jueves, 2 de agosto de 2012

Katyn (Katyn) - (2007) - (Director :Andrzej Wajda)




TÍTULO ORIGINAL Katyn

AÑO: 2007
DURACIÓN: 115 min.
PAÍS: Polonia.
DIRECTOR: Andrzej Wajda.
GUIÓN: Andrzej Wajda, Andrzej Mularczyk.
MÚSICA: Krzysztof Penderecki.
FOTOGRAFÍA: Pawel Edelman.

REPARTO: Andrzej Chyra, Magdalena Cielecka, Artur Zmijewski, Danuta Stenka, Maja Komorowska, Wladyslaw Kowalski, Pawel Malaszynski, Stanislawa Celinska, Marek Kondrat, Krzysztof Kolberger, Krzysztof Globisz.

PREMIOS:
2007: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa.

SINOPSIS:

Como todas las guerras, la Segunda Guerra Mundial fue pródiga en violaciones de los derechos humanos; pero las cotas alcanzadas en esta ocasión fueron ciertamente bestiales, con hechos como el holocausto. La magnitud de éste, y los pactos de los aliados alrededor de la guerra, han contribuido a tapar otros acontecimientos horripilantes, como el de la matanza de 22.000 oficiales polacos en Katyn en 1940, de los que fue responsable la Unión Soviética. Este film del veterano Andrzej Wajda -el director polaco, que ya había tratado el tema de la guerra en “Kanal” o “El bosque de los abedules”, se involucra en este proyecto de una manera muy personal, pues su padre fue uno de los oficiales polacos asesinados, e incorpora detalles autobiográficos en el aspirante a estudiar Bellas Artes, o en la joven que encarga una lápida para su hermano- contribuye a recuperar la memoria histórica del terrible suceso, del que Stalin trató de ocultar, inútilmente, el protagonismo soviético, atribuyéndoselo a los nazis. Porque, en efecto, Polonia fue víctima de la pinza nazi-soviética durante la conflagración, y ya se sabe que la historia la suelen escribir, a su manera, los vencedores.

COMENTARIOS:


El realizador polaco, Andrej Wajda, siguiendo la línea revisionista que corren en los nuevos tiempos, ha realizado una película totalmente desmitificadora, cuyo principal objetivo es destapar una verdad que había quedado oculta por la propaganda. Nos referimos a la matanza de Katyn, en la que unos 15.000 oficiales polacos fueron ejecutados por las tropas soviéticas. Sin embargo, el gobierno de Stalin, una vez derrotados los nazis, les endosó la autoría de esta matanza a ellos.
La intención de Wajda (cuyo padre fue uno de esos oficiales asesinados) es sobretodo esclarecer la verdad mostrándola en todo su crudo realismo, pero sin un ánimo excesivamente revanchista, sino que en el aspecto que incide especialmente es en el propagandístico. Para ello, artícula su película en dos grandes bloques: por un lado las víctimas "efectivas" de la masacre, es decir, los oficiales polacos, prisioneros del ejército rojo desde el mismo arranque de la guerra, y asesinados unos meses después, para después ser objeto de la propaganda, primero nazi, y posteriormente de los vencedores quienes aprovecharon ese hecho para sacarse de encima la autoría. Y por el otro lado, los familiares de dichos oficiales, víctimas de una mentira, que tienen que tragarse debido a su condición de pueblo sometido. A través de un puñado de historias individuales, Wajda elabora un fresco que nos da una idea del conjunto.

Llama la atención el distanciamiento con que Wajda nos cuenta la historia de los oficiales de Katyn y de sus familiares supervivientes a una ocupación nazi primero y soviética después. En este sentido, es ejemplar el arranque del film, en el que una multitud huye de Varsovia ante el avance de los alemanes y se encuentran en un puente con otra multitud que huye del avance de los soviéticos. De esta forma, ya nos podemos dar una idea bien ajustada sobre la situación de un país condenado a ser ocupado por unos o por otros, viéndose privado de la libertad, permanentemente sometido a unos extranjeros, quienes no dudan en ejercer la violencia sobre ellos.
Pese a que Wajda trata de huir de maniqueísmos, y de revanchismos históricos, es inevitable ponerse de parte del grupo de familiares de los oficiales polacos asesinados, que tienen que vivir primero con la incertidumbre de su destino, y luego con la mentira que la propaganda ha divulgado. También queda claro que la intención del realizador es atacar justamente esa mentira, que se mantuvo mientras los soviéticos estuvieron dominando el país, y que sólo ahora, 70 años después se ha conseguido esclarecer la verdad.

Por último, señalar la estremecedora forma que tiene Wajda de filmar el destino final de los oficiales polacos, los cuales acaban asumiendo su destino con resignación, pero también con horror. No es una obra maestra, pero sí es una película necesaria, para no olvidar, para cerrar una herida abierta, y sobretodo para esclarecer unos hechos intoxicados por una propaganda interesada.En el ámbito de las reacciones humanas, la trama da cuenta de un hecho que se repite en los genocidios practicados por la izquierda: las víctimas, frecuentemente familias conservadoras, respetuosas del orden social, o extremadamente humildes, como en el caso de los campesinos masacrados, tienden a aceptar con estoicismo el destino de sus familiares, sin venganzas, sin resentimientos, sino con la nostalgia y el recogimiento que les otorga la fE y los dictados de la decencia.( Paracuellos es una muestra más, 5.000 asesinatos en las cercanías de Madrid que hoy apenas nadie recuerda.)



El film, de conjuntado reparto, ofrece una maravillosa reconstrucción de la época, con muchas escenas rodadas en los lugares reales de Cracovia donde sucedieron. Fotografía, música, dirección artística, exquisitas, se ponen al servicio de una trama de intenso dramatismo, que atrapa las emociones de uno de los muchos capítulos negros de la historia reciente de la humanidad.






Tráiler:



Calificación: 5 de 6.

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