzo de 2015

El Cine de Aventuras Colonial (The cinema of colonial adventures)





El Cine de Aventuras Colonial

Si Ud. ha leído Historia Universal, comprobará que el término "colonialismo", esa doctrina que propugnaba la conquista y el mantenimiento de colonias en beneficio de la "metrópolis" (que podría ser Madrid, Londres, París, Lisboa, etc.), siempre ha tenido un carácter peyorativo. Es probable que el motivo resida no solo que el colonialismo usualmente se ha llevado a cabo de manera abusiva y expoliadora, sino que ha sido dirigido mayormente sobre territorios del África o del Asia Sudoriental. En América el colonialismo no logró mantenerse en el tiempo. A partir de 1776 las 13 Colonias (Estados Unidos) se quitaron de encima la dominación británica, para comenzar a convertirse en una nueva metrópolis. Y durante el siglo XIX Latinoamérica hizo lo mismo, pero terminando (en el siglo XX) por comprobar como el colonialismo era reemplazado por imperialismo económico.



"Gunga Din"

El cine de aventuras colonial ha mostrado este mosaico geopolítico e ideológico haciendo énfasis, por supuesto, en la aventura pero bajo un férreo marco en los que el racismo y el imperialismo son conceptos indiscutiblemente aceptados (al menos durante la primera mitad del siglo XX que fue cuando se realizaron los filmes "clásicos" del ciclo). No sería difícil trazar un breve croquis para segmentar un poco el terreno y, de paso, sentar algunas divisiones interesantes. Identificar el cine de aventuras que tenga que ver con los conceptos anteriormente mencionados como perteneciente al sub-género "colonial" sería útil para subdividir el cúmulo de películas del tema según el escenario geo-político en el que estén ambientados. De ahí que nuestro tópico de "aventuras en la India colonial" esté al mismo nivel que el "cine de Legión Extranjera" (ambientado en el Sahara), "cine colonial africano" (que muestra luchas entre el ejército de Su Majestad y zulúes o sudaneses en armas), "cine de independencia norteamericana" (las batallas contra los "casacas rojas"), "cine de insurrecciones chinas" (Boxers, incidente del río Yangtzé, etc.).





El descalificar a todo un sub género por mostrarnos siempre la guerra colonialista desde el punto de vista occidental no tiene mucha sustancia cuando se comprende que las películas van dirigidas a un público occidental; un público que acepta que los cipayos prefieran el paternalismo blanco y que no se cuestiona el carácter malicioso de los insurrectos nativos. Si se pretende mayor objetividad política o histórica o más profundidad en el retrato de los nativos, hay una rica veta cinematográfica ocupada por filmes más ambiciosos como GANDHI (Gandhi-1982) de David Attenborough, PASSAGE TO INDIA (Pasaje a la India-1984) de David Lean, y varias de las películas del tándem James Ivory, Ismail Merchant y Ruth Prawer Jhabvala, pero, está claro, escapan al género que abarcamos en este artículo.





Bajo esta óptica se pueden apreciar filmes memorables como LIVES OF A BENGAL LANCERS (Tres Lanceros de Bengala-1935) de Henry Hathaway o THE FOUR FEATHERS (Las Cuatro Plumas-1939) de Zolta Korda. ¿Qué son odas al militarismo? ¿Qué plantean una división racista de buenos y malos? ¿Qué ofrecen un panorama simplificado e irreal del sistema colonialista inglés, detenido en el tiempo en la época de la Reina Victoria (luego Emperatriz), omitiendo las nuevas políticas sobre colonias, los cambios institucionales en la India o la puesta en marcha de la Commonwealth? Durante su época, diversas voces críticas se elevaron para poner un freno sobre el gusto masivo de este tipo de películas:

"Dios nos libre de hacer propaganda del heroísmo, pues es algo terriblemente peligroso y, si nos lo ofrecen, nos lo tragaremos como una bebida fuerte y embriagadora. Los alemanes y los italianos parecen estar bastante borrachos de él..."





Estas palabras, publicadas en la calma previa a la tormenta que significó la II Guerra Mundial, son bastante significantes, pero nada pueden hacer contra, por ejemplo, la espectacular escena del combate final de THE CHARGE OF THE LIGHT BRIGADE (La Carga de la Brigada Ligera-1936) de Michael Curtiz.

Luego de la Guerra y, debido al importante papel de la India como bastión de resistencia contra el Japón y apoyo de Gran Bretaña, se le permitió al país declarar su independencia en 1947. Esto ocurrió, también, gracias a la ingeniosa resistencia pacífica pergreñada por Mahatma Gandhi. Aún así, el cine prefirió seguir exaltando las gestas británicas del siglo XIX, pero dando roles un poco más dignos a los indios. El brío de estas películas de los años '50 ya no era el mismo que las de los '30. Sus escenas de batallas no contenían tantos extras, su espectacularidad era inferior... y bueno, tal vez, como los tiempos y los gustos del público cambian, también ese oficial inglés, apuesto, siempre bien peinado, galante y valeroso, que da todo por la Corona, pasó de moda.




