martes, 5 de junio de 2012

Gone With the Wind (Lo que el viento se llevó) - (1939) - (Director: Victor Fleming)


TÍTULO ORIGINAL: Gone With the Wind

AÑO: 1939 
DURACIÓN: 238 min. 
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Victor Fleming.
GUIÓN: Sidney Howard, Oliver H.P. Garrett, Ben Hecht, Jo Swerling, John Van Druten, (Novela: Margaret Mitchell).
MÚSICA: Max Steiner.
FOTOGRAFÍA: Ernest Haller.

REPARTO:
Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O'Neil, Butterfly McQueen, Ona Munson, Ann Rutherford, Evelyn Keyes, Mickey Kuhn.

PREMIOS:

- Oscar a la Mejor Película: (David O. Selznick)
- Oscar al Mejor Director: (Victor Fleming)
- Oscar a la Mejor Actriz: (Vivien Leigh)
- Oscar a la Mejor Actriz de Reparto: (Hattie McDaniel)
- Oscar al Mejor Guión Adaptado
- Oscar a la Mejor Dirección de Arte
- Oscar a la Mejor Fotografía
- Oscar al Mejor Montaje
- Oscar Honorífico (William Cameron Menzies)
- Premio por logros técnicos (Don Musgrave y Selznick International Pictures)

SINOPSIS:

El Sur de los Estados Unidos. Modos de vida que se resisten a desaparecer. Escarlata O’Hara es una joven muy solicitada por los jóvenes del lugar. Pero ella, caprichosa y egoísta, no quiere a cualquiera. Aunque le encanta coquetear, ha puesto sus ojos en Ashley, un joven bondadoso, lo más opuesto a su carácter, que ama a una chica dulce de nombre Melanie. Quien sí parece horma de su zapato es Rhett, bravucón y avispado, que espera aprovechar la inminente guerra de secesión para hacer fortuna. Pero Escarlata le rechaza, quizá porque ve en él como en un espejo. Y no le gusta lo que contempla.
Adaptación monumental de la popularísima novela, auténtico best-seller, de Margaret Mitchell. El productor David O. Selznick, auténtico autor del film, puso todos los medios para lograr una gran epopeya, cruzada por los amores y pasiones intensas de sus protagonistas.

COMENTARIOS:

"Aunque tenga que estafar, que ser ladrona o asesinar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre", afirma Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la protagonista de este clásico en un determinado momento de la película. Scarlett es una belleza sureña de clase alta, acostumbrada a ser el centro de atención y provocando serlo con su imprevisible temperamento y fuerte carácter. Sus desventuras amorosas, incluidos (especialmente) sus encontronazos con el mujeriego y cínico Rhett Butler (Clark Gable), son el eje central de la historia. Todo ello enmarcado durante la guerra que enfrentó a norte y sur, cuando los primeros querían que se aboliera la esclavitud, fuertemente arraigada en el sur.

Lo que el viento se llevó es una superproducción a nivel técnico en la que todo es destacable, el excelente vestuario, los magníficos decorados, su imperecedera banda sonora y su bellísima fotografía (véase la famosa escena del beso con ese fuego intenso tras la pareja o aquella otra en la que vemos la silueta de la protagonista mientras suelta una lapidaria frase, la indicada al inicio).
Afortunadamente sus cualidades no son sólo técnicas, la película cuenta con un excelente guión, centrado en una historia de amor arrebatadora y con unos personajes perfectamente definidos, capaces de mostrar un amplísimo espectro de emociones, cautivando con ello al espectador. Además, para darles vida hay detrás un gran plantel de intérpretes, con Clark Gable (consiguiendo ser más creíble como el atípico galán de la función) y Vivien Leigh a la cabeza. Ella puede presumir de haber interpretado a uno de los personajes más fascinantes, tanto de la literatura como de la cinematografía, bordándolo a pesar de lo complejo de su personalidad, la cual abarca todos los estados de ánimo imaginables a lo largo del metraje. Metraje que, por otra parte, acaba resultando agotador (estamos hablando de casi cuatro horas de duración) por muy intensa y atrayente que sea la historia que se cuenta, que de hecho lo es.
La historia del cine tiene mucho que ver los romances, besos apasionados, el enamoramiento de grandes hombres y grandes mujeres, en ocasiones de los amantes menos apropiados, ha generado gran cantidad de clichés, hay muchas maneras de enfocar el "chico conoce a chica", "chica conoce a chica", "lo que quiera que sea conoce a vaya usted a saber...".

Pese a haber sido dirigida en 1939 por un desfile de directores talentosos y que crearon verdaderas facciones entre los propios intérpretes, "Lo que el viento se llevó" engulliría a muchas de las pasiones que hoy arrasan en taquilla. Igual que en la obra maestra que es la novela original, Scarlett O´Hara y Rhett Butler emergen como dos seres complejos, admirables, aborrecibles y con una descarnada manera de mover su sexualidad y afectos que es tan moderna que asusta.
Bajo el marco de toda una súper-producción histórica en plena guerra de la Secesión americana, con un reparto a prueba de bomba (Olivia de Havilland, Leslie Howard...), se desarrolla uno de los mejores duelos de la lucha de sexos jamás visto. Fue un largo casting, incluso en una delirante nominación, el brillante Groucho Marx fue tanteado para aparecer como el mítico capitán contrabandista, mientras que Vivien Leigh tampoco lo tuvo fácil. Pero eran ellos.
Era la extraña alquimia y la insólita magia, había mejores actores en aquel momento, otros igual de buenos, pero ninguno hubiera sido capaz de sacarle el fruto que hicieron Leigh y Gable. Vivien se echa la cinta a sus espaldas durante su tremendo metraje, llevando todo el peso y haciendo evolucionar a su personaje de una manera increíble, mientras que Gable parece que todas sus apariciones son los momentos más resplandecientes de su carrera, generando una personalidad irrepetible, un truhán, un digno derrotado y autor de algunas de las sentencias más afortunadas de la historia del cine.

Ni siquiera se llevaron bien durante el metraje, pero parecen tan empeñados en superarse en cada escena y plano que el único beneficiado es el espectáculo, igual que los brillantes guionistas que escribieron a varias manos una adaptación sin precedentes.
"Lo que el viento se llevó" es una pieza única e irrepetible, con un romance de los que marcan época.

 

 

 

CURIOSIDADES:


La británica Vivien Leigh fue la más sureñas de las estadounidenses en su papel de Scarlett O'Hara y el seductor Clark Gable, como Rhett Butler, el más perfecto de los enamorados. Una pareja que desprendió en pantalla tanta química como escasa relación tuvieron durante el rodaje.
De sus enfrentamientos se escribió tanto como de los problemas que David O'Selznick tuvo para sacar adelante una mega-producción para los estándares de la época, que contó con un presupuesto de 4,25 millones de dólares y los avances técnicos más sofisticados a su alcance.
El grandilocuente y exagerado Tecnicolor es uno de los signos distintivos de una película espectacular desde muchos puntos de vista.
Fue probablemente la primera que inició las enormes campañas de publicidad a las que hoy estamos tan acostumbrados. Pero incluso para los estándares actuales sería excesivo pensar en lo que organizó O'Selznick: ni más ni menos que tres años de promoción antes de un estreno que se realizó por todo lo alto en Atlanta.

Hasta se declaró día festivo a nivel del estado y los organizadores aprovecharon la expectativa generada para aumentar los precios de las entradas hasta 40 veces sobre la tarifa de la época.
La