A principio de los años cincuenta, en Gran Bretaña, nace un nuevo movimiento llamado Free Cinema, fundado por un grupo de jóvenes realizadores. Aunque de vida efímera, el Free Cinema sentó las bases de un cine social que nunca ha dejado de cultivarse en el Reino Unido
Reaccionando frente a la tradición cinematográfica británica, un grupo de autores propuso, a principio de los años cincuenta, una renovación de estas actividades, atendiendo en mayor grado a los temas que interesaban a las clases mas populares, ese conjunto de creadores recibió el nombre de “ los jóvenes airados”, siendo uno de sus principales activistas e impulsores el escritor John Osborne, En torno suyo, fueron reuniéndose varios cineastas, influidos por las nociones puestas de actualidad por “ la “Nouvelle vague” francesa. Su intención de elaborar un cine socialmente comprometido que dio lugar a la corriente denominada “British Social Realism” (realismo social británico), también llamado Free Cinema, que no era sino un modo de reaccionar a la artificialidad narrativa de Hollywood.
El «free cinema» se encuadra dentro de una estética contestataria, insatisfecha con la sociedad en que vive; plantea las inadaptaciones sociales que ocasionan la vida en las grandes ciudades industriales y la soledad del hombre contemporáneo en ellas. Su espíritu social es el de reacción contra las estructuras industriales imperantes, argumentos entre otros, por lo que se le puede considerar situado en el tipo de cinematografía que estamos analizando. El free cinema inglés es también llamado “cine libre”, o lo que es lo mismo, contra todo tipo de ataduras del tipo social que no permiten al sujeto actuar con libertad, y lo ancla fuera de toda coacción formal, moral o política. Su contenido trasmite un mensaje basado en la lucha contra el establisment ingles, que imperaba en la sociedad de ese momento. Ahora bien, el cambio germina con los propios sujetos, interpretados bajo un prisma individualista y social a la vez, fomentando el acercamiento uno por uno de todos los sujetos anónimos de la sociedad, a través del cine.
Entre los defensores de la nueva tendencia figuraban los críticos de las revistas “Séquense” y “Sight and Sound”, quienes propusieron como pauta el largometraje “Un lugar en la cumbre” (1959) de Jack Clayton.
Los fundadores de “Séquense” eran Lindsay Anderson, Gavin Lambert, Tony Richardson y el checo Karel Reisz, y entre sus principales intenciones figuraba la puesta en práctica del manifiesto inaugural del grupo, publicado en 1957. Muy conocido en el ámbito teatral, Anderson rodó varios documentales que recogían los principios del movimiento, entre ellos figuran Foot and Mouth (1955) y Every Day Except Christmas (1957).
K.Reisz de origen checo, publicó en Séquense y Sight and Sound varios artículos en torno a la narración cinematográfica. Como fruto de ese interés, dio a conocer en 1953 su libro “The Technique of Film Editing ” escrito junto a Gavin Millar. Junto a Richardson rodó el documental Momma don’t Allow (1955). Posteriormente estreno We are the Lambert Boys (1959), antes de realizar su primer largometraje de ficción Saturday Night an Sunday Morning. Títulos posteriores a su carrera, como Isadora (1969), The Gambler (1974) y The French Lieutenant’s Woman (1981), escapaban del ámbito del Free Cinema.
Toni Richardson era director teatral, había trabajado en la BBC como productor entre 1952 y 1955. en 1956 John Osborne estrenaba la obra teatral “Mirando hacia atrás con ira” en la que Richardson se encargaba de dirigir la puesta en escena, filmó luego su adaptación cinematográfica en 1959, a las que siguieron nuevas muestras del Free Cinema como The Entertainer (1960), a Taste of Honey (1961), The Loneliness of The Long Distance Runner (1962).
A pesar de que en algunos estudios y filmografías son citados, directores como Richard Lester, Joseph Losey, Basil Deardem, Clive Donner, Jack Clayton y Ken Loach nunca pertenecieron a este movimiento.
Cierto es que la influencia del Free Cinema nunca a desaparecido del cine británico, entre sus más importantes herederos figuran Ken Loach, Stephen Frears y Mike Leight. En la década de los 80 se generó una escisión casi esquizofrénica. Por un lado, un cine “oficial” británico sobre las clases altas: Carros de fuego, Gandhi, Retorno a Brideshead o las recreaciones de la Inglaterra eduardiana a cargo de James Ivory como Una habitación con vistas o Regreso a Howard’s End. Por otro, un cine proletario “de resistencia” que mostraba una sociedad multicultural y se centraba en los sectores hasta entonces marginados, desde las minorías étnicas hasta la cultura gay: Trabajo clandestino (1982), Si estuvieras aquí (1987) o Mi hermosa lavandería (1985), Sammy y Rosie se lo montan (1987) y Ábrete de orejas (1987), la trilogía que hizo célebre a Stephen Frears. Era también el combate entre las películas de gran presupuesto que aspiraban a conquistar Hollywood arrasando en los Oscar y unas producciones de corte independiente, en gran parte auspiciadas por la política de producción de la cadena Channel Four. En definitiva, la nostalgia por el pasado frente a la constatación de los problemas y tensiones del presente, precisamente en un momento en que la cuestión social estaba más candente que nunca.
No es casualidad que durante aquellos fundamentales años 80 los dos cineastas sociales más populares del cine británico, Ken Loach y Mike Leigh, ya estuvieran en activo. Loach, de hecho, era un veterano con un par de emblemáticos títulos del cine social rodados ya en los 60, Poor Cow (1967) y Kes (1969). No fue hasta la década de los 90 cuando empezó a ser conocido por el gran público gracias a Riff Raff (1990), Lloviendo piedras (1993), Ladybird Ladybird (1994), Mi nombre es Joe (1998) o Sweet Sixteen (2002), enojadas crónicas sobre la condición de la moderna clase obrera británica. Más sutil y con un soterrado sentido del humor, Leigh ha ofrecido en La vida es dulce (1990), Indefenso (1993) o Secretos y mentiras (1996) el irónico retrato de una working class sumida en todo tipo de contradicciones.
FILMOGRAFÍA:
Mirando hacia atrás con ira (1958) de Tony Richardson.
El animador (1960) de Tony Richardson.
Sábado noche, domingo mañana (1960) de Karel Reisz.
Un sabor a miel (1961) de Tony Richardson.
La soledad del corredor de fondo (1962) de (Tony Richardson.
Billy, el embustero (1963) de John Schlesinger.
El ingenuo salvaje (1963) de Lindsay Anderson.
Tom Jones (1963) de Tony Richardson.
Darling (1965) de John Schlesinger.
Morgan, un caso clínico (1966) de Karel Reisz.
Lejos del mundanal ruido (1967) de John Schlesinger.
La última carga (1968) de Tony Richardson.
If... (1968) de Lindsay Anderson.
Un hombre de suerte (1973) de Lindsay Anderson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario