martes, 31 de julio de 2012

All the King's Men (El político) - (1949) - (Director: Robert Rossen)




TÍTULO ORIGINAL: All the King's Men

AÑO 1949
DURACIÓN: 109 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Robert Rossen.
GUIÓN: Robert Rossen,  (Novela: Robert Penn Warren) .
MÚSICA: Louis Gruenberg.
FOTOGRAFÍA: Burnett Guffey.

REPARTO:
Broderick Crawford, Mercedes McCambridge, John Ireland, Joanne Dru, John Derek, Shepperd Strudwick, Anne Seymour.

PREMIOS:
1949: 3 Oscars: Película, actor (Crawford), actriz sec. (McCambridge). 7 nominaciones.
1949: Globo de Oro: Mejor película: Drama.
1949: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película.

SINOPSIS:
Adaptación de la celebérrima novela de Robert Penn Warren, ganadora del Premio Pulitzer. Cuenta la historia del gobernador de un estado innombrado de EE.UU., desde que es un simple destripaterrones algo ingenuo, estudiante de derecho, pertrechado del idealismo de ayudar a los más desfavorecidos, hasta que fagocitado por los mecanismos del poder utiliza las mismas armas sucias de sus predecesores, aunque sea para lograr metas loables, como la construcción de un hospital. Le acompaña en su trayectoria un periodista, que ejerce en el film de narrador, que termina especializado en descubrir trapos sucios que ayuden al gobernador a conseguir sus fines.

COMENTARIOS:

“El Político”,  trata de un hombre que sueña desde su humildad hacer el bien, ayudar al pobre y luchar por él, luchar y trabajar a pesar de los golpes que va recibiendo en su camino, hasta que este hombre se infla de poder y se vuelve arrogante y cruel y utiliza su poder para su bien personal olvidando lo más importante, sus raíces.
Aplicable a la política estamos ante un tema arriesgado y muy complejo, critica a las cabezas que gobiernan nuestros países y de como éstos utilizan su poder para pensar en sus propios intereses y a veces utilizan los peores medios que se puedan imaginar, perdiendo todo tipo de humanidad y dignidad, así es nuestro hombre que nació en la humildad y acabó utilizando la mafia para llegar al poder.



La película es una crítica especial al mundo de la dialéctica y de como esta se utiliza para mover a las masas, a esas masas ignorantes capaces de hacer mucho ruido, una crítica al mundo que rodea la política y esa mafia que circula por la venas de la democracia, un tema aplicable a los años cuarenta y sin duda, a tiempos actuales.

¿Mesías o dictador?,  esta es una pregunta que surge de los diálogos de nuestros personajes, el guión está lleno de frases que invitan a la reflexión no solamente política sino humana, frases sabias que no da respuesta sino que nos invita a pensar sobre ello.


Seamos realistas, es un hecho totalmente fehaciente que todo político actúa según sus intereses particulares y de aquellos que financian sus campañas. Hoy en día, difícilmente vamos a encontrar una persone que realmente esté comprometido en la vida política por eñ bien del pueblo, eso sería estar viendo el mayor film de ciencia ficción. La película no aporta nada que ya no sepamos, no hay nada nuevo bajo el sol, hecho que hace la cinta pierda cierta ventaja de impactar o nuestro interés en ella. Sin embargo, estaríamos en un craso error, pues, aunque la cinta no aporte nada que ya no sepamos, ha sabido soportar muy bien el paso del tiempo y sigue siendo una muy buena opción como drama que atañe las conspiraciones políticas.

Hay que reconocerle el mérito a Robert Rossen de sacar una película que indudablemente debió ser muy controvertida y polémica cuando se lanzó en los cines, allá por 1949, siendo un tema totalmente nuevo, atrevido y desgarrador. Una obra maestra total y absoluta en la Historia del Cine, magistral radiografía de la condición humana a través de un mundo apropiadísimo para ello: la política. Rossen crea ese putrefacto e insolidario mundo político como una metáfora crítica del ser humano y narra un drama dónde el egoísmo, las contradicciones, la corrupción, la desintegración y el poder sobre las masas como autoafirmación de soberbia y existencia. Impresionante, perfecta, ejemplar y soberbia.

Tráiler:


Calificación: Obra maestra.

lunes, 30 de julio de 2012

Snabba Cash (Dinero fácil) - (2010) - (Director: Daniel Espinosa)


TÍTULO ORIGINAL: Snabba Cash

AÑO: 2010
DURACIÓN: 124 min.
PAÍS: Suecia.
DIRECTOR: Daniel Espinosa.
GUIÓN: Maria Karlsson (Novela: Jens Lapidus).
MÚSICA: Jon Ekstrand.
FOTOGRAFÍA: Aril Wretblad.
REPARTO:
Joel Kinnaman, Matias Padin, Dragomir Mrsic, Lisa Henni, Mahmut Suvakci, Jones Danko, Lea Stojanov, Dejan Cukic, Miodrag Stojanovic, Fares Fares, Annika Ryberg Whittembury, Joel Spira, Alexander Stocks .