De hecho, la última gran epopeya de aventuras, THE MAN WHO WOULD BE KING (El Hombre que pudo reinar - 1974), es la odisea de dos soldados ingleses que subyugan a las tribus del Kafiristán gracias a la treta de uno de ellos (Sean Connery) de hacerse pasar por un dios. Pero la jugada sale mal y solo sobrevive el otro (Michael Caine), contando su historia a un Rudyard Kipling (Christopher Plummer) que procederá a narrarla al público. Probablemente este sea el ejemplo más acabado de la aventura del colonialismo y también el más profundo, en su significación de la perecedera infalibilidad colonial, de cuántos ha dado el cine.

(Publicado por Gabol en Cine-clásico)

miércoles, 18 de marzo de 2015

Budd Boetticher (Director)



BUDD BOETTICHER

(1916-2001)

Oscar Boetticher Jr. nació el 29 de julio de 1916 en Chicago, Illinois (Estados Unidos). Era hijo de un empresario ferretero que consiguió amasar una gran fortuna en Evansville, Indiana, localidad en la que creció Budd.

De carácter inquieto y porte atlético, Boetticher cruzó la frontera en 1936 para iniciar una carrera como torero en México después de estudiar en la Universidad de Ohio y en la Academia Militar Culver, y de que una lesión impidiese su dedicación al fútbol americano, deporte en el que destacó en su etapa escolar. Gracias a un compañero de ese período estudiantil, Hal Roach, Budd Boetticher consiguió introducirse en el mundo del cine.




Su primer trabajo en Hollywood fue como asistente de director en “Sangre y arena” (1941), película dirigida por Rouben Mamoulian que co-protagonizaban Tyrone Power, Linda Darnell y Rita Hayworth. El ambiente del toreo en el cual se desarrollaba el film era idóneo para que Boetticher aportase sus conocimientos taurinos a Mamoulian en las escenas de lidia.

En esos primeros años de la década de los 40 Boetticher conoció los entresijos técnicos cinematográficos colaborando como asistente de varios directores, sea el citado Mamoulian, sea George Stevens en “El amor llamó dos veces”, o sea Charles Vidor en “Los desesperados” y “Las modelos”.

Su debut como director se produjo en 1944, cuando realizó las películas de bajo presupuesto “One mysterious night” (1944) y “The missing juror” (1944).
En 1946 contrajo matrimonio con Emily Erksine Cook, de quien se divorció en el año 1959.

Su revelación se produjo cuando dirigió y escribió “Bullfighter and the lady” (1951), un título producido por John Wayne que estaba protagonizado por Robert Stack y Joy Page.



Gracias a esta película fue nominado al Oscar en la categoría de mejor guión original.

Uno de los mayores logros de Boetticher fue la filmación de una serie de westerns de bajo presupuesto significados por desarrollos de personajes, motivaciones y situaciones clásicas del género, con una narración directa, sin florituras, y una puesta en escena que sirve para configurar el escenario y los hechos en pos del retrato psicológico de unos caracteres inmersos en su pequeño microcosmos, especialmente el héroe solitario que suele presidir sus títulos.

Protagonizados por un crepuscular Randolph Scott y escritos en su mayoría por Burt Kennedy, los westerns más importantes de Budd Boetticher son “Seven men from now” (1956), con Gail Russell y Lee Marvin, “Los Cautivos” (1957), con Maureen O’Sullivan, “Cita en Sundown” (1957), con Karen Steele y guión de Charles Lang, “Buchanan cabalga de nuevo” (1958), con Craig Stevens y texto de Lang, “Cabalgar en solitario” (1959), con Karen Steele, “Nacida en el oeste” (1959), con Virginia Mayo, Karen Steele y guión de Berne Giler y “Estación Comanche” (1960), con el protagonismo femenino de Nancy Gates.




Al margen de estos westerns con Randolph Scott, otros títulos de interés dirigidos por Boetticher fueron “El desertor de El Álamo” (1953), con Glenn Ford y Julie Adams, “Al este de Sumatra” (1953), con Jeff Chandler y Marilyn Maxwell, “Santos, el magnífico” (1955), con Anthony Quinn y Maureen O’Sullivan y “La ley del hampa” (1960), un excelente film de gángsters protagonizado por Ray Danton, Karen Steele y Elaine Stewart.

En los años 60 su carrera sufrió un grave retroceso debido a su obsesión por realizar un documental sobre la figura del torero Carlos Arruza, íntimo amigo del director.

El rodaje fue una odisea que terminó en tragedia con la muerte en accidente de tráfico del matador mexicano y el reposo de Budd Boetticher en un sanatorio mental tras desequilibrios nerviosos.

Boetticher relataría todos estos hechos en su libro autobiográfico “When in disgrace”.




El documental se estrenó en el año 1972 con el título de “Arruza”.

En 1960 se casó con la exuberante rubia Karen Steele, protagonista de muchas de sus películas. El matrimonio fue muy breve y el mismo año de la boda Boetticher contrajo matrimonio con Debra Paget, de quien se divorció en 1961. Diez años después se casó con la productora Mary Chelde.

