TÍTULO ORIGINAL The Planet of the Apes
AÑO: 1968
DURACIÓN: 112 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Franklin J. Schaffner.
GUIÓN Michael Wilson & Rod Serling (Novela: Pierre Boulle).
MÚSICA: Jerry Goldsmith.
FOTOGRAFÍA: Leon Shamroy.
REPARTO:
Charlton Heston, Roddy McDowall, Kim Hunter, Maurice Evans, James Whitmore, James Daly, Linda Harrison
PREMIOS:
1968: 2 nominaciones al Oscar: Mejor vestuario, bso.
SINOPSIS:
George Taylor es un astronauta que forma parte de la tripulación de una nave espacial -en una misión de larga duración- que se estrella en un planeta desconocido en el que, a primera vista, no hay vida inteligente. Sin embargo, muy pronto se dará cuenta de que está gobernado por una raza de simios mentalmente muy desarrollados que esclavizan a unos seres humanos que carecen de la facultad de hablar. Cuando su líder, el doctor Zaius, descubre horrorizado que Taylor posee el don de la palabra, decide que hay que eliminarlo.
COMENTARIOS:
Inolvidable clásico de la ciencia ficción, estrenada el mismo año que "2001: Una Odisea del Espacio". Por tanto, un año clave para el resurgimiento de la ciencia-ficción.
Básicamente, es la historia de una nave espacial tripulada que cae en un extraño mundo perdido a años-luz de la Tierra (unos 300 y pico, según Charlton Heston). Los tripulantes buscarán señales de vida hasta toparse con unos monos que saben hablar (inglés, una tremenda "casualidad" de esa evolución cultural paralela), montar a caballo y construir ciudades y armas. En esa sociedad, los humanos no hablan y son tratados como bestias salvajes, enjaulándolos y siendo estudiados por los simios.
Una historia original, muy bien desarrollada y con un trasfondo científico cubierto (la disertación inicial de Taylor sobre los efectos de la Teoría de la Relatividad de Einstein y el viaje en el espacio-tiempo) son la base para crear un relato de corte sociológico y de extremo apocalíptico. La película es una crítica moral a la sociedad humana en general cuya tecnología, en plena Guerra Fría, evolucionaba hacia fines destructivos. No se buscaba la creatividad, sino la mejor manera de hacer pedacitos al enemigo, y eso se ve bien reflejado en el comportamiento humano totalmente involucionado y sometido al poder más evolucionado de los simios.
Es brutal la manera en la que se refleja la impotencia humana en forma de mudez e incapacidad de defenderse frente al poder tiránico de los simios. Taylor (Charlton Heston) sería como la encarnación de la conciencia dormida, como un resquicio de cordura de la mente humana que está siendo testigo de lo que podría llegar a ser el futuro de la especie.
Además del evidente mensaje apocalíptico, la película en sí es un ejemplo de buen hacer cinematográfico. Esas escenas iniciales de soledad y vastedad tan inquietantes son sencillamente excepcionales. A partir de ahí, la historia va sufriendo ciertos altibajos en el desarrollo aunque no deja de ser interesante. Y, cuando el final se aproxima y parece que la película no ofrecerá nada más, llega el momento en el que se resume todo el filme en una imagen y unas palabras que marcarán para siempre al espectador que la vea por primera vez (tal y como me pasó a mí). Sencillamente escalofriante y espectacular.
El planeta de los simios es una maravillosa película basada en la novela La planète des singes de Pierre Boulle. Una historia de ciencia ficción muy original, muy bien montada y creíble, con un final sorprendente. Es destacable el trabajo de maquillaje de los simios. Cabe destacar que el éxito logrado en esta película es en gran parte a una combinación entre la actuación de excelencia de Charlton Heston, la trama y ambientación muy lograda y convincente, los efectos especiales, los maquillajes y el ambiente en que se estrenó la película: la conquista del hombre en la Luna y la Guerra Fría. La saga de esta película constituyen un clásico de la Ciencia Ficción.
