Nacida para el mal
Título original: Born to Be Bad
Año: 1950
Duración: 94 min.
País: Estados Unidos.
Director: Nicholas
Ray.
Guión: Edith R. Sommer, Robert Soderberg,
George Oppenheimer (Novela: Anne Parrish).
Música: Frederick
Hollander.
Fotografía: Nicholas Musuraca.
Reparto:
Joan Fontaine, Robert Ryan, Zachary Scott, Joan
Leslie, Mel Ferrer, Harold Vermilyea, Virginia Farmer, Kathleen Howard.
Género: Drama.
Sinopsis:
Christabel Caine (Joan Fontaine),
una joven de apariencia dulce e ingenua, le gusta a todo el mundo, a su prima
Donna Foster (Joan Leslie), a Curtis Carey, el acaudalado prometido de ésta, y
a los amigos de la pareja. Sólo el escritor Nick Bradley (Robert Ryan) se da
cuenta de que bajo esa apariencia angelical se esconde una mujer ambiciosa,
fría y calculadora que está dispuesta a poner en práctica toda clase de
argucias con tal de conseguir sus propósitos.
COMENTARIOS:
Una de las primeras películas que
firmó el gran Nicholas Ray para la RKO y una de obras menos consideradas por la
crítica en general. Melodrama de tintes negros que narra la historia de una
joven, Joan Fontaine, cuyo buen comportamiento y empatía hacia los demás oculta
en realidad oscuras ambiciones. No dudará en destruir el matrimonio de su mejor
amiga con el fin de casarse con su marido y obtener de él riqueza y estatus
social. Intentará también con sus manipulaciones y mentiras no perder a su
amante, Robert Ryan, por el cual siente una gran atracción sexual.
‘Nacida para el mal’ (‘Born to be
Bad’‘, Nicholas Ray, 1950) se enmarca dentro del melodrama criminal, género en
el que el cine estadounidense ya había brindado alguna que otra joya cuando Ray
filmó esta su sexta película como director. Pertenece a la etapa que el
firmante prefiere de la obra de Ray, la primera, aquella en la que realizó film
tan inolvidables como ‘Llamad a cualquier puerta’ (‘Knock on Any Door’, 1949) ,
‘En un lugar solitario’ (‘In a Lonely Place’, 1950) o Johnny Guitar (1954). El
director que luego se hizo famoso por grandes superproducciones como ‘Rey de
reyes’ (‘King of Kings, 1961) o ‘55 días en Pekín’ (‘55 Days at Pekin’, 1963)
se caracterizó en ese tramo de su filmografía por un estilo seco y directo,
lejos de la grandilocuencia que le caracterizaría en el final de su obra.
Algunos señalan ‘Nacida para el
mal’ como una de las películas prescindibles de su autor, pero es tal la
calidad en la filmografía de Ray que fijarse en una película suya que no sea
una obra maestra da la sensación de hallarnos ante un film inmerecido en su
director. Lo cierto es que Ray tiene films peores que el que nos ocupa, y a
‘Nacida para el mal’ lo que le ocurre es que su trama es de los más inofensiva.
Sin embargo Ray se las ingenió para sacar el máximo partido a un argumento que
parece ridículo. Lo consiguió con una puesta en escena y una iluminación que en
todo momento marcan la psique de los personajes, todos ellos arrastrados por la
influencia de la ambición del rol de una desconcertante Joan Fontaine.
La historia de ‘Nacida para el
mal’ proviene de la novela ‘All Kneeling’ de Anne Parrish, adaptada por Charles
Schnee, y escrita por Edith R. Sommer. Si echamos un vistazo a las historias de ambos escritores veremos que hay considerables diferencias de estilo.
Mientras el primero se caracterizó por historias de considerable dureza, la
segunda lo hizo por utilizar su pluma en tramas más sencillas o ligeras. Y así es
un poco el presente film, por momentos posee una dureza casi espeluznante, en
la que los sentimientos están a flor de piel, y en otros Ray se muestra con un
liviano sentido del humor, en los que el film se vuelve un poco más blando. La
historia versa sobre una mujer, Christabel (Joan Fontaine) cuya ambición le
llevará a hacer cualquier cosa con tal de conseguir un marido rico. Una
historia tan vieja como el propio cine y que nos descubre por otro lado la
riqueza en los personajes femeninos que había en el Hollywood de aquellos años.
‘Nacida para el mal’ puede verse
como un pequeño precedente, salvando las distancias, ojo, de la grandiosa ‘Eva
al desnudo’ (‘All About Eve’, Joseph L. Mankiewicz, 1950), estrenada unos meses
después. Al menos las semejanzas son bien visibles entre los dos personajes
centrales, aunque la interpretación de Anne Baxter como trepa esté a años luz
de la de Joan Fontaine en el film de Ray. También encontramos ecos de dos films
protagonizados por la inolvidable Gene Tierney —la mujer más guapa del
celuloide—, ‘Laura’ (id, Otto Preminger, 1944) —aquí también hay un cuadro que
ejerce cierta fascinación, sobre todo en el autor del mismo—, y ‘Que el cielo
la juzgue’ (‘Leave Her to Heaven’, John M. Stahl, 1945), a la que se parece
bastante más, aunque no llega a ser tan dura. De hecho, ambas influencias son
filtradas aquí a modo de comedia. Sirva como ejemplo el divertido personaje
interpretado por Mel Ferrer, que pareciendo que está al margen de todo,
aprovecha los éxitos amorosos de su modelo para aumentar el precio de su obra.
Dicho detalle con el que culmina
la película resulta un poco ligero de más en una historia que hasta ese
instante se muestra dura y sin compasión por sus personajes. Las artimañas de
Christabel para conseguir primero a su marido —las tretas utilizadas para que
su objetivo rompa con su prometida son de lo más instructivas— y para mantener
una distancia sexual de él después, muestran un personaje sin remordimientos de
ningún tipo y capaz de sobreponerse a sus propios deseos carnales,
personificados en el personaje de Robert Ryan —en la primera de sus
colaboraciones con Nicholas Ray—. El rol encuentra su actriz idónea en una Joan
Fontaine, que habiendo demostrado con anterioridad su valía, se mueve entre
unos primeros planos llenos de miradas huidizas y conspiratorias, y otros más
alejados donde la pasión desaforada, siempre con un punto de contención, hace
acto de presencia.
Cuentas las crónicas que Ray
declaró no sentirse demasiado satisfecho del film, que no pudo controlarlo como
hubiese deseado. Creo que se criticó demasiado a sí mismo. ‘Nacida para el mal’
demuestra lo bien que Ray utilizaba el entorno, y cómo hacía formar parte de la
historia a los escenarios. Podríamos decir que se trata de una película
claustrofóbica, pues vemos pocos exteriores. Ray encierra a sus personajes con
decorados de gran elegancia fusionando a ambos en uno, encerrando a la par sus
sentimientos, tan presos como ellos se sienten. También hay que señalar en el
trabajo actoral la belleza de una Joan Leslie maravillosa que no pocas veces le
roba planos a Fontaine. Personalmente sólo le reprocho ese cambio de tono final
que suaviza una historia en algunos instantes muy dura, como el fallecimiento
fuera de campo de cierto personaje que muestra la auténtica naturaleza de
Christabel, aquella de la que ya no puede esconderse ante los demás.
Trailer:
Calificación: 4 de 6.
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