PREMIOS:

2010: Premios Guldbagge (Suecia): Mejor actor (Joel Kinnaman), fotografía, logro - mención

SINOPSIS:
Los bajos fondos de Estocolmo son un sumidero al que han ido a parar todos los desechos de la sociedad sueca. Todos quieren defender su territorio y lucrarse a cualquier precio. La enigmática desaparición de una mujer, será el nexo de unión de tres criminales con un objetivo común: vengarse del gran capo Radovan. Jorge, JW y Mrado forman parte de la fisonomía de los bajos fondos de Estocolmo. Jorge está entre rejas, aunque en poco tiempo se fuga para cargarse al chivato que lo enchironó. Mrado se ve incapaz de compatibilizar su papel de matón yugoslavo con el de padre que lucha por la custodia de su hijita. Y JW conduce un taxi mientras intenta aparentar ser de una clase social a la que no pertenece. 

COMENTARIOS:


Tercera película del cineasta sueco de ascendencia chilena Daniel Espinosa, que adapta una novela de su compatriota el abogado y escritor Jens Lapidus. Su éxito ha sido tan fulminante que se habla de dos secuelas y un remake americano, con Zac Efron, y Espinosa ha sido fichado por Hollywood para rodar Safe House, con Ryan Reynolds y Denzel Washington.
Dinero fácil perfectamente podría formar parte de una especie de ciclo de thrillers europeos, con referencias a la Europa globalizada y de hecatombe económica, al tráfico de drogas y a la corrupción generalizada, al drama carcelario y a la pérdida de valores de las nuevas generaciones, con personajes salvajes y carnívoros, que abarcaría la francesa “Un profeta”, la italiana “Gomorra”, la austríaca “Revanche”, la rumana “Si quiero silbar, silbo”, la islandesa “Reykjavík-Rotterdam” o la danesa “Submarino” (todas ellas muy recomendables).

“Dinero fácil” tiene algunos elementos que lo diferencian del típico thriller americano, aunque las referencias del director son eminentemente norteamericanas. La acción no escatima en escenas violentas, o lo que es lo mismo, no tiene la mojigatería de cierto cine yanki: aquí hay sangre y disparos. Puede que los personajes no tengan la complejidad que debiera, pero al menos se nota un esfuerzo por dotarlos de cierta entidad: así, el protagonista JW queda dibujado como un hipócrita descarado que reniega de sus raíces y quiere escalar la cima del éxito utilizando atajos nada recomendables (la figura del arribista se presta a jugosas relaciones); y el resto queda descrito en una especie de tablero de ajedrez con ecos a las mafias albanesas, serbias y suecas.


Tampoco puede reprocharse a “Dinero fácil” ser una película previsible: de hecho, uno nunca sabe cómo avanzará la trama, e incluso su final puede calificarse de sorprendente. Todos ellos puntos a favor de una película apreciable que se mueve entre dos aguas: en primer lugar, ser un entretenimiento de acción pura y dura, un título llamativo para la taquilla, y por lo tanto con la posibilidad de saltarse las reglas de toda lógica y ofrecernos una trama pasada de roscas; y en segundo plano, la encubierta y a su manera muy presente crítica a esa burguesía sin estatus pero con traje, la misma que ha provocado el desastre económico del 2008.


Eso de 'igual pero diferente' nunca fue tan recurrente. Nótese que a "Dinero fácil" le interesa más saber cómo se forma el embrollo que el embrollo en sí mismo: en otras palabras, en cómo se articulan las relaciones de fidelidad, traición y dinero entre las mafias que en ofrecer un golpe adrenalítico. Quizás porque, aunque su dirección de fotografía imita las sacudidas de El ultimátum de Bourne, de habernos ofrecido un espectáculo tarantiniano, de mero impacto visual, la trama hubiera defendido a su protagonista. Es aquí cuando el film gana definitivamente la partida: nos avisa de que el dinero fácil no existe, y quien crea o diga lo contrario miente, y tarde o temprano pagará las consecuencias.


Tráiler:



Calificación: Excelente.


sábado, 28 de julio de 2012

Oscar et la dame rose (Cartas a Dios) - (2009) - (Director: Eric-Emmanuel Schmitt)





