domingo, 23 de septiembre de 2012

Eu cand vreau sa fluier, fluier (Si quiero silbar, silbo) - (2010)





TÍTULO ORIGINAL: Eu cand vreau sa fluier, fluier

AÑO: 2010

DURACIÓN: 94 min.

PAÍS: Rumanía.

DIRECTOR: Florin Serban.

GUIÓN: Catalin Mitulescu, Florin Serban (Obra: Andreea Valean).

FOTOGRAFÍA: Marius Panduru

REPARTO: George Pistereanu, Ada Condeescu, Mihai Constantin, Clara Voda-

PREMIOS.

2009: Festival de Berlín: Gran Premio del Jurado.

2010: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor actor (George Pistereanu.)



SINOPSIS:

Cuando faltan dos semanas para que Silviu salga de un centro de detención de menores, recibe la visita de su hermano pequeño, que le cuenta que su madre, que acaba de llegar de Italia, quiere llevárselo con ella. Silviu tiene razones para tratar de impedirlo por todos los medios. Mientras tanto, se enamora de una chica de un grupo de estudiantes de sociología que va al centro a hacer prácticas.

COMENTARIOS:

Ganadora del premio especial del jurado en el Festival de Berlín del 2009, para más inri representante de Rumanía para los Oscar, la ópera prima de Florin Serban es la historia de amor entre dos hermanos en clave thriller. Silviu, nuestro protagonista, está dispuesto a abandonarlo todo y a hacer cualquier cosa para que su hermano pequeño no tenga su mala suerte. Encerrado desde su reformatorio, Silviu pondrá en jaque a todas las autoridades, y el espectador se verá inmerso en una trama tensísima. Silviu mira, respira y camina, todo mientras la cámara lo persigue al más puro estilo dardeniano. Si algo comparte con todas sus compatriotas cinematográficas es el magnetismo de una historia de violencia y corrupción que también puede leerse en clave social. Por ello, uno de los máximos aciertos de la cinta es reducir al máximo tanto su historia como sus diálogos: dejar al espectador sin información es la mejor estrategia para que el giro de trama final llegue a nuestros ojos con toda su virulencia. Si se sabe ir más allá, “Si quiero silbar, silbo” puede interpretarse como el cuento de un despertar sexual teñido de rojo, o una llamada de atención rebelde y adolescente a las adormecidas autoridades policiales). También una indirecta descripción de la Rumania decadente de hace dos décadas, marcada por el camino de esos dos hermanos (el primero es consciente de sus limitaciones, mientras que el segundo, como cambio generacional y también social, puede 'salvarse' dentro de la lógica de la historia). Este cuento de expiación y sacrificio explota en la pantalla gracias sobre todo a su actor protagonista, un George Pìstereanu.

Si el valor de una película se calculara por su relación calidad/precio está claro que esta se llevaría un 10 muy merecido. Si tenemos en cuenta que la ayuda institucional a todo cine Rumano está mucho por debajo de cualquier de las indemnizaciones que se han llevado estos ilustres rateros de la banca española el mérito se incrementa como una típica burbuja inmobiliaria.

Hecha la bromita, hay que decir que la cinta nos narra un drama de reformatorio que está a la altura de "Un profeta" si tenemos en cuenta su fortaleza y contundencia, a la vez que también me recuerda la angustia de "La soledad del corredor de fondo". A partir de una propuesta sencilla y muy típica (la vida de un joven residente para superar cualquier obstáculo y humillación para conseguir proteger a su hermano) se nos muestra toda una serie de imágenes y escenas sugerentes con unos diálogos mínimos -incluso en exceso- que van perfilando, con una historia de amor incluida, un final necesariamente dramático pero digno y lleno de sentido para el protagonista.

La obra, a pesar de ser la ópera prima del joven director Florin Servan, llega avalada por máximo galardón al Festival de Berlín y por ser candidata a los Oscars. A destacar la magnífica interpretación del joven protagonista y el ritmo de guion que no permite ningún descanso a pesar de que los diálogos no sean más que los imprescindibles. La cámara con sus movimientos y encuadres nos permite ser partícipes de casi cada una de las respiraciones y angustias del protagonista hasta el límite de meterte en su piel y "entender" su expiación. Y éste, a mi parecer, es el gran mérito de la cinta: hacerte sentir todos los miedos de un joven que la vida ha maltratado de una forma brutal y persigue con toda su energía un objetivo muy loable a pesar de un sistema represivo e inútil el sentido de la reinserción, si bien el film concede al menos una cierta esperanza para los más jóvenes, nacidos tras la transición a la democracia, representados por el hermano menor. Increíble interpretación del joven George Pistereanu, que interpreta al inadaptado protagonista.

Tráiler:


Calificación: Magnífica.

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