La descripción de la sociedad de los monos que se muestra en la película ataca las nociones de superioridad humana. En particular, los prejuicios religiosos de los monos sobre los humanos, pueden ser interpretados como un ataque al creacionismo y a la idea de hegemonía de la especie humana en la Tierra.
Notabilísima película en principio más próxima a la serie “B”, tanto técnica como argumentalmente, que a producciones del entorno de Hollywood. A pesar de lo mismo consigue articular un mensaje que impactó desde el momento en la cual se proyectó en primera ocasión, y que aún sigue vigente hasta la fecha. En una parte del film el protagonista sugiere a un adolescente que mantuviese izada la bandera del inconformismo y que no se fiara de nadie con más de treinta años; y ese precisamente es el espíritu que impregna la mayor parte del metraje de, en cuanto a ideas se refiere, esta excelente producción.
Soslayo de forma consciente su estremecedor final, toda una metáfora de la paranoia armamentística de la época, por no resultar redundante, para no desbaratar los planes de visionado para los pocos que aún no lo conozcan, y porque disiento de la opinión de una inmensa mayoría que considera que ésta es la mejor secuencia del film,
Cámara subjetiva. Una nave se estrella sobre un planeta desconocido. El espectador cree que él mismo está cayendo. Sin necesidad de los modernos efectos, sin tener que integrar una maqueta del vehículo al escenario, y de forma barata, pero imaginativa, Franklin J. Schaffner iniciaba uno de los mejores filmes de ciencia ficción de todos los tiempos.
Convertido en un escritor de éxito con “El puente sobre el río Kwai”, sobre todo desde su memorable adaptación cinematográfica, el francés Pierre Boulle decidió crear una novela completamente diferente. Probó fortuna en la ciencia ficción, género que estaba experimentando un gran auge, sobre todo en Estados Unidos. Y le salió bien la jugada, pues desde que el libro se publicó en 1963, encabezó las listas de los más vendidos. El creador de la mítica serie televisiva “En los límites de la realidad”, Rod Serling, recibió el encargo de convertir la novela en guión, por parte de una compañía pequeña, la modesta King Brothers. Por desgracia, esta productora no podía financiar un argumento que incluía toda una ciudad futurista habitada por simios. El proyecto se habría ido al traste de no ser por el interés de uno de los ejecutivos de Fox, Arthur P. Jacobs, que sin embargo no pudo convencer a sus jefes porque la película iba a salir demasiado cara.
Fue el guionista Serling el que tuvo una idea que solucionó la situación. Se le ocurrió reescribir el guión alejándose de la trama original, que tendría lugar en una aldea prehistórica, y los simios utilizarían caballos, en lugar de sofisticados prototipos. Además, para entonces, la historia había encandilado a una estrella, Charlton Heston, y a un director de moda, Franklin J. Schaffner, lo que terminó de convencer a los mandamases de Fox. Aún así, no les gustaban los diálogos de Rob Serling, así que le encargaron reescribirlo todo a Michael Wilson, un monstruo de los guiones, autor de Lawrence de Arabia y El puente sobre el río Kwai.
Acompañaron a Heston dos actores que se hicieron populares interpretando a sendos simios buenos. Roddy McDowall era Cornelius, mientras que Kim Hunter (Un tranvía llamado deseo) encarnaba a la encantadora Zyra. Antes de cada día de rodaje, tenían que someterse a una intensa sesión de maquillaje.
El gran éxito de "El planeta de los simios" no se quedó en un suceso aislado, sino que generó secuelas y un remake. La trama tuvo una inmediata continuación en "Regreso al planeta de los simios", donde Heston volvía a intervenir brevemente. Después vendrían "Huida del planeta de los simios", "La rebelión de los simios" y "Batalla por el planeta de los simios". En casi todas continuaba actuando Roddy McDowall. También se hicieron dos series televisivas. Mucho después, Tim Burton adaptaría la trama a su particular universo visual en una nueva versión, con muchos mas medios, pero muy inferior.
TRAÍLER:
CALIFICACIÓN: Excelente.
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