TÍTULO ORIGINAL: Oscar et la dame rose
AÑO 2009
DURACIÓN: 105 min.
PAÍS:  Belgica.
DIRECTOR Eric-Emmanuel Schmitt.
GUIÓN:  Eric-Emmanuel Schmitt.
MÚSICA:  Michel Legrand.
FOTOGRAFÍA: Virginie Saint-Martin.
REPARTO:
Michèle Laroque, Amir, Max von Sydow, Amira Casar, Mylène Demongeot, Constance Dollé, Simone-Elise Girard, Benoît Brière, Mathilde Goffart, Thierry Neuvic.
SINOPSIS:
Oscar es un niño de diez años que está internado en un hospital infantil. Ni sus padres ni los médicos se atreven a decirle la verdad sobre su enfermedad. Sólo Rose, la repartidora de pizzas, una mujer de bruscos modales, es capaz de ganarse su confianza y entretenerlo. Un día, le propone un juego: imaginar que cada día que pasa equivale a diez años, de modo que, en unos días, Oscar alcanzaría una larga vida. Además, para conseguir que el niño hable de sí mismo, lo anima a escribirle a Dios. En sus cartas, Oscar confiesa sus alegrías y sus penas, sus miedos, su primer amor, sus sensaciones ante el paso del tiempo. Así, entre Oscar y Rose se va fraguando una amistad muy particular. 
COMENTARIOS:
"Cartas a Dios", cuenta la historia de Óscar (el espectacular debut y frescura en la gran pantalla de Amir), un niño de 10 años afecto de leucemia que permanece ingresado en un peculiar hospital infantil, capitaneado por el Dr. Düsseldorf (siempre brillante Max Von Sydow, visto este año también en Tan fuerte, tan cerca de Stephen Daldry). En este hospital conviven niños con distintas dolencias: aparte de niños con cáncer, también con síndrome de Down (esa cariñosa niña que siempre solicita un beso), con macrocefalia por hidrocefalia (Eisntein, un amante del ajedrez), con obesidad mórbida (Palomitas, a quien se le describe como "98 kilos, 9 años, 1 metro 10 de alto por 1 metro 10 de ancho"), con enfermedad de Fallot, (la niña Peggy, su novia, de quien dice Oscar que tiene "la enfermedad azul y espera una operación del corazón que la vuelva rosa"), y otros más.

A Oscar, en su enfermedad, le duele más la falta de valentía y sinceridad de sus padres que su cáncer terminal, pues no son capaces de tratarle con normalidad y decirle la verdad: el gran dilema de la ocultación de la información a un menor. Casualmente se cruza en su vida Rose (magnética Michelle Laroque, en uno de los personajes más sorprendentes que se hayan visto en mucho tiempo), una brusca y antipática repartidora de pizzas, cuya pequeña empresa se llama Pinky Pizzas y va vestida con un llamativo traje rosa. Tras ese encuentro, Oscar pide que la "señora de rosa" venga a verle; aunque ella no quiere y lo hace por el negocio, finalmente entre ellos se establece una relación magnética, entre fantástica y espiritual. Rose propone a Oscar que viva los próximos 12 días (del 20 de diciembre al final de año) como si cada uno contase 10 años: será la manera de aprovechar intensamente una vida que se marchita, de enamorarse y de comprometerse, de revivir la inocencia de la niñez y las tribulaciones de la adolescencia, la brillantez de la década de los veinte o los crisis de los cuarenta, hasta llegar a los achaques de la ancianidad. Todo ello con simpáticos diálogos que surgen entre ese niño adulto y esa madre-amiga adoptada, intercalando sorprendentes escenas oníricas en el ring de luchadoras de pressing catch, así como los diálogos vibrantes entre Oscar y Rose (algunos diálogos de alto valor religioso…, con profundidad, con amor): - "Por qué no me dicen que me moriré?", dice Oscar. Y Rose le contesta: "Y para que lo quieres, si ya lo sabes". - Cuando cuenta los aspectos de cada día como si fuera un década diferente de la vida y llega a comentar: "Tengo 33 años, un cáncer, una mujer en el quirófano. Así que sé lo que es la vida. Tengo miedo"; o "Querido Dios, como mola la vida en pareja, sobre todo cuando te acercas a los 50 y has pasado mogollón de pruebas". - Las palabras de Rose son bruscas al inicio de la película, pero profundas hacia el final del metraje: "Usted no es Dios, su trabajo es reparar, es un hombre, sólo un hombre. Así que afloje un poco Dr. Düsseldorf, relaje esa tensión y no se dé tanta importancia. Si no, no podrá ser médico mucho más tiempo"; o su epílogo: "Querido Dios. Gracias por conocer a Oscar, Me ha llenado de amor para todos los años que me queden por vivir".
Rose será quien le sugiera a Oscar que le escriba cartas a Dios pidiéndole un favor cada día, pero favores de tipo espiritual (no materiales). Con esta trama, Éric-Emmanuel Schmitt trata de esquivar el sentimentalismo instalándose en el realismo mágico, y tratar el dolor por la pérdida inevitable de la vida de un niño con una dosis de fantasía e imaginación. Cartas a Dios se convierte en melodrama filosófico-existencial, un canto a la esperanza para los que sufren, desmitificando el tema de la muerte, dándole una perspectiva más espiritual y menos materialista. El esquema adoptado por Cartas a Dios es similar al de Vivir para siempre (Gustavo Ron, 2010), añadiendo una fotografía de colores luminosos y una banda musical (de Michel Legrand, con más de 200 composiciones musicales de películas en su haber) que trasmiten liviandad y ensoñación, con escapadas de la imaginación para ver plantear con otros ojos la emoción sobre el cáncer infantil.
Entrañable película que reflexiona de forma admirable sobre la realidad de la muerte. La verdad es que las películas que tienen esta temática pueden caer en la tentación de acabar en la sensiblería pura y dura, haciendo que la historia quede cursi y algo forzada. Pero no es el caso de Cartas a Dios. Se trata de una increíble historia de amistad entre un pobre niño destinado a morir por un cáncer y una mujer en la cual la pizza era su valor más preciado hasta entonces.
Al prestigioso escritor y dramaturgo francés Eric-Emmanuel Schmitt, se le conoce fundamentalmente por “El señor Ibrahim y las flores del Corán”, donde estaba muy presente el tema de la religión, como suele ser habitual en sus escritos. Ahora, dirige su segunda película tras “Odette”, una comedia sobre la felicidad. Schmitt adapta uno de sus propios textos teatrales, "Óscar y la dama rosa", que tuvo mucho éxito, sobre todo en su país natal.
Por último, ya que me podría estar aquí largo y tendido, destaca una banda sonora muy simple pero de enorme acierto, creando esa nostalgia y ese cariño propios del momento; las dos interpretaciones, en especial la de Michèle Laroque, son soberbias, ya que sin ellos la película se habría hundido. Su trabajo es encomiable. Por otro lado, el film tiene un claro sentido sobrenatural, viendo en todo momento la parte positiva de la muerte, y obviando el sufrimiento obligatorio que conlleva. He ahí otra de sus claves. La película sin duda arrancará más de una lágrima, te hará reflexionar sobre un tema muchas veces lejano, pero irremediable al fin y al cabo, y te hará coger cariño a Oscar, de modo que tú tampoco quieras despegarte de él. De nuevo Francia propone algo interesante: peliculón que no puedes dejar escapar.
Tráiler:

