La invasión de los
ladrones de cuerpos
Título original: Invasion of the Body Snatchers.
Año: 1956
Duración: 80 min.
País: Estados Unidos.
Director: Don Siegel.
Guión: Daniel Mainwaring (Relatos: Jack Finney)
Música: Carmen
Dragon.
Fotografía: Ellsworth
J. Fredericks.
Reparto:
Kevin McCarthy, Dana Wynter, Larry Gates,
Carolyn Jones, King Donovan, Virginia Christine, Tom Fadden, Guy Way, Sam
Peckinpah.
Género: Ciencia
ficción.
Sinopsis:
Miles Bennel, médico de Santa
Mira, una pequeña localidad californiana, investiga el comportamiento de varios
de los lugareños, que según sus familiares se comportan como otra persona. Clásico del cine de terror,
basado en una novela de Jack Finney.
COMENTARIOS:
La década de los cincuenta, fue
generosa para los géneros de ciencia ficción y serie B. Y uno de los directores
que aprovechó esta tendencia, aunque no se le recuerde especialmente por ello,
fue Don Siegel.
En plena Guerra Fría, era fácil
que los argumentos de las películas trataran de invasiones extraterrestres, o grandes
amenazas para la sociedad actual. Y, sin duda, una de ellas es La invasión de
los ladrones de cuerpos, de 1956.
Pese a que a Don Siegel se le
recuerda por películas mucho más posteriores a esta, como “Código del hampa”,
“La jungla humana” o “Harry el sucio” por decir sólo tres, podríamos decir sin
miedo a equivocarnos que de sólo haber dirigido con acierto este clásico de la
ciencia ficción y del terror entre toda su filmografía (cosa que no es así ni
de lejos) ya sería merecedor de una ovación cerrada.
Película de serie B que realizó
con actores de los digámoslo así, segunda fila (aunque a mi parecer lo que les
faltó fue la suerte que sí tuvieron otros) y con un guión que se basaba a su
vez en un relato de Jack Fenney, Siegel realizó en 1956 “Invasion of the body
snatchers” una obra maestra del género que ha envejecido a las mil maravillas,
sigue tan actual como el primer día.
"No quiero un
mundo sin amor, sin dolor o sin belleza: prefiero morir"
El fragmento de diálogo arriba
citado resume perfectamente lo que es la esencia de este magnífico film.
Apología preciosa de la importancia de aquello que es consustancial al ser
humano y lo define: su capacidad para sentir. Ya sea amor, odio, la felicidad más
exaltada o el sufrimiento más profundo; esto es lo irrenunciable e inherente a
la naturaleza humana, esto es lo que distingue a alguien vivo de un simple
cadáver (o de un cuerpo robado). He de resaltar que me parece especialmente
impactante (y magistral) que se mencione que es mejor morir a experimentar un
mundo sin dolor. De hecho sólo esta palabra suelta en medio del guión hace que
se eleve a cumbres que otros films siquiera vislumbran. No hay mayor forma de
homenajear la emoción que anteponer la sensación más aversiva que un ser humano
puede experimentar al mero hecho de no sentir. Cualquiera preferiría morir a
vivir en un mundo sin amor o sin belleza, pero pocos veneran tanto los
sentimientos como para descubrir que incluso el sufrimiento es preferible a la
ausencia de los mismos.
Por otra parte, mencionar que en
el primer visionado no percibí ni por asomo nada vinculado a la caza de brujas,
y, de hecho, por muy justificado que esté este punto de vista, me parece un
error inducir esta idea y erigirla como definitoria del film; como si realmente
este clásico lo fuese en la medida en que es metafórico de la situación
política estadounidense de la época. Esta película es maravillosa porque evoca
lo eterno (la emocionalidad del ser humano, como dije anteriormente) y lo hace
de una forma pavorosamente coherente, a través del magnífico punto de partida
formulado con el "mi madre no es mi madre" o "mi tío no es mi tío"
según el caso, y el enorme miedo que esto suscita en sus allegados. El terror
indescriptible de quien nota que sus seres queridos carecen de aquello que los
define y que lo perciben inequívocamente aún a falta de pruebas exteriores que
lo respalden, quedando profundamente perturbados a causa de ello.
De la misma manera que yo, al ver
el film por segunda vez, he descubierto que, en efecto, existen comentarios y
situaciones que fácilmente se pueden interpretar como claros mensajes de
contenido político, tengo que decir que me parecería atroz que nadie, una vez
haya visto este u otros comentarios alusivos a la naturaleza emocional del
film, niegue su central presencia y su vinculación directa y necesaria con la
trama. En cualquier caso, e independientemente de lo que vea cada uno, todos
podemos ser perfectamente felices asumiendo que dentro de este magnífico
ejercicio artístico se simultanean varios niveles de lectura y temática que no
tienen por qué excluirse entre sí y que sólo enriquecen aún más el conjunto,
evidenciando que estamos sin duda alguna ante un clásico entre clásicos y un
verdadero film de ciencia ficción, terror o como quiera tan
distinto a los sucedáneos de hoy en día como maravilloso y profundamente
conmovedor.
Aunque es evidente que carece de
presupuesto, Don Siegel logra una atmósfera angustiosa y opresiva. El cineasta
se luce en secuencias como la de la autopista, en la que el protagonista trata
de alertar a los conductores.
Sam Peckinpah es asistente de
dirección, colabora en el guión e interpreta un papel muy breve. Se han
realizado tres "remakes" del film: Philip Kaufman-1978, Abel
Ferrara-1993 y Oliver Hirschbiegel-2007.
La música, de la compositora
californiana Carmen Dragon, aporta una partitura intensa, de bajos profundos y
agudos vibrantes, que genera sentimientos de terror. La fotografía, de
Ellsworth Fredericks, hace uso de la estética visual propia del cine negro. Buenas
interpretaciones. Admirable film de culto.
Trailer:
Calificación: 5 de 6.
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