La gran juerga
Título original: La
grande vadrouille
Año: 1966
Duración: 118 min.
País: Francia.
Director: Gérard Oury.
Guión: Gérard Oury, Danielle Thompson, Marcel
Jullian.
Música: Georges Auric.
Fotografía: Claude
Renoir.
Reparto:
Louis de Funès, Bourvil, Claudio Brook, Andrea
Parisy, Colette Brosset, Mike Marshall, Mary Marquet, Pierre Bertin, Benno
Sterzenbach, Marie Dubois, Terry Thomas.
Género: Comedia.
Sinopsis:
Segunda Guerra Mundial
(1939-1945). Parodia de la ocupación de Francia por los alemanes. Terry-Thomas
es un piloto inglés que se encuentra perdido en la Francia ocupada, mientras
que Bourvil y Louis de Funès son dos parisinos que, casi involuntariamente,
ayudan a la resistencia contra los nazis. Un film que en Francia obtuvo un
enorme éxito de taquilla.
Premios:
1966: Premios David
di Donatello: Plato dorado (Robert Dorfmann, por la producción)
COMENTARIOS:
Bourvil y Louis De Funès ya
habían sido emparejados anteriormente en otros títulos como Poisson d'avril
(1954) y El hombre del Cadillac (1965), mención aparte es su colaboración en la
célebre La travesía de Paris (1956) en la que coincidieron sin emparejarse. El
éxito de la película de Gerard Oury, dio pie a que los productores decidieran unirles
en nuevas aventuras y para tal fin se rodó La gran juerga, una empresa
ambiciosa y arriesgada por utilizar en clave de comedia la ocupación alemana
durante la Segunda Guerra Mundial, un tema que provocó una profunda herida en
los sentimientos del pueblo francés. Además de ser una película alegre no cae
en el maniqueísmo más propio de otras latitudes como son las nuestras y si no
veamos las películas sobre la Guerra Civil Española tanto las del bando
nacional durante el franquismo o el republicano desde la restauración de la
democracia.
Gerard Oury, lejos de esto,
incluso nos ofrece una imagen de unos soldados alemanes que en el fondo son
otros infelices que fueron a la guerra porque se les obligó y no por
satisfacción personal.
El resultado fue un auténtico
bombazo en taquilla, La gran juerga se
convirtió en la película más taquillera durante mucho tiempo y no fue hasta el
estreno de Los visitantes no nacieron ayer que ninguna producción le disputara
el trono.
El hecho de convertirse en un
gran éxito es un arma de doble filo. El público rio a carcajada limpia con las
desventuras de ese par de cómicos metidos a héroes de la patria muy a su pesar.
Los críticos se rasgaron las vestiduras como siempre. Tal vez por ese motivo
dicha cinta no ha estado lo suficientemente valorada, algo extraño en una
nacionalidad como la francesa acusada de chovinista y donde la crítica de los
Cahiers du Cinéma reivindicó al cine americano y sus películas consideradas de
mero entretenimiento.
La película se inicia con unos
aviadores de la RAF (Fuerzas Aéreas Británicas) cuyo avión es alcanzado por la
metralla alemana por lo que deben saltar en paracaídas, cayendo sobre la Ciudad
Luz, París. Cada cual encontrará ciudadanos franceses que les ayudarán a
escapar del cerco nazi aún a riesgo de sus vidas. Uno es un pintor, Augustin
(Bourvil), un trabajador que precisamente está pintando en un patio de las
fuerzas invasoras. Otro es un reputado director de orquesta, Stanislas (Louis
De Funès). Resulta curioso que uno de los cómicos con más éxito en los años
sesenta y setenta en todo el mundo haya triunfado con papeles antipáticos, a
veces desagradables. Un espécimen de gente que se cree superior a los demás
porque nació en familias acomodadas, desdeña a sus semejantes más humildes. La
pareja Bourvil-De Funès refleja hasta cierto punto las luchas de clases de
nuestra sociedad. La de los que poseen el capital y el de los que tienen que
realizar duros trabajos para poder subsistir. Pero de hecho el egoísmo, la
falta de solidaridad del director de orquesta en el fondo no es más que fachada
porque cavará por acostumbrarse a su camarada de origen humilde.
Hemos hablado de la pareja cómica
Bourvil-De Funès, como siempre basada en el contraste. Si Stan Laurel era
delgado y Oliver Hardy era orondo, el contraste en este caso está basado en la
posición social. Bourvil representa el proletariado, Louis De Funès la
burguesía, en este caso francesa. En este filme nos encontramos además que la
pareja se ha convertido en un trío, porque el jefe británico es otro cómico
inglés de sobrada fama en aquellos tiempos, el muy entrañable Terry-Thomas que
también estaba especializado en papeles de villanos cómicos.
Los tres reunidos por azar, al
que se suma el buñueliano Claudio Brook (véase Simón en el desierto y El angel
extermiandor). Brook ((28 de agosto de 1927 - 18 de octubre de 1995) aparecía
en películas de diferentes nacionalidades gracias a su dominio del inglés.
Marie Dubois aporta la mano femenina y da ocasión de que en la trama pueda
incluirse un romance con el pintor interpretado por Bourvil.
Durante la película los dos
antihéroes se convertirán en héroes, perseguidos por los nazis deben huir a la
Francia no ocupada. Vivirán toda clase de peripecias hilarantes como las
secuencias del mesón y los equívocos con los números de las habitaciones.
La gracia de la cinta es que la
acción es mostrada seriamente, es decir como si fuese una película dramática
con la salvedad de que a nuestros personajes les ocurren situaciones divertidas
y graciosas. La película muestra la solidaridad del pueblo francés con los
soldados británicos. Los alemanes no son los villanos de rigor siempre
sedientos de sangre. Son soldados regulares, no alimañas sádicas como se les
suele mostrar en la filmografía sobre la temática de la ocupación alemana de
Francia. El tono es amable y distendido, por eso la película no sólo es
agradable de ver sino que se ha convertido en todo un clásico de la comedia
francesa.
Los caminos del humor son
infinitos. O casi. Reconozco que el elegido por Louis de Funes a base de
gesticulaciones contorsionadas no figura entre los santos de mi devoción pero
aun así consigue movilizar mis músculos risorios más allá de la simple y
condescendiente sonrisa.
Pero hay que ser justo, o al
menos intentarlo. Y Funes con sus funcionales tics y sus manías (personajes por
lo general gruñones) no deja de ser un auténtico profesional que, en su rol de
director de orquesta, se permitió el lujazo de dirigir por si mismo La marcha
húngara, extraída de La condenación de Fausto, de Héctor Berlioz, para sorpresa
de los músicos del Palais Garnier, sede de la Ópera Nacional de París.
Una comedia que, curiosamente,
fue la primera sobre el tema de la segunda guerra mundial que se estrenó en
Alemania y que, siguiendo con las curiosidades, cuenta con el hijo de Michelle
Morgan, compañera de Oury, en el papel de McIntosh y la participación como
guionista de la hija de Oury, Danièle Thompson, quien se convertirá en habitual
en los films de su padre.
Si a todo ello le añadimos a
Claude Renoir en la fotografía, Georges Auric en la batuta musical, y al
británico de pura cepa Terry-Thomas, perfecto complemento de la pareja
Bourvil-Funes, tenemos más de dos horas de actividad para esos músculos
faciales de la risa tan dejados de la mano de Dios últimamente.
Trailer:
Calificación: 3 de 6.
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