Calificación: Magnífica.

martes, 24 de julio de 2012

Duel in the Sun (Duelo al sol) - (1946) - (Director: King Vidor)



TÍTULO ORIGINAL: Duel in the Sun

AÑO: 1946
DURACIÓN: 138 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: King Vidor.
GUIÓN: Ben Hecht, David O. Selznick, Oliver HP Garrett (Novela: Niven Busch.)
MÚSICA: Dimitri Tiomkin.
FOTOGRAFÍA: Lee Garmes, Harold Rosson, Ray Rennahan.

REPARTO:
Jennifer Jones, Gregory Peck, Joseph Cotten, Lionel Barrymore, Walter Huston, Lillian Gish, Harry Carey, Charles Bickford, Otto Kruger, Herbert Marshall.

PREMIOS:
1946: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actriz (Jennifer Jones), actriz sec. (Lillian Gish)

SINOPSIS:
Pearl (Jennifer Jones), una joven mestiza es enviada a vivir a Texas, al rancho del estricto senador McCandless (Lionel Barrymore). La joven india llama la atención de los hijos del senador: el siempre educado y cortés Jesse (Joseph Cotten) y el salvaje e impulsivo Lewton (Gregory Peck). Pronto los dos hermanos rivalizan por el amor de la atractiva chica.

COMENTARIOS:

King Vidor había concebido está película como una especie de “Sólo ante el peligro” en su intensidad y en su sobria puesta en escena. Pero, el productor David O. Selznick, quería otro filme como “Lo que el viento se llevó”, con el cual pudiera complacer plenamente a su muy amada Jennifer Jones, la actriz que ya había puesto en la más terrible crisis al también actor Robert Walker, cuando decidió separarse de él. Y fue pues él, quien añadió la majestuosidad al filme, incluyó la escena de apertura, llamó a otros directores para que realizaran secuencias adicionales y contrató a tres de los mejores profesionales de Hollywood para que rodaran simultáneamente algunas escenas.
Selznick estaba obsesionado. Aumentaba el personal de reparto, las segundas unidades… todo lo bueno que encontraba lo ponía en la película. No economizaba en nada. Durante el rodaje, otros directores hicieron su parte: Otto Brower, William Cameron Menzies, Sidney Franklin. Estos dos últimos actuaban en pareja cuando se trataba de escenas que involucraban a los protagonistas. Franklin era bueno con los animales y Menzies se defendía muy bien en la acción. Dos días antes de finalizar el rodaje, Vídor se agotó ante el método irrespetuoso e intromisorio de Selznick, y renunció. William Dieterle fue llamado entonces y además de escribir para él algunas escenas adicionales como la apertura en el Salón Presidio, Selznick lo puso a rodar algunas escenas de las que ya Vidor había filmado. Y hasta Joseph von Sternberg, el gran director austríaco, fue contratado, finalmente, para que añadiera cualquier cosa que se le ocurriera. Al final, el crédito como director se le dió a Vidor quizás por aprovechar su renombre, pero la película debió atribuírsele al prepotente productor, quien metió las narices en todo lo que pudo, o mejor, al archifamoso Alan Smithee, por las razones que ya usteden saben.
Lo curioso es que de todo este manoseo, "DUELO AL SOL" resultó una buena película. Una tragedia pasional, con algo de Shakespeare y de su Rey Lear, que cuenta la historia del amor imposible entre el hijo de un gamonal, y una joven y sensual mestiza, que llega a vivir a su hacienda tras la muerte de su padre. Lewt (Gregory Peck en un rol bastante singular) es un hombre detallista, interesante, impredecible… y aferrado a su libertad por encima de cualquier deseo. Perla (una sugestiva Jennifer Jones) es una joven provocadora e indecisa, quien se aferra a Lew cuando lo siente despectivo ante el matrimonio. En el medio, está Jesse, el hermano galante y enamorado también de Perla, pero quien choca con la mentalidad prepotente de su padre, y termina expulsado del hogar cuando osa ponerse en su contra.
La fotografía y la puesta en escena son de un lujo fordiano y el drama pasional consigue interesarnos por la fuerza de los caracteres protagonistas. Al final, se queda con la sensación de una historia contada a catorce manos, pero que, contra todo, mantuvo la coherencia.
Una de las películas más famosas de la historia del cine, con todas las connotaciones grandilocuentes y excesivas que adornaban la figura de su productor –y esta vez también guionista– David O. Selznick (Lo que el viento se llevó).
Western de bajas pasiones, dominado por una cegadora fotografía en color y la música de Dimitri Tiomkin. Los hermanos Lewt (Gregory Peck en su rol de canalla simpático) y Jess McCanles (Joseph Cotten en plan ternurista) se enfrentaban por el amor de la exótica belleza Perla Chávez, encarnada por una Jennifer Jones sensual y sugerente. El presupuesto final, campaña de publicidad incluida, se elevó hasta los ocho millones de dólares, una salvajada en ese tiempo. Todo ello por los lujosos decorados en interiores y los gastos ocasionados por Selznick. Entre ellos el de despedir a King Vidor cuando éste se negó a filmar la romántica y sangrienta secuencia final. Narrada por Orson Welles.

