Título original: The World of Suzie Wong
Año: 1960
Duración: 129 min.
País: Reino Unido.
Director: Richard Quine.
Guión: John Patrick.
Música: George Duning.
Fotografía: Geoffrey Unsworth.
Reparto:
William Holden, Nancy Kwan, Sylvia Syms,
Michael Wilding, Laurence Naismith, Jacqui Chan, Lionel Blair.
Género:Drama.
Sinopsis:
Un maduro pintor norteamericano
que se encuentra en Hong Kong conoce a una joven prostituta china. Lo que
parecía un encuentro ocasional se va convirtiendo poco a poco en una historia
de amor.
Premios:
Hoy os quiero recomendar una película que sólo he visto una
vez, en mi juventud y considero una pequeña gran joya: El Mundo de Suzie Wong (1960),
película inspirada en el libro homónimo que Richard Mason escribió en 1957.
Dirigida por Richard Quine (La pícara soltera, Un extraño en
mi vida, Como matar a la propia esposa) y protagonizada por Nancy Kwan, William Holden y Sylvia Syms, narra la
historia de Robert Lomax (Holden) un aspirante a artista que decide vivir un
año en Hong Kong para comprobar si realmente puede vivir sólo de la
pintura. Puesto que sus recursos son
limitados, busca habitación en el distrito de Wan Chi donde se concentran las
prostitutas y los delincuentes callejeros pero el alquiler es realmente barato
por lo que no le importa. En el hotel donde vive conoce a Suzie Wong (Kwan) una prostituta de la que se enamora
perdidamente. Esta relación produce un
choque de culturas que da lugar a situaciones de lo más variopinto. A eso se le
añade el hecho de que Kay O’Neill (Sylvia Syms) la hija de un rico banquero se
enamora a su vez de Lomax e insiste en ayudarle en su nueva aventura como
pintor.
La recreación del Hong
Kong de los años 60 es realmente
espectacular y las tomas de los exteriores que aparecen al principio fueron
filmadas realmente en el Hong Kong de la época. La dirección artística corrió a
cargo de John Box (Doctor Zhivago, El Gran Gatsby) mientras que el diseño de
vestuario fue obra de Phyllis Dalton (Doctor Zhivago, La Princesa Prometida).
Dalton vistió a Nancy Kwan con diseños característicos de la
época (llamados qi-pao) en colores sólidos, con un corte que se ajustaba a las
curvas de su cuerpo como un guante y le aportaba un aire extremadamente
sensual. En el lado opuesto está Sylvia
Syms. Su personaje representa una dama de buena familia por lo que su vestuario
es una mezcla de trajes prácticos para el trabajo y elegantes vestidos de noche
en colores pastel.
La más bella muestra del talento creativo de un cineasta tan
humilde como lamentablemente casi olvidado. Richard Quine demostró que con un
sencillo pero conmovedor relato íntimo de dos personas de diferentes culturas
lograr lo que muy pocos cineastas han conseguido: la plasmación más hermosa del
nacimiento y evolución de un sentimiento anhelado por cualquier ser humano; en
esencia, el amor en su total plenitud, a través de un relato basado en
detalles, en lo que no se dice pero que el espectador observa, amparado en un
entorno foráneo para el protagonista pero tan enigmático como sugerente.
En muy pocas ocasiones el cine nos regala una obra de
auténticos sentimientos, sin concesiones de ningún tipo. Y es que lo esencial
del film es la huella que Quine deja en él que no es más que que la sencillez
de su argumento, de una forma tan hermosa de contarlo como las matizaciones de
sus intérpretes.
Quine demuestra su amor por el cine de una forma tan bonita como honesta,
transmitiendo al ánimo del espectador de forma clara y directa. ¿Cuál es su
secreto? Probablemente el hecho de dotar a sus personajes de una gran ternura y sensibilidad, incluyendo un gran respeto hacia aquellos personajes
que encarnan la intolerancia hacia formas distintas de entender la vida. Quizá,
con toda seguridad, esa maravillosa banda sonora ayude en buena medida a
envolvernos en esa mágica historia de amor adulto.
Sin embargo, tras todo ello
se esconde una reflexión (como también hiciera con "Un extraño en mi vida")
tan profunda como atemporal, que dota al film de unas cualidades muy difíciles
de superar: el descubrimiento de la auténtica realización personal, por encima
de cualquier otra consideración. Y he aquí lo sublime: junto a la riqueza
creativa, como si de cierta quinesia se tratara, la posibilidad de encontrar la
riqueza del alma. Qué gran satisfacción para el hombre poder darse de la mano
amor y creatividad. Sin duda alguna una de las mejores películas que han sabido
plasmar el amor en toda su magnitud.
De entre todos los innumerables momentos uno sobresale con
luz propia: la escena del reciente descubrimiento del amor en ambos,
manifestado en un abrazo que hace temblar el alma, tan tierno como profundo,
expresándolo todo. No hay palabras.
En esta película hay algo inexplicable, un aroma, una destilación de ciertos
perfumes cinematográficos perdidos hace tiempo, sujetos aquí y allá en unas
miradas, una fiesta de alta sociedad, bares ruidosos, algunas lágrimas o unas
lluvias torrenciales maravillosas...Hay algo en la película que huele a añejo,
a cine excelente, a momentos de química sabrosísima entre los dos
protagonistas. Yo no sé muy bien por qué la película deja un regusto
nostálgico, agradable, de clásico; incluso ciertas ganas de volverla a ver.
Porque, aunque todo sea imposible y casi totalmente falso, está claro que algo
se les escabulló entre los dedos a director y guionista, algo mágico. Y no sólo
puede ser la maravillosa banda sonora de Dunning, inexplicablemente poco
conocida entre los forofos de las bandas sonoras.
.
Por todo ello es de justicia reivindicar a Quine como se merece, volviendo a ver esta pequeña gran joya con el más bello de los recuerdos.
Trailer:
Calificación: 5 de 6
Una película inolvidable que me hizo sentir una infinita atracción hacia la protagonista. Y la quisiera volver a ver.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, la volví a ver hace poco y me resultó igual de fascinante como la primera vez. Nancy Kwan, maravillosa. La película es facil de conseguir en internet. Gracias y un saludo.
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