miércoles, 21 de mayo de 2014

Les garçons et Guillaume, à table (Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!) - (2013) - (Director: Guillaume Gallienne)



Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!

Título original: Les garçons et Guillaume, à table

Año: 2013

Duración: 85 min.

País: Francia.

Director: Guillaume Gallienne.

Guión: Guillaume Gallienne (Obra: Guillaume Gallienne)

Música: Marie-Jeanne Serero.

Fotografía: Glynn Speeckaert.

Reparto:

Guillaume Gallienne, Françoise Fabian, Yves Jacques, André Marcon, Diane Kruger, Nanou Garcia, Yvon Back, Pierre Derenne, Catherine Salviat, Reda Kateb.

Género: Comedia.

Sinopsis:

El primer recuerdo que tengo de mi madre es de cuando tenía cuatro o cinco años: nos llamaba a mis dos hermanos y a mi a la mesa diciendo: «Niños, Guillaume, ¡a cenar!» y la última vez que hablé con ella por teléfono, colgó diciendo: «Cuídate, mi niña grande.» Y, bueno, entre estos dos momentos hubo un buen número de malentendidos.





Premios:

2013: 5 Premios César: incluyendo mejor película. 10 nominaciones.

2013: Festival Cannes: Quincena Realizadores: Art Cinema Award y Premio SACD.

2013: Festival de Gijón: Sección oficial largometrajes a competición.

COMENTARIOS:

Desde que recuerda, Guillaume nunca fue tratado como un hermano más entre su familia. Siempre fue especial, raro. Guillaume idolatra a su madre y el mundo de los chicos y sus diversiones le resultan totalmente ajenas. En realidad, Guillaume siente que es una mujer en un cuerpo de hombre y así ha entendido su vida. Sin embargo, su orientación sexual le causa mil y un problemas...





El francés Guillaume Gallienne dirige, escribe y protagoniza esta película con un marcado sello personal. Curtido en la denominada Comedie-Française, grupo teatral del que es miembro y accionista desde 1998, Gallienne traslada a la pantalla su propio éxito sobre las tablas y lo hace sin abandonar el tono teatral. El resultado es una comedia de temática gay –directa, desvergonzada y ligera– cuyo objetivo es hacer reír con un único tema: la condición sexual de su protagonista. Lo que hace atípico al film es que los líos de identidad del protagonista son aparentemente provocados por el entorno, de modo que tendrá que embarcarse en una especie de investigación personal para saber realmente quién es. Heterosexual u homosexual, tanto monta, monta tanto. Porque hay que rebelarse, parece decir Gallianne, ante lo que los demás –la sociedad, la familia, la educación– quiere imponernos en materia sexual.





La película se estructura como si fuera la escenificación gráfica de los capítulos de un monólogo biográfico que el propio Galliene interpreta en el escenario. Así da cuenta de un sinfín de situaciones, a menudo esperpénticas y siempre humorísticas, que ejemplifican el descomunal desconcierto vital del protagonista –él mismo–, sus dificultades para ser amado, sus dubitativos acercamientos sexuales, sus traumas edípicos y sus desventuras emotivas en diferentes lugares –un pueblo andaluz, un colegio religioso, un college de Oxford, unas vacaciones en Marruecos, una clínica–, en diversas épocas y con distintas personas, especialmente con su adorada madre. El material tiene mucho de 'sketch', donde prevalece el gesto corporal acompañado del diálogo cómico o la voz en off, sobre cualquier otro elemento externo. La libertad narrativa de Galliene se manifiesta en multitud de detalles, aunque destacan las proyecciones materno-mentales del protagonista y también las logradas transiciones que van del monólogo del escenario a su correspondiente recreación cinematográfica.





En su conjunto, Los chicos y Guillaume, ¡a la mesa! es desde luego un producto original. Sin embargo, tampoco Gallienne ha podido sustraerse a la variada lista tópicos referidos al inagotable terreno homosexual, entre ellos el recurso al socorrido gabinete del psicoanalista o al de la represión religiosa. Tienen especial gracia las situaciones –tronchantes, la verdad– en donde el protagonista da muestras de su amor por la emperatriz Sissi, pero también es cierto que tanto chiste y amaneramiento puede llegar a ser muy agotador. Y en este sentido no hace ningún favor el narcisismo que desprende Gallienne, que no contento con ser el protagonista también interpreta el papel de su madre. Al menos se puede disfrutar del trabajo de una de las grandes actrices francesas, la veterana Françoise Fabian, así como de una leve aunque intensa aparición de Diane Kruger.





Con un dominio abrumador del lenguaje narrativo y un sentido del humor y de la autoparodia sublimes, "Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!" se presenta como un regalo para el espectador más exquisito, ávido de narraciones valientes, desnudad y cálidas por la cercanía de su tono y la magia de su encanto.


Tráiler:






Calificación. 4 de 6.

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