Tráiler:


Calificación: Magnífica.

domingo, 22 de julio de 2012

Sunset Boulevard (El crepúsculo de los Dioses) - (1950) - (Director: Billy Wilder)



TÍTULO ORIGINAL: Sunset Boulevard

AÑO: 1950
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Billy Wilder.
GUIÓN: Charles Brackett, Billy Wilder, D.M. Marshman Jr.
MÚSICA: Franz Waxman.
FOTOGRAFÍA: John F. Seitz.

REPARTO:
William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim, Nancy Olson, Fred Clark, Jack Webb, Lloyd Gough, Cecil B. DeMille, Hedda Hopper, Buster Keaton, Anna Q. Nilsson, H.B. Warner, Franklyn Farnum.

PREMIOS:
1950: 3 Oscar: Mejor guión, dirección artística B/N, bso drama. 11 nominaciones
1950: Globo de Oro: Mejor película: Drama.
1950: National Board of Review: Mejor película.

SINOPSIS:
Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine.

COMENTARIOS:

Billy Wilder logró crear una obra redonda, una obra maestra en todos los aspectos con un reparto de actores, los cuales lograron interpretaciones de época. Hay que destacar el trío de ases de la película, interpretando a Joe Guillis, el mayordomo Max y la olvidada actriz de cine mudo Norma Desmond. Para mí es una película perfecta de principio a fin que esconde una dura crítica al mundo de Hollywood, un mundo que crea estrellas pero también puede llegar a destruirlas mediante el olvido y la ignorancia.
Y es esto lo que vemos aquí a través del personaje de Gloria Swanson, una actriz de cine mudo olvidada que vive en una mentira, en un engaño acentuado aún más por su mayordomo Max, que profundamente enamorado de ella no puede evitar complacerla y hacerle creer que todavía vive en ese mundo de estrella, un mundo falso, inventado. Del otro lado tenemos a Joe Guillis, un escritor de guiones que se encontrará por casualidad con Norma y a partir de ahí quedará atrapado por su mundo, su atmósfera decadente y por la actitud arrogante y desmedida de la actriz. El amor que Desmond sentirá por él nos conducirá a una gran tragedia, a un genial drama, brillante.
La película empieza por el final, con la escena de la piscina, y a partir de una voz en off, la voz de Guillis, nos iremos enterando de lo que ocurrió hasta llegar ahí. La relación entre ambos protagonistas es genial en la película. Guillis se mantiene a su lado por pena, por miedo a que la actriz, en un arrebato de locura y melancolía, se suicide y a su vez tenemos al mayordomo, inseparable de la actriz. Pero algo que hace aún más atractiva a la trama es la paralela historia de amor del escritor con una joven correctora de guiones, que se ha empezado a enamorar de él también. Guillis se encontrará en medio de dos polos, uno que lo atrae hacia Norma inevitablemente y el otro hacia la mujer de la que está enamorada pero él sabe que no puede corresponderla, que no la merece.
En definitiva, es una película entretenida, con momentos del mejor suspense, algunos momentos son sobrecogedores, algunos protagonizados por las apariciones de Max o la locura de Norma Desmond, que piensa que volverá a los escenarios. Quiero destacar sin ninguna duda los diálogos, brillantes y emotivos, un aspecto importantísimo y que hace a la película aún más grande, sus grandes diálogos. La película tiene un magnífico desarrollo, magnífico guión, y soberbias interpretaciones, su ritmo narrativo no decae en ningún momento, haciéndose más atractiva e intrigante a medida que nos acercamos al final, un final antológico y sorprendente que cierra una gran obra maestra, impecable e imprescindible de ver para los amantes del buen cine.
Valiente y magnífica revelación del sub-mundo de Hollywood. Impresionante comienzo para una película que perdura a pesar de los años, gracias a la prodigiosa forma de rodar de Billy Wilder, magníficas interpretaciones, en especial de una devaluada Gloria Swanson en su tiempo, con sus gestos y una mirada grandilocuente, que no es insufrible, más bien admirable y fascinante. Una de las obras maestras de Wilder, muy resistida por directores, productores y todo aquel que se resistía a la idea de quitar el velo y revelar su mundo, donde la perversión, el escándalo y la hipocresía convivía como un actor más que cumplía su papel para el bien de unos y mal de otros.
Wilder, en realidad nos cuenta una historia de las que se consideran como "cine dentro del cine", pero realizada de una forma en que realidad y ficción parecen entrelazadas de una forma muy inteligente y sutil, sirviéndose de los personajes de la trama. Para empezar la protagonista, Gloria Swanson fue al igual que su personaje una estrella del cine mudo y que también trabajó con Cecil B. De Mille. Eric Von Stroheim que interpreta al silencioso mayordomo, fue, al igual que su personaje, director de cine de la época muda, además de primer marido de Norma.

