TÍTULO ORIGINAL: The Remains of the Day
AÑO: 1993
DURACIÓN: 134 min.
PAÍS: Reino Unido.
DIRECTOR: James Ivory.
GUIÓN: Ruth Prawer Jhabvala (Novela: Kazuo Ishiguro).
MÚSICA: Richard Robbins.
FOTOGRAFÍA: Tony Pierce-Roberts.
REPARTO: Anthony Hopkins, Emma Thompson, Christopher Reeve, James Fox, Hugh Grant, Peter Vaughan, Caroline Hunt, Paula Jacobs, Ben Chaplin, Lena Headey
PREMIOS:
1993: 8 nominaciones al Oscar, incluyendo mejor actor (Hopkins), actriz (Thompson).
1993: 5 nominaciones al Globo de Oro, incluyendo director, actor drama, guión.
1993: 6 nominaciones BAFTA, incluyendo fotografía, actor, actriz, guión adaptado.
1993: Nominada al Goya: Mejor película europea.
1993: Premios David di Donatello: Mejor actor y actriz extranjeros. 3 nominaciones.
1993: National Board of Review: Mejor actor (Anthony Hopkins).
SINOPSIS:
La Segunda Guerra Mundial es inminente. Stevens (Anthony Hopkins) es un mayordomo de la mansión de Darlington Hall, entre cuyas paredes los dueños y el servicio mantienen sus vidas apartadas en una rígida interdependencia. Stevens es eficiente y está entregado a su trabajo. Ni se le ocurre pensar en lo contrario. Su mundo no va más allá de la obediencia y el protocolo. La fidelidad a su señor es absoluta, porque así ha sido educado por su padre, también mayordomo. Pero su meticulosa vida se ve turbada con la llegada de una temperamental ama de llaves, Miss Kenton (Emma Thompson). Miss Kenton esconde bajo su aspecto frío una mujer llena de ternura, que enseguida se enamora en silencio del incomunicativo Stevens. Las palabras de amor que ella espera de él, son en realidad intrascendentes comentarios de trabajo, ausentes de cualquier pasión. A la vez, en la mansión se reúnen importantes cargos del régimen alemán nazi, para negociar apoyos británicos con el rico propietario, interpretado por James Fox.
COMENTARIOS:
En mi ranking de películas de época coloco esta maravillosa cinta: “Lo que queda del día” (Remains of the day), realizada en 1993 por el director norteamericano James Ivory. Tan sólo por el par de actorazos que protagonizan la historia, la cinta vale oro: nada menos que el señor Anthony Hopkins, que no necesita presentación alguna, y la maravillosa y hermosa Emma Thompson, mujer polifacética que es actriz, guionista y productora entre otras linduras; y por si esto fuera poco, completan el cuadro los actores: Christopher Reeve, James Fox y Hugh Grant. La historia se sitúa en Inglaterra entre los 1930 y los 1950, es un profundo drama acerca de un insensible camarero que sirve a un diplomático inglés y se niega al amor. Al mismo tiempo, la historia es una hermosa parábola sobre el papel que jugó Inglaterra en la segunda guerra mundial.
Todo en esta película me parece delicioso: el argumento, la actuación, el vestuario, la música, la fotografía… Y tiene esas escenas sublimes que tanto disfruto en una buena película, son momentos que duran sólo unos instantes, pero embellecen la obra y a mí me transmiten profunda felicidad, como la salida al bosque de un grupo de cazadores aristócratas que van cabalgando acompañados de sus perros de caza; o el momento en que el ama de llaves (Thompson), enferma de amor por el mayordomo (Hopkins), se acerca a él para quitarle un libro, y él se niega a mostrárselo, pero lo que es peor, se resiste a su seducción. En especial esta segunda escena me parece una de las más hermosas y emotivas del cine.
Sin embargo, en toda la experiencia que suscita esta gran película, hay una nota triste, o tal vez no tanto, según como se mire, que la cinta fue nominada a ocho premios Óscar, pero injustamente no ganó ni uno; y tal vez no sea para lamentar, porque está claro que los críticos de la Academia de Hollywood están más interesados en aplaudir y apoyar películas palomeras, que obras maestra de arte. En fin, para los cinéfilos de paladar fino y exigente, les recomiendo “Lo que queda del día”, un verdadero manjar…
Puede ser el ambiente victoriano lo que hace que estos dos grandes intérpretes pasen el uno al lado del otro durante toda su vida en su trabajo completamente arrebatados por el amor y sin embargo nunca se haga explícito. Esa tensión mantenida durante todo el film, la sensación de unas vidas que se perdieron la pasión que entre ellos pudo haber sido efectiva, crea una impotencia en el espectador que le anima a que tal cosa no suceda en su vida. Porque aunque esta historia de amor frustrado o latente fuera más propicia en èpocas victorianas, ¿Quién nos dice que no pueda suceder hoy en día en cualquier oficina de cualquier ciudad de cualquier país?.
Mientras otras películas se centran en el amor desenfrenado y desatado entre personas casadas que les lleva al asesinato para hacer efectiva su tremenda pasíón , aquí sucede lo contrario: las emociones reprimidas por parte de los dos solteros involucrados hacen que el amor no pueda llevarse a cabo de manera efectiva, haciendo de la pasión una historia tensa a consecuencia de su latencia pero nunca efectiva a consecuencia de su represión. La pasión así entendida no deja de serlo, y eso es lo que nos muestra Ivory magistralmente.
Sir Anthony Hopkins hace la escena a su gusto, claro, y aprieta el libro contra su corazón, y los dedos se hacen garras, suave garra que se vuelve débil ante el tacto de una estupenda Emma Thompson, más guapa que nunca como la señorita Kenton. La mirada de Hopkins en ese momento era tan clara, tan firme, tan desnuda que hasta daba reparo observarle. Porque no le ves a él, ves al señor Stevens y más allá del señor Stevens, ves el retrato callado, pausado y contenido del deseo. No me cansaré de decirlo una y otra vez: bravo, Hopkins, bravo.
Una excelente película, basado en la novela de Kazuo Ishiguro, titulada 'Los restos del día'. El prestigioso director de películas de época James Ivory desarrolla con su habitual elegancia y sutileza un drama que encierra una tremenda carga de profundidad. Artífice de Las Bostonianas o Maurice, dirige con mano experta a dos grandes intérpretes. Hopkins realiza una actuación magistral, rellenando su complejo personaje con gestos concisos pero ligeros, sin recargas artificiales. Una película muy inteligente que en pocos años se ha convertido en un clásico.
El director estadounidense James Ivory lleva más de dos décadas especializado en el cine de época, especialmente la decimonónica. Su labor detrás de las cámaras ha producido excelentes películas como "Regreso a Howards End", "Una Habitación con Vistas" o "Lo que Queda del Día".
El film hoy comentado es un portentoso largometraje que tiene como sólidos pilares a Anthony Hopkins y Emma Thompson dando un auténtico recital interpretativo británico. La cámara de Ivory husmea en la relación que se establece entre este reprimido mayordomo jefe y la nueva ama de llaves de Darlington Hall, mansión regentada por un aristócrata inglés simpatizante del partido nazi.
La estructura narrativa, dividida en dos líneas temporales distintas, muestra la época en la que los dos personajes principales se conocen en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial y su posterior reencuentro veinte años después.
Una película en definitiva imprescindible.
Tráiler:
Calificación: 5 de 6.
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