sábado, 20 de septiembre de 2014

The Charge of the Light Brigade (La última carga) - (1968) - (Director: Tony Richardson)




La última carga

Título original: The Charge of the Light Brigade

Año: 1968

Duración: 141 min.

País: Reino Unido.

Director: Tony Richardson.

Guión: Charles Wood.

Música: John Addison.

Fotografía: David Watkin.

Reparto:

Trevor Howard, John Gielgud, David Hemmings, Vanessa Redgrave, Harry Andrews, Jill Bennett, Mark Burns, Mark Dignam, Alan Dobie, Willoughby Goddard, TP McKenna, Corin Redgrave, Norman Rossington, Helen Cherry, Rachel Kempson, Donald Wolfit.

Género: Bélico.

Sinopsis:

El capitán Nolan, procedente de la India, se incorpora al regimiento de Lord Cardigan. Considerado un oficial de inferior categoría por sus compañeros, Nolan mantendrá continuos enfrentamientos con Lord Cardigan a causa de su despótica actitud. En la guerra de Crimea (1854-1856), en pleno asedio de Sebastopol, tendrá lugar una terrible batalla.

Remake de "La carga de la brigada ligera" (1936). Dirigido por Tony Ridhardson, se basa en hechos de la Guerra de Crimea (1853-56). Se rodó en Black Park y Greenwich (Inglaterra), con un presupuesto estimado de 8 M dólares. Obtuvo 7 nominaciones a los BAFTA.






COMENTARIOS:

La acción tiene lugar en Inglaterra y en Crimea en 1850-54. Culmina con la participación de la Brigada de la Caballería Ligera, cuerpo de élite del Ejército británico, en la batalla de Balaklava (25-X-1854). Narra la historia del capitán Louis Edward Nolan (David Hemmings), procedente de las fuerzas destacadas en la India, hecho por el que se le considera persona inferior y es tratado como tal. Se ve hostigado, sobre todo, por Lord Cardigan (Trevor Howard), arrogante jefe de la Brigada. Traba amistad con el capitán William Morris (Mark Burns) y con su esposa, Clarissa (Vanessa Redgrave). Entre los tres se establece un triángulo amoroso.



La película explora con ojo crítico la sociedad victoriana, el Imperio británico, la Guerra de Crimea y, por extensión, todas las guerras. Es una pieza antibelicista y antimilitarista, al gusto del público de la segunda mitad de los 60, sensibilizado por los errores y excesos de la guerra de Vietnam. Las películas antibelicistas se dividen en varios grupos: explican la crueldad y los horrores de la guerra ("Black Hawk derribado", 2001), muestran los estragos en la población civil ("Ángeles perdidos", 1948), glosan las secuelas de las heridas físicas ("El regreso", 1978), se refieren a las secuelas psicológicas o a la inadaptación social de los que han intervenido en ella ("Un lugar en la cumbre", 1959), hablan de los intereses espúreos que ocultan, satirizan la guerra ("MASH", 1970) o denuncian la ineptitud, los errores, la crueldad y la arbitrariedad del mando. En este último apartado se incluyen "Senderos de gloria" (1957), "King and Country" (1964) y "La última carga" (1968). Ésta ofrece una combinación de imágenes de lucha, arrojo, sacrificio y muerte, con imágenes del desconcierto, errores, torpezas e irresponsabilidad del mando, que resulta escalofriante.




Los ingleses son unos expertos consumados en el arte de tornar derrotas bochornosas en gloriosos hechos de armas- Isandlwana, Dunkerque-. Arcanos de la comunicación de masas y una medida generosa de estulticia colectiva. El precedente de mayor relumbrón se sitúa, no cabe duda, en el desastroso papel que jugara en Balaclava, durante la Guerra de Crimea, la Brigada Ligera al mando del dandi Lord Cardigan- cuyo principal objetivo con la invención de la prenda del mismo nombre no fue otro que evitar despeinarse-. Loada por el vate Lord Alfred Tennyson en su celebérrimo poema- “… Into the valley of Death, / rode the six hundred”-, una decisión militar más que discutible, sumamente reprensible- una carga frontal de caballería contra toda la artillería enemiga-, pasó a los anales de la historia como uno de los más acabados ejemplos del arrojo y la superioridad moral de los hijos de la Gran Bretaña triunfante.




Afortunadamente, de un tiempo a esta parte ha venido apareciendo abundante literatura desmitificadora- “The Reason Why”, de la historiadora británica Cecil Blanche Woodham-Smith, en que se basa la película que nos ocupa; “The Homicidal Earl”, del historiador militar, y ahora también novelista (mediocre, todo sea dicho) británico Saul David; o la chocarrera, y sin embargo brillante, “Flashman y la carga de la Brigada Ligera”, de George McDonald Fraser. Incluso una obra contemporánea de los hechos, “Cartas de un oficial del estado mayor en Crimea”, escrita por el coronel J. Gough Calthorpe se alejaba ya de la versión oficial, apuntando cierto comportamiento poco valeroso de Lord Cardigan en el fragor de la batalla-.

“La última carga”- así traducido en España a fin de no confundirla con la romántica visión que, 32 años antes, Michael Curtiz diera de los mismos hechos en “La carga de la Brigada Ligera”- se inscribe de lleno en dicha tendencia escéptica. Rodada en plena efervescencia del 68, su pacifismo, antimilitarismo y descontento general son evidentes. Una amarga ironía, rayana en el sarcasmo, impregna cada una de sus hermosas estampas. Éstas se alternan con unas maravillosas animaciones a cargo de los Monthy Python, a medio camino entre la psicodelia y el realismo industrial. Sólo las que abren la película y sirven de fondo a los títulos de crédito ya dan una idea bastante ajustada del tono cáustico que predominará durante los 140 minutos siguientes. Si bien es cierto que Tony Richardson llega a resultar un tanto retórico, recreándose demasiado en la belleza y la potencia de sus imágenes, tanto reales como animadas.




En cualquier caso, nos hallamos ante una curiosidad cinematográfica- casi una joya, podría decirse, por su espléndida rareza-, excelentemente fotografiada, e interpretada por la aristocracia del cine británico- Trevor Howard, John Gielgud, Vanessa Redgrave-, que se empeña en desvelar la ciega estupidez de los héroes- ese capitán Nolan encarnado por un intenso David Hemings, cuyas inquietudes parecen circunscribirse a los caballos y a hacerse matar lo antes posible- y la incompetencia manifiesta de los mandos- la discusión final entre Lord Raglan, Lord Lucan, Lord Cardigan y el brigadier Airey por la responsabilidad en el desastre no tiene desperdicio-.


(Parte del texto, publicado por Carorpar en filmaffinity)









Trailer:




Calificación: 3 de 6.

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