Con esta elección de personajes, Wilder sin duda pretendía hacer algo más tenue la línea entre realidad y ficción, de forma que muchas de los aspectos que aparecen en el film se pueden extrapolar perfectamente a la realidad. Así, bajo una trama que gira alrededor de una estrella de cine caída en el olvido, subyace una feroz crítica a la "fábrica de las estrellas", cuyos efectos vemos claramente en el personaje de Norma, un producto fabricado allí, pero a causa de su edad, ya no es útil. La crítica no es tanto para alguien en particular como algo general.
Lo cierto es que Wilder toca en este film temas tan generales como la llegada de los nuevos tiempos, junto con nuevos valores, asumir la pérdida de la fama, la vejez, la muerte, la ambición (sin duda el personaje de William Holden), etc. Todo ello planea a lo largo del film de una forma implícita. De hecho ninguno de los tres personajes principales, que no por casualidad, son los que acaban viviendo en la mansión, tienen connotaciones positivas, abarcando un amplio catálogo de caracteres que va del egoísmo a la megalomanía pasando por la antipatía y como mucho llegamos a sentir lástima de Norma. La puesta en escena es perfecta (de hecho Wilder no dejó nada al azar), con unos escenarios (los de la mansión sobretodo) que respiran decadencia por los cuatro costados, todo ello envuelto en la excelente banda sonora de Frank Waxman, que da la guinda a esta sórdida y negra historia, con unas interpretaciones que están a la altura.

Tráiler:

Calificación: Extraordinaria.

viernes, 20 de julio de 2012

This Property is Condemned (Propiedad condenada) - (1966) - (Director: Sydney Pollack)



TÍTULO ORIGINAL: This Property is Condemned

AÑO: 1966
DURACIÓN: 109 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Sydney Pollack.
GUIÓN: Francis Ford Coppola, Edith Sommer, Fred Coe (Obra: Tennessee Williams.)
MÚSICA: Kenyon Hopkins.
FOTOGRAFÍA: James Wong Howe.

REPARTO:
Robert Redford, Natalie Wood, Kate Reid, Charles Bronson, Mary Badham, Robert Blake, Alan Baxter, Dabney Coleman, John Harding.

SINOPSIS:

En la época de la Gran Depresión, la crítica situación de Dodson (Mississippi) empeora con la llegada de Owen Legate (Robert Redford), un funcionario del ferrocarril cuya misión es despedir a gran parte de los empleados locales. Alva Starr (Natalie Wood) es una joven muy hermosa y coqueta con muchos planes y ningún sitio a donde ir hasta que Legate aparece en su vida. Su aventura sentimental enfurece a la distante y despreocupada madre de Alva (Kate Reid) y enciende el deseo de venganza del pueblo.


COMENTARIOS:

Vidas en vía muerta....
"Propiedad condenada", se trata de un film de Sydney Pollack, inspirado en la obra teatral homónima de Tennessee Williams, de quien ya se habían llevado al cine, entre muchas otras, ‘El zoo de cristal’, ‘Un tranvía llamado Deseo’, ‘De repente, el último verano’, ‘La gata sobre el tejado de zinc’, ‘Dulce pájaro de juventud’ o ‘La noche de la iguana’. El discurso y también por el seguro celebrado escritor neorrealista, hurga siempre en la escoria social para extraer los argumentos de sus obras.
Si observamos la ficha técnica de “Propiedad condenada”, podemos constatar que en ella participan insignes profesionales, además del ya mencionado Tennessee Williams: Francis Ford Coppola, como coguionista, Sydney Pollack, Robert Redford, Natalie Wood,… En principio, sería previsible que la película fuera conocida por el gran público hoy en día, sin embargo, está bastante olvidada, en mi opinión, de forma injusta. Sin ser una obra maestra tiene muchos ingredientes de los que gustan a muchos espectadores: amores, odios, conflictos laborales y generacionales, mujeres despechadas…,