A partir de la década de los 60, Budd Boetticher prácticamente no estrenó ningún título cinematografico, utilizándose en 1970 una historia suya como base para la película de Don Siegel “Dos mulas y una mujer” (1970), un film protagonizado por Clint Eastwood y Shirley McLaine.

Sorprendentemente a finales de los años 80 apareció como actor en “Conexión Tequila” (1988), un film dirigido por Robert Towne y co-protagonizado por Michelle Pfeiffer, Mel Gibson y Kurt Russell.

Budd Boetticher falleció a causa de un cáncer el 29 de noviembre del año 2001. Tenía 85 años.




El cine de Boetticher es austero, no sólo por la linealidad de los argumentos (que, en las memorables películas con Randolph Scott, relataban una y otra vez un viaje, porque, según el director, la mejor manera de mostrar el Oeste es viajando por él), sino por la planificación. Rodaba muy pocos planos y los metros imprescindibles de película, para que la productora, sin no le permitía hacer el montaje, no pudiera alterarla.

Cuando rodó «The bullfighter and the lady», contó con un montador de lujo, John Ford, que le quitó a la película cien metros. Boetticher no protestó, porque se trataba del mejor director del mundo. Pero aprendió la lección. A partir de entonces, rodó tan sólo lo necesario, acaso, en algunas ocasiones, el equivalente a cinco minutos más de proyección para cubrirse. Como trabajaba con grandes fotógrafos, como Charles Lawton, Gabriel Figueroa, Lucien Ballard y Russell Metty, no había peligro de tener que repetir la escena. Boetticher rodó muchas películas en quince días y le salieron muy bien.




Sus directores preferidos eran King Vidor, Frank Capra y George Stevens, y su fotógrafo, Lucien Ballard (que luego fotografiaría muchas películas de Peckinpah). Esto, y que hubiera tratado con Randolph Scott, a quien Peckinpah dirige en «Duelo en alta sierra», es, en mi opinión, lo que más le identifica con la evolución del «western». También, que trabajara con Clint Eastwood en «Dos mulas y una mujer», con guión de Boetticher, pero dirigida por Donald Siegel. Eastwood contribuyó como actor a la destrucción del «western» y como director, a devolverle su contención clásica.

Budd Boetticher es conocido como director de películas del Oeste, de toros y de gángsteres. En realidad, sólo rodó una película de gánsters, «La ley del hampa», pero se trata de una obra maestra de tal ponencia que resulta inexcusable referirse a ella cuando se habla de «cine negro». También dirigió estimulantes películas de aventuras, como «Al este de Sumatra», y hasta una curiosa versión de «Los tres mosqueteros», «The sword of D’Artagnan».

El mundo moderno le atrae poco («El asesino anda suelto», 1955) y su espacio natural es el del «western»; aunque el jefe seminola que interpreta Anthony Quinn en «Traición en Fort King» se parece mucho, con sus ropajes multicolores y el fondo de selva lujuriante, al jefe asiático de «Al este de Sumatra», interpretado por Quinn (quien aún haría otra película con Boetticher, «Santos el magnífico», interpretando a un torero mexicano).




A Boetticher le atraían los indios semínolas, porque constituían la única nación india que todavía no había firmado ningún tratado de paz con los Estados Unidos. Se hicieron pocas películas sobre ellos, aunque magníficas: la legendaria «Tambores lejanos», de Raoul Walsh, y la citada «Traición en Fort King» o «Seminole», su título original. Los seminolas son indios de Florida, al este de los EE UU, y tanto el filme de Walsh como el de Boetticher son «westerns» clásicos: lo que demuestra que el «western» tiene que ver menos con la geografía que con unas normas que condicionan al género.


Wayne-Scott-y-Boetticher



Filmografía:




One Mysterious Night (1944)





The Missing Juror (1944)

Youth on Trial (1945)





A Guy, a Gal and a Pal (1945)






Escape in the Fog (1945)






Assigned to Danger (1948)







Behind Locked Doors (1948)

Black Midnight (1949)






The Wolf Hunters (1949)

Killer Shark (1950)

The Bullfighter and the Lady (1951), y productor







The Cimarron Kid (1952)







Bronco Buster (1952)






Red Ball Express (1952)







Horizons West (1952)






City Beneath the Sea (1953)







Seminole (1953)







The Man from the Alamo (1953)







Wings of the Hawk (1953)







East of Sumatra (1953)

The Public Defender (1954) (TV)







The Magnificent Matador (1955)



Seven Men from Now (1956); Tras la pista de los asesinos







The Killer is Loose (1956); El asesino anda suelto





Decision at Sundown (1957)





The Tall T (1957); Los cautivos






Buchanan Rides Alone (1958)








Ride Lonesome (1959), y productor; Cabalgar en solitario (1959)







Westbound (1959)






Comanche Station (1960), y productor; Estación comanche







The Rise and Fall of Legs Diamond (1960); La ley del Hampa








Dick Powell's Zane Grey Theater (1960–1961) (TV)







A Time for Dying (1969), Un tiempo para morir