martes, 26 de junio de 2012

The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira) - (1940) - (Director: John Ford)




TÍTULO ORIGINAL: The Grapes of Wrath

AÑO: 1940
DURACIÓN: 129 min.
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: John Ford.
GUIÓN: Nunnally Johnson (Novela: John Steinbeck)
MÚSICA: Alfred Newman.
FOTOGRAFÍA: Gregg Toland.

REPARTO:
Henry Fonda, Jane Darwell, John Carradine, Charley Grapewin, Dorris Bowdon, Russell Simpson, John Qualen, O.Z. Whitehead, Eddie Quillan, Zeffie Tilbury.

PREMIOS:
1940: 2 Oscars: Mejor director, actriz secundaria (Jane Darwell). 7 nominaciones.
1940: National Board of Review: Mejor película.
1940: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película.

SINOPSIS:

Tom Joad (Henry Fonda) regresa a su hogar tras cumplir condena en prisión, pero la ilusión de volver a ver a los suyos se transforma en frustración al ver cómo los expulsan de sus tierras. Para escapar al hambre y a la pobreza, la familia no tiene más remedio que emprender un larguísimo viaje lleno de penalidades con la esperanza de encontrar una oportunidad en California, la tierra prometida.
Obra maestra de John Ford, adapta fielmente el libro de John Steinbeck, pero con más optimismo. Es de los pocos filmes de realismo social de los 40, cuando casi todo el cine era de evasión, para hacer olvidar al público sus problemas. Magníficos Jane Darwell y Henry Fonda, madre e hijo en la pantalla.

COMENTARIOS:

John Ford adaptaba una conocida obra de Steinbeck, que hablaba de las vicisitudes de una humilde familia norteamericana en los difíciles años de la Gran Depresión. Ford supo imprimir de sentimiento a una historia dura y terrible, del periplo de la familia Joad por los deprimidos parajes del mundo agrario norteamericano en un larguísimo viaje que les llevará desde Oklahoma hasta California en busca de un medio para salir de una situación precaria que no es exclusiva de ellos, sino que muchos como ellos están sufriendo. Aunque el centro del relato son los Joad, Ford no descuida insertarlos en un contexto deprimido, terriblemente realista, de una América que no es precisamente la "tierra de las oportunidades", sino más bien todo lo contrario.
El realizador no abandona en ningún momento la mirada hacia la pobreza y la desesperación de unas personas que han sido despojadas de todo, no sólo por los nuevos tiempos sino por una situación económica de crisis. No necesita realizar contrastes facilones, ya que el poderoso aparato propagandístico norteamericano, ya lo hace por él, limitándose a mostrar la cara oculta del famoso "sueño americano". Aunque fue un film de los que se denominan de "encargo", Ford volcó parte de sus vivencias y de su herencia en el film. Es inevitable ver este film y no pensar en muchos momentos en films como "¡Que verde era mi valle!", despojado de la exaltación patria pero compartiendo con él, no solo la idea del fin de un tiempo, y la necesidad de emigrar debido a los nuevos tiempos, sino también reflejando los valores familiares que ha caracterizado al realizador irlandés.
Seguramente no le fue nada difícil identificarse con los Joad, y comprender y hacernos comprender el desarraigo que sienten, despojados de la tierra en la que han vivido varias generaciones teniendo en cuenta sus orígenes, con lo que consiguió llevar a su terreno el texto original de Steinbeck. La esencia o el espíritu más bien, permanecen intactos, sobretodo cuando Ford nos enseña el fondo, con un realismo crudo, seco, descorazonador reforzado por la espléndida fotografía de Gregg Toland, cuyas imágenes son capaces de conmovernos hasta lo más profundo.
Sin embargo, Ford, en lugar de tirar por el camino del radicalismo de Steibeck, optó por un camino más social, y mucho más familiar, conectándolo con su propio universo particular. Como es habitual en él, arrancó unas soberbias interpretaciones de todo el reparto (sobre todo de Henry Fonda que es el personaje que más evoluciona de las diversas vivencias que vive, adquiriendo plena conciencia social), consiguiendo mostrar personas corrientes en toda su dimensión humana. El habitual lirismo y sentimentalismo de Ford, no exento de alguna gota de humor (muy escasa, la verdad), se pusieron al servicio de una historia realmente conmovedora que habla simplemente de personas humanas.
Este filme desgarrador deja muy en claro por qué John Ford ganó cuatro Oscars. Su elegante manejo de la cámara (utilizando planos bien cuidados, el movimiento cadencioso de la cámara y la sutileza de la panorámica), su dirección de actores milimétrica, su talento como narrador de pulso impecable, su cuidada y detallista puesta en escena, pero sobre todo la maestría con que Ford nos muestra la miseria humana, la tristeza y desolación absoluta de la vida, la imposibilidad de vivir honestamente en un mundo deshonesto, el pesar de las adversidades que nunca vencen a los personajes, personajes que luchan contra viento y marea para salir adelante en esa vida sucia e injusta que les tocó vivir, hacen de esta cinta, una verdadera obra maestra de la cinematografía universal. Un drama que por momentos parece tragedia... una película que por momentos parece ser la historia verdadera de una vida verdadera.
Maravilloso discurso final, un discurso que justifica el dolor y la pena de la familia Joad y de toda la familia. Fonda, inmenso como siempre.
El maestro Ford nos demuestra por qué es tan buen director... porque sabe contar historias, porque sabe hacernos sentir parte de sus historias. En definitiva, Las uvas de la ira es una obra maestra del genio del western que sirve incluso como desmentido hacia aquellos que alguna vez tacharon a John Ford de carca y conservador.

Tráiler:



Calificación: 6 de 6.

1 comentario:

  1. Mi agradecimiento a Jorge Dávila por comunicarme un error que no había percibido.

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