Como otras muchas películas desde los inicios de la historia del cine, “Propiedad condenada” comienza y termina con la imagen de unas vías del tren. Esos planos, que en otros casos tienen carácter metafórico, aquí son empleados para introducirnos en una historia en la que el ferrocarril juega un papel determinante en el desarrollo del argumento; en este caso como marco de conflicto laboral.
El film comienza en tiempos de la depresión americana, con el personaje de Mary Badham, quien encarna a Willie, la hermana pequeña de Alva, la protagonista, a quien da vida Wood. A modo de flashback se conoce la historia de cómo estas dos jóvenes habitan un pequeño pueblo sureño alimentado por los trabajos del ferrocarril. La madre de ambas, que regenta una pensión de dudosa reputación y que fue abandonada años atrás por el padre de las chicas, no tiene reparo en utilizar a sus hijas para animar el negocio o conseguir favores de los hombres importantes del lugar. Alva parece resignada a este tipo de vida, hasta que llega un forastero, guapo y cultivado, que le hace ver que existen alternativas.
La obra teatral, escrita por Williams en 1946, que únicamente constaba de un acto, no mostraba a Alva, sino que transcurría por entero entre el personaje de Willie, la hermana pequeña, y su interlocutor. El flashback fue introducido por Francis Ford Coppola y el resto de los guionistas, Edith R. Sommer y Fred Coe, en su adaptación libre.
Aun estando solo inspirada en el texto teatral, la película no escapa esta herencia, ya que transcurre en un escenario casi único, cuenta con secuencias muy extensas y da gran preponderancia a la palabra. Los diálogos son muy intensos, están escritos con enorme sabiduría y cuelan entre las aparentes confesiones cotidianas, grandes verdades dichas con inocencia. Son ese tipo de diálogo que da gusto escuchar, pero sin que su estilo literario les haga parecer irreales o ajenos al personaje que los pronuncia. 
La película está construida sobre varias metáforas que convierten el drama, ya por sí solo apasionado y conmovedor, en una narración de más profundo calado. Los personajes ya funcionan con esta doble lectura, sobre todo el de él, que personifica el cambio y las opciones de emancipación. La casa inhabitable, es decir, la “propiedad condenada” o mercancía dañada del título, representa a la protagonista, que ha quedado mancillada y no podrá cambiar de dueño. Los trenes funcionan como metáfora de la libertad, como oposición a ese encierro en el que viven las jóvenes –en los diálogos siempre se habla o se miente sobre viajar, sobre escapar de allí–. La luciérnaga también funciona como símbolo de ese rayo de esperanza que Willie aún mantiene y que el personaje de él le aviva.
Los actores están inmensos, en especial Wood, que cuenta con un papel harto difícil. De algún modo, me recuerda a la Holly Golightly de ‘Desayuno con diamantes’ (1961) porque es una soñadora que se mantiene risueña y positiva, a pesar de las condiciones deplorables en las que vive y ve crecer a su hermana.
Robert Redford incorpora a un hombre con una actitud contraria, ya que es sumamente realista. Su personaje, Owen Legate, como ya he indicado, representa al mundo urbano y moderno y no tiene nada que ver con los habitantes del pueblucho. Sin embargo, él no es la encarnación de todo lo bueno, ya que llega allí con una misión destructora de la que él solo es el emisario. Por culpa de la crisis, debe comunicar a la mayoría de los trabajadores del ferrocarril, es decir, la mayoría de los habitantes de esa aldea, que están despedidos. Este papel empresarial lo hemos vuelto a ver en películas como ‘Up in the Air’ o ‘Margin Call’, que también hablan de una crisis. Este hombre, que no es lo bastante frío como para ejercer su profesión sin escrúpulos y sin dejarse afectar por sus consecuencias, se contagia de la capacidad de soñar de la protagonista.
El mejor retrato de personaje puede ser el de la madre, interpretada por Kate Reid, una mujer amargada y abandonada, que paga sus envidias y frustraciones con sus hijas. Ejerce sobre ellas, más en concreto sobre la mayor, un fuerte chantaje emocional, que casi la obliga a prostituirse, sin ser consciente de lo que hace a su hija, pero sin mostrar tampoco ningún atisbo de conmiseración. En su descargo queda que habría sabido o podido darles otra vida, aunque hubiese querido.
En el último tercio, ‘Propiedad condenada’ sufre un brusco cambio, se abandona esa localización que parecía que iba a ser la única y la acción se traslada a Nueva Orleáns, ciudad que representaba para Alva la materialización de todos sus sueños. Dado el estatismo que venía habiendo hasta ahí, este cambio de lugar se percibe con extrañeza y hace pensar en que la película va a acabar. Sin embargo, todavía tiene mucho que contar.
Lo que llega más tarde, redondeado con la vuelta a las vías del tren de la obra teatral, en las que Willie le cuenta a su nuevo amigo la vida de su hermana, se me antoja tremendo. De nuevo se encuentra otra metáfora, pues los personajes de Redford y Wood, en una escena previa, salían del cine comentando ella que ojalá hubiese acabado bien: ojalá a la joven la quisiera su familia y no hubiese caído enferma. La niña, Willie, sobre las vías del tren, con el vestido que tantas veces le vimos a su hermana, te hace estremecer, por pensar que todo es cíclico y que nada se ha resuelto. Esa canción de los labios de ella, que demuestra que aún tiene esperanzas, pone la piel de gallina.
Si tenéis ocasión y os gusta el cine de Pollack, no os la perdáis. Es uno de esos pequeños tesoros que es un placer descubrir.










Tráiler:


Calificación: Excelente.

martes, 17 de julio de 2012

Johnny Guitar (Johnny Guitar) - (1954) - (Director: Nicholas Ray)



TÍTULO ORIGINAL: Johnny Guitar

AÑO: 1954

DURACIÓN: 110 min.

PAÍS: EE.UU.

DIRECTOR: Nicholas Ray.

GUIÓN: Philip Yordan (Novela: Roy Chanslor.)

MÚSICA: Victor Young.

FOTOGRAFÍA: Harry Stradling.

REPARTO:

Joan Crawford, Sterling Hayden, Scott Brady, Mercedes McCambridge, Ward Bond, Ernest Borgnine, John Carradine, Royal Dano, Ben Cooper

SINOPSIS:

Johnny Guitar, un jinete que lleva a su espalda una guitarra, llega a un pueblo situado en un paraje desértico, donde entra en una taberna regentada por Vienna, una carismática mujer, que fue su amante en el pasado. Una comitiva de vecinos del lugar exige a Vienna que cierre su local, pues la acusan de mantener una relación sentimental con Dancing Kid, el jefe de una banda de forajidos, que ha asaltado la diligencia. Por el lugar también deambula Emma Small, que sí está enamorada del tal Dancing Kid.

COMENTARIOS:

Uno de los títulos legendarios de la Historia del Cine, basado libremente en una novela de Roy Chanslor, que fue un tremendo éxito de público, aunque en su momento fue denostada por la crítica, por su falta de realismo en la puesta en escena y su estética colorista. Con el paso del tiempo, sin embargo, ha sido reivindicada como una obra maestra, sobre todo por los críticos franceses de Cahiers du Cinema, que fueron los primeros en reconocerle a Nicholas Ray la categoría de maestro del cine. Muchos analistas han señalado cierto paralelismo entre la presión a la que someten los lugareños injustamente a la protagonista, y la Caza de Brujas. Si era intencionada la referencia por parte de Nicholas Ray, que no fue perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas, lo cierto es que la realiza con una gran sutilidad y elegancia.

El principal mérito de Ray es que da la vuelta a las convenciones del western, sobre todo al dar el protagonismo a dos mujeres de carácter fuerte, algo que no se había visto en un género poblado de hombres rudos. Para ello, se apoya en el trabajo de dos grandes actrices, Joan Crawford y Mercedes McCambridge, en sus papeles más recordados. El director es capaz de narrar intensas pasiones y odios irrefrenables a través de las miradas, de forma soterrada. Los diálogos son todos memorables, aunque el film es especialmente recordado por las frases de una escena con Johnny y Vienna: "Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años".
El western romántico por excelencia. Una obra maestra absoluta. ¡Qué papeles los de Joan Crawford y Mercedes McCambridge! Hay que verla una y mil veces. Los clásicos de verdad son imperecederos.

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?

Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.

Johnny: ¡No te vayas!

Vienna: No me he movido.

Johnny: Dime algo agradable.

Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?

Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.

Vienna: Te he esperado todos estos años.

Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.

Vienna: Habría muerto si no hubieses vuelto.

Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.

Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.

Johnny: Gracias, muchas gracias.

Vienna: Como te he esperado, por qué has tardado tanto.

Una banda sonora fascinante, con un tema principal inolvidable, con unos secundarios en estado de gracia, una decoración de interiores magistral, donde destaca de manera poderosa la iluminación que parece que proviene directamente de los candelabros que adornan las paredes de piedra roja, que hacen que se acentúe el carácter barroco de la película, porque tanto el amor, el odio y las pasiones se describen en términos absolutos.
¿Es un western? ¿un romance? ¿un melodrama? ¿una tragedia de inconfundible tinte griego? ¿alguien podría clasificarla? No, no lo creo. Porque más allá de todo eso, “Johnny Guitar” es -fundamentalmente una película inclasificable. Una película demasiado grande para poder delimitarla tan fácilmente. Una película que trasciende las divisorias de cualquier tópico que se os ocurra para situarse, simple y llanamente, en ese sacrosanto tabernáculo en el que encontramos a los mejores films de todos los tiempos. 



Hay, sin lugar a dudas, algo mágico en ella. Algo mágico, hipnótico y adictivo. Algo que no te deja indiferente y que te induce a amarla o a odiarla con la misma intensidad. Quizás sea la penetrante mirada de Vienna, el enigmático pasado de Johnny, la magistral partitura de Young, su ineludible lectura cromática o ese desbordante torrente de aforismos con el que podrías empapelar tu casa. No lo sé. Posiblemente todo se deba a quien con tanto talento supo coordinar todos esos componentes. Nicholas Ray, un cineasta en estado de gracia cuya triste y agria mirada consiguió imbuir en este peliculón una atmósfera tensa, angustiosa, irrespirable. Una atmósfera que no da tregua al espectador en ningún momento y que lo lleva en volandas hasta la catarsis final. Y de ahí, a uno de los más románticos y estremecedores desenlaces del séptimo arte.

Como vulgarmente se dice, obra maestra.

Historia de amor- odio, odio-amor. Gran personalidad de la Crawford.

 “Johnny Guitar” el film, es como un gran amor al que nunca olvidamos.


Tráiler:




"Miénteme.."





Calificación: 6 de 6.