Danzad, danzad, malditos
Título original: They Shoot Horses, Don't They?
Año: 1969
Duración: 121 min.
País: Estados Unidos.
Director: Sydney
Pollack.
Guión: James Poe y
Robert E. Thompson (Novela: Horace McCoy)
Música: Johnny Green.
Fotografía: Philip H.
Lathrop.
Reparto:
Jane Fonda, Michael Sarrazin, Susannah York,
Red Buttons, Gig Young, Michael Conrad, Bonnie Bedelia, Bruce Dern.
Género: Drama.
Sinopsis:
Estados Unidos, en plena época de
la Gran Depresión. En medio de un ambiente de terrible miseria, gentes
desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a una maratón de baile con
la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares de plata y encontrar, al
menos, un sitio donde dormir y comer. Mientras los concursantes fuerzan los
límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte
contemplando su sufrimiento durante días.
Premios:
1969: Oscar: Mejor
actor de reparto (Gig Young). 9 nominaciones.
1969: Globos de Oro:
Mejor actor de reparto (Gig Young). 6 nominaciones.
1969: NBR - National
Board of Review: Mejor película.
1969: Círculo de
críticos de Nueva York: Mejor actriz (Fonda).
COMENTARIOS:
Durante la Gran Depresión de los
años treinta se celebra un torneo de baile dónde los participantes, por
parejas, no pueden cesar de bailar. El objetivo del concurso es que la única
pareja que queda ganadora se lleva unos cuantos centenares de dólares más la
satisfacción de un público absorto por entretenerse en tiempos difíciles. Entre
ellos están participantes están Robert (Michel Sarrazin), Gloria (Jane Fonda),
Alice (Susannah York), un veterano de la marina (Red Buttons), Ruby, una chica
embarazada (Bonnie Bedelia) y su marido James (Bruce Dern). Rocky (Gig Young),
el maestro de ceremonias y promotor del interminable baile les anima a perder
una esperanza que tal vez no exista ni dentro de las paredes del salón donde
organizan la maratón.
Se trata de una contundente
adaptación de la novela "¿Acaso no matan a los caballos?", del
escritor del género negro Horace McCoy.
“Danzad, Danzad Malditos” fue la
primera película aclamada de Sidney Pollack y la quinta que añadía en su
carrera de director cinematográfico. Un escenario sórdido disfrazado de curtida
fiesta en donde las alegrías aparentan falsedad frente a una realidad cruel
conforma el marco de este magnífico drama de personajes que luchan
desesperadamente para sobrevivir y hasta cuanto puede llegar el límite de su
resistencia para conseguir su propósito. Cada uno de ellos tiene sus miserias,
su modo optimista o no, de ver la vida con un futuro no muy esclarecedor debido
a las consecuencias de un “crack” económico.
En mi opinión es un error el de
calificar a esta película de anticuada, condescendientemente moralizadora o espesa. Vivimos en una época en la que el cine ha decrecido
significativamente en fuerza a la hora de contar historias melodramáticas. Esto dado también a una justificada despersonalización de
estilos visuales que empujen esa misma fuerza del argumento. La palabra clave
es compromiso. Es por ello que la adaptación al cine de 1969 de la novela de
Horace McCoy bien podría venir a ser la antítesis de todo esto.
Insistente en
todo momento, esta parábola o alegoría existencialista de la vida es un sórdido
espectáculo sobre los tiempos duros. Mientras la cámara permanece sentenciada,
dentro del salón de baile, escogiendo los detalles de la creciente desesperación
de los bailarines, la película se convierte en una epopeya sobre el agotamiento
y la futilidad.
El look que Pollack le da a la
película es contextualmente oportuno, personificando bien esa sensación de desesperanza y de sudor, alcohol y tabaco. Sobre todo en el personaje de
Rocky, magníficamente interpretado por Gig Young. Y es que viniendo de un
realizador reconocido por su destreza en la dirección de actores, Pollack nos
ofrece más que notables interpretaciones de Sarrazin, York y el resto del
reparto. Punto y aparte Jane Fonda que consigue brillar en una dramática y
medida composición que viene a ser lo que da al film su apasionante poder, y
sí, anclaje emocional.
La película está lejos de ser
perfecta, pero es tan perturbadora en tantos sentidos importantes que la hace
difícil de olvidar, que es más de lo que se puede decir de mejores y más
consistentes películas. También es sobradamente lo mejor que Pollack ha
dirigido, sobre todo como muestra ejemplar en la planificación de la dirección
(sabemos que él mismo operaba la cámara en la frenética secuencia del derby con
unos patinetes). Además resulta enormemente representativa en cuanto al paso
estilístico del cine de los 60 al de los 70. Esto se hace notar sobre todo
gracias a un efectista y efectivo montaje, y a su puesta en escena, lo que la
convierte probablemente en la película que mejor ha sabido envejecer en
comparación con cualquiera de sus contemporáneas.
Hábilmente el director, a través
de la persistencia de sus tesis, consigue evocar una zarrapastrosa atmósfera
donde las explosivas emociones llegan a hervir logrando una adecuadamente
apesadumbrada y catártica experiencia cinematográfica.
Una película que se merece una
revisión.
Trailer:
Calificación: 3 de 6.
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