jueves, 8 de enero de 2015

Kis uykusu (Sueño de invierno) (Winter Sleep) - (2014) - (Director: Nuri Bilge Ceylan)



Sueño de invierno (Winter Sleep)

Título original: Kis uykusu 

Año:2014

Duración: 195 min.

País: Turquía.

Director: Nuri Bilge Ceylan.

Guión: Ebru Ceylan, Nuri Bilge Ceylan.

Fotografía: Gökhan Tiryaki.

Reparto: Haluk Bilginer, Melisa Sözen, Demet Akbag, Nadir Saribacak, Ayberk Pekcan, Nejat Isler, Tamer Levent.

Género: Drama.

Sinopsis:

Aydin, un actor jubilado, dirige un hotelito en Anatolia central con la ayuda de su joven esposa, de la que está muy distanciado, y de su hermana, una mujer triste porque se acaba de divorciar. En invierno, a medida que la nieve va cubriendo la estepa, el hotel se convierte en su refugio y en el escenario de su aflicción.


Premios:

2014: Festival de Cannes: Palma de Oro y Premio FIPRESCI.

2014: Premios del Cine Europeo: 3 nominaciones, incluyendo Mejor película.





COMENTARIOS:

Una película de resonancias shakespereanas, donde Nuri Bilge Ceylan vuelve a probar el gran maestro que es. En esta ocasión, por fin, recibió el máximo reconocimiento en Cannes, la Palma de Oro. A lo largo de más de tres horas de metraje, y en un remoto pueblecito de montaña en Anatolia, seguimos a Aydin, un actor de teatro retirado, dueño de un hotelito, de cuya gestión se ocupa poco, él está más centrado en su ego y en sus cultos artículos de prensa cuya influencia e interés resultan más que dudosos, aunque está convencido de su repercusión y de que generan gran debate. A su alrededor tenemos a su esposa Nihal, más joven y entregada a obras de caridad, un modo de paliar el hecho de que el amor entre ambos se ha agotado. Y a su hermana Necla, recientemente divorciada, y quien mejor tiene calado a Aydin. Sobre la insensibilidad de Aydin resulta elocuente el hecho de que ignora la humillación sufrida por una familia a la que tiene arrendada una casa, y que al no pagar el alquiler les han embargado los muebles.



El cineasta turco ofrece todo un mapa acerca de la naturaleza humana y sus miserias, que afloran en forma de resentimiento cuando la actitud del otro resulta incómoda o francamente desagradable. Al igual que las casas en muchos casos excavadas en la singular orografía del lugar, Ceylan nos invita a meternos en los recovecos más oscuros de sus personajes y su tipología, con medidos diálogos y miradas. Ninguno es un villano al uso, e incluso podría decirse que tratan de hacer lo correcto, lo que piensa que es justo, pero el director se las arregla para mostrar cómo en el actuar personal pueden convivir las dobles o las triples intenciones, el deseo de quedar bien y tranquilizar la conciencia, los celos, el miedo, la adulación, el deseo de herir, la constatación de lo solos que podemos estar en el mundo. Los actores están perfectos, y a Haluk Bilginer le va como anillo al dedo su petulante personaje, siempre mirando a los demás por encima del hombre, y que necesita urgentemente pisar suelo para redimirse.



Ceylan nos regala la que es, quizás, su película más literaria. En mi opinión, los diálogos han sido siempre pieza fundamental de su cine, aunque considero que sus otras realizaciones pueden categorizarse bajo otro eje principal. Pero aquí la premisa es directa: Ceylan nos quiere narrar, en más de tres horas, una novela visual, donde la hermosa imagen se funde con la profundidad y complejidad del diálogo. El resultado es una obra sumamente densa, reflexiva, cuya total dimensión artística sólo puede ser apreciada, creo yo, luego de varios visionados.

¿Qué es entonces lo que Ceylan nos propone en su más de tres horas de diálogos? "Trato de comprender el alma humana" nos dice en una entrevista acerca de esta película. Y entiéndase aquí como alma humana la exploración de sus acciones, sus deseos, y, sobre todo, de cómo nuestras vivencias, nuestro pasado y nuestras huellas nos condicionan en lo que, fuera de las máscaras, realmente somos. Como una obra Shakesperiana, o al mejor estilo de Chéjov (gran influencia del director), estas cuestiones se exploran bajo las miradas de sus personajes. Los partícipes no hacen a la historia, como meras marionetas del guión; ellos son la historia bajo la cual se desarrolla la trama. Por ello considero que un análisis de ésta sólo puede hacerse a través de ellos y no de la trama en sí. Y a pesar de que cada personaje en la obra tiene un papel fundamental, en Aydin y Nihal percibimos el desarrollo principal de aquello que el director nos quiere contar.



Cada secuencia, cada plano, cada encuadre, es un milagro. Nuri Bilge Ceylan –de nuevo con la ayuda de su director de fotografía habitual, Gökhan Tiryaki– no ha mirado el reloj a la hora de hacer su larga película, pero no nos importa. Porque el viaje que nos propone a unos corazones gélidos como el invierno que está ya arrancando, y que trae las primeras nieves, resulta sencillamente apasionante, y porque al final adivinamos que el calor de una llama ardiendo continúa aleteando en unos y en otros. Sólo hace falta amar. Tan fácil y tan difícil.

Notas finales:

La escena inicial de un grupo de personas en lo alto de un monte me recuerda la escena final de 'El séptimo sello' de Bergman. Un homenaje, en todo caso, más que justificado, puesto que la influencia de este director en Ceylan se hace más patente que nunca en 'Sueño de invierno', obra fundamentalmente basada en el diálogo.



No puedo dejar de mencionar los perros, los ladridos de perros de Ceylan (que en esta obra se puede escullar en la escena final). En mi opinión, uno sus sellos más bonitos. Es el sonido de la vida, de la naturalidad. Es el agua de Tarkosvky, aunque más lindo para mi paladar. En los ladridos siempre recuerdo la vida y su transcurso. Que hay muchas más cosas ahí afuera que también existen, viven y luchan, más allá de nuestros insignificantes problemas.





Trailer:




Calificación: 6 de 6.

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