Título original: Fedora
Año: 1978
Duración: 114 min.
País: Estados Unidos.
Director: Billy Wilder.
Guión: Billy Wilder, I.A.L. Diamond (Relato:
Thomas Tryron)
Música: Miklós Rózsa.
Fotografía: Gerry
Fisher.
Reparto:
William Holden, Marthe Keller, Hidegard Knef,
José Ferrer, Frances Sternhagen, Mario Adorf, Stephen Collins, Henry Fonda,
Michael York, Hans Jaray.
Género: Drama.
Sinopsis:
Fedora, una famosa actriz,
fallece en París atropellada por un tren. En su funeral, un productor de cine
recapacita sobre los hechos ocurridos en las dos últimas semanas y se pregunta
hasta qué punto podría él haber influido en su muerte. Todo empezó cuando fue a
Corfú para verla y descubrió que vivía en una isla privada con una enfermera,
una anciana condesa y el cirujano plástico que conseguía mantenerla con una
asombrosa apariencia juvenil.
COMENTARIOS:
Billy Wilder nos legó una sabia
reflexión sobre la vida y el cine con esta “Fedora”, una producción
franco-alemana que no tuvo ningún éxito, pues como muy bien afirma la
protagonista: “El lenguaje del cine ha cambiado, ahora se hace un «cinema
verité»”. Wilder pretendía seguir haciendo cine clásico, pero la crítica y el
público le habían dado la espalda. No podía trabajar en América por su avanzada
edad, las aseguradoras no querían correr riesgos o pedían cifras desorbitantes
para asegurarlo por su precaria salud. Uno de los más grandes de la historia
del cine era denostado y arrinconado en vida, su tiempo había pasado.
La película podría considerarse
en cierta forma, un remake de “Sunset Bulevard” 1950, también de Billy Wilder,
pues ambas narran el declive de una gran diva del cine y con el mismo actor
William Holden, en esta es un productor independiente, en la anterior un
guionista sin suerte. Un melodrama sombrío lleno de misterio y glamur, de
nostalgia por unos tiempos pretéritos, basado en uno de los cuatro relatos que
componen “Crowned Heads” última de las novelas de Thomas Tyron.
En su segunda radiografía acerca
del mundo del cine tras la magistral “El Crepúsculo de los Dioses”, Wilder nos
acerca a Fedora, una actriz que como en el caso de la inolvidable Norma Desmond
está retirada de ese cine que se ha hecho pequeño. Aunque las dos comparten esa
mirada pesimista y desesperanzada, “Fedora” no es una historia de Hollywood.
La isla de Corfú donde vive
retirada Fédora queda lejos de Hollywood, aunque no de sus vanidades. A
diferencia de Norma, Fédora no se retira del cine por el olvido de esta
industria siempre a la búsqueda de sangre fresca, sino que lo hace en la
cúspide de su carrera, lo que a primera vista podría hacernos recordar a una
recreación de la gran Greta Garbo. Pero estamos ante una película de Wilder,
por lo que la trama es retorcida y descarnada.
“Fédora” es una tragedia; pero en
este caso la mirada de Wilder no sale de los límites de este personaje, sino
que con un bisturí afilado nos abre la caja de Pandora que oculta el precio de
la fama... un precio que para esta industria siempre pasa por el de la
juventud, y es en esas mazmorras tortuosas a donde Wilder nos lleva de paseo.
De hecho, la película la podemos contemplar como una recreación del mito de
Frankenstein (hay una secuencia memorable que recrea a “La novia de Frankenstein”),
pues entre esas aguas luminosas se esconden un fango turbio, terrorífico.
Narrada, igual que en el
Crepúsculo en base a una serie de “flashbacks”, es en esa estructura donde la
película cojea un poco, sobre todo en su parte final. A diferencia de la
arriesgada, pero inteligente apuesta, de Wilder en “El Crepúsculo de los
Dioses” donde un muerto nos hablaba de los “muertos en vida”, aquí serán los
vivos quienes desgranen todo lo que lleva a Fédora a su trágico final. El
problema es cómo introduce el “giro”, la sorpresa que cambia radicalmente todo
lo que hasta ese momento hemos visto. Está integrada de un modo tan precipitado
que recuerda a las típicas secuencias donde Hércules Poirot da cuenta de quién
es el asesino; pero mientras que en Agatha Cristhie no queda otra resolución
que esta por lo que es admisible, aquí hemos asistido a una tragedia, a un
cuento gótico, por lo que toda esa parte “chirría” un poco en el conjunto de
esta película, aunque hay que decir a su favor que consigue, tras la oportuna
reflexión que siempre dejan sus películas, que nos acerquemos a la profundidad
de ese drama.
Como no podía ser menos, en una
película que trate sobre el cine, el maestro aprovechó la oportunidad para dar
unos cuantos puñetazos y alguna que otra caricia. La mayor paliza se la lleva
ese cine que aparta al maestro de la realización (sólo volvería a rodar una vez
más en 1981: “Aquí un amigo”), profetizando en 1978 todo el cine que
actualmente domina las pantallas.
Aun así “Fédora” es la película
de un maestro; sólo por eso merece la pena acercarse a esta obra que bien
merece una revisión.
Trailer:
Calificación: 3 de 6.
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