Ejecución inminente
Título original: True
Crime
Año: 1999
Duración: 127 min.
País: Estados Unidos.
Director: Clint
Eastwood.
Guión: Larry Gross, Paul Brickman, Stephen
Schiff (Novela: Andrew Klavan)
Música: Lennie
Niehaus.
Fotografía: Jack N.
Green.
Reparto:
Clint Eastwood, Isaiah Washington, James Woods,
Denis Leary, Lisa Gay Hamilton, Diane Venora, Bernard Hill, Michael McKean,
Michael Jeter, Mary McCormack, Graham Beckel, Lucy Liu, Penny Bae Bridges,
Hattie Winston, Francesca Fisher-Eastwood, Frances Fisher, Erik King.
Género: Thriller.
Sinopsis:
Steve Everet es un periodista de
investigación, alcohólico y mujeriego impenitente, lo que influye en su trabajo
y en su consideración profesional. Se le presenta una ocasión de regenerarse:
le encargan que cubra la inminente ejecución de un condenado a muerte, una
historia que le parece rutinaria. Su instinto periodístico le advierte, sin
embargo, que hay allí algo más que la rutina. Comprueba los antecedentes del
condenado, Frank, y analiza los detalles del robo con homicidio en una tienda,
por el que fue detenido. A medida que conoce los hechos, se va convenciendo de
la inocencia de Frank y busca a contra reloj pruebas para demostrarla. Pero tiene
que hacerlo antes de 12 horas o morirá.
COMENTARIOS:
Para compensar el fracaso en
taquilla de ‘Medianoche en el jardín del bien y del mal’ (‘Midnight in the
Garden of Good and Evil’, Clint Eastwood, 1997), director y Warner decidieron
hacer un film de género, esta vez protagonizado por la estrella, con vistas a
atraer a un mayor número de público a las salas. El proyecto elegido fue la
adaptación de una novela de Andrew Klavan que versaba sobre la condena a muerte
de un inocente. Así pues Eastwood se sumaba a la moda de películas que
denunciaban, cada uno a su modo, esa lacra tan grande en el sistema judicial
estadounidense, que inundaban las carteleras de medio mundo en aquellos años.
Desde las visiones personales de Tim Robbins, hasta James Foley o Bruce
Beresford, con irregulares resultados los segundos, hasta llegar al mismo año
del film que nos ocupa con la muy celebrada ‘La milla verde’ (‘The Green Mile’,
Frank Darabont, 1999), el cine se hacía eco de algo que Eastwood trató con
extrema sutileza pero con resultados contundentes.
Un periodista ex-alcohólico y
mujeriego (Eastwood) acude a la cárcel de San Quintín para entrevistar, el día
de su ejecución, a un joven de color (Washington) acusado de haber asesinado a
una chica embarazada... Es una película menor en el cine de Eastwood, y de
evidente vocación comercial, pero detrás de ella se esconde todo un notable
ejercicio de rigor y dignidad cinematográfica. Eastwood denuncia la pena de
muerte no por ser absolutamente innecesaria sino porque viene respaldada por un
sistema judicial titubeante y arbitrario, y sobre todo, porque se hace de ella
un gratuito y morboso espectáculo frívolo, cuando se pone en juego la vida de
alguien. Y otra vez, Eastwood compone otro admirable personaje: un tipo ante su
última oportunidad, la que deja el sabor acostumbrado al perdedor que aún
ganando, siempre pierde, incrementándose solo su escepticismo y, eso sí, quizás
sus escasas convicciones (in)morales. Buenas interpretaciones, es un film tan
modesto como ejemplar por todo tipo de razones, continuación coherente de una
admirable madurez humana, vital y creativa.
El ritmo del film es
absolutamente endiablado, y cada dos por tres se nos da detalles del tiempo que
falta. Eastwood lleva hasta el límite el tempo y en un alarde de inteligencia
juguetea con el mismo hasta sus últimas consecuencias. No sólo en el instante
en el que le notifica a su jefe —maravilloso James Woods, en un personaje
caramelo que posee los mejores diálogos del film, añadiendo una comicidad a la
historia que recuerda a Howard Hawks y que en ningún momento resulta forzada a
pesar de la seriedad de la trama— sus creencias sobre la inocencia de Beechum,
y que en cierto modo representa una posible última cruzada para redimirse de
sus errores del pasado. También en el angustioso tramo final, y que concluye con
un impactante plano cámara lenta de la mujer del acusado golpeando el cristal tras
el cual su marido, inocente, muere a manos de la justicia. El verdadero final
de la historia, al que prosigue un epílogo de corte fantasioso, irreal y
cargado de ironía.
Viendo ciertas partes de esta
película llegué a la conclusión de que Clint Eastwood es posiblemente la última
gran presencia en el cine. Y no me refiero por su manera de interpretar (que
también) pero sí a algo innato en su físico o en su perenne personaje que tiene
un no sé qué propio de aquellos papeles interpretados por Bogart o por el mejor
John Wayne. Y es que Eastwood es por muchos motivos el último gran clásico del
cine y comparte con actores como Nicholson, De Niro, Pacino y muchos otros el amor
por el cine y la dedicación a su trabajo.
Sin duda, no es la mejor película
de Eastwood, pero como otras obras suyas como "Poder absoluto",
"Deuda de sangre" o "Space cowboys" tiene momentos de más
calidad que muchas filmografías completas de otros directores. Esta es una
película para pasar un buen rato y ver a un hombre que ha hecho mucho por el
cine y que esperemos que lo siga haciendo.
Una muy buena película, en resumen,
no te deja indiferente el tema, y demuestra que Eastwood mejora con los años
(gracias a dios que ya no hace películas infumables del estilo de aquellas del
orangután), y que no le importa tocar en sus películas temas que no son
agradables o fáciles de digerir. Aunque esta película no sea una de sus mayores
obras, es entretenimiento puro y duro. Con toques de humor que se agradecen. Al
igual que se agradecen los filmes casi anuales de este gran director.
Trailer:
Calificación: 3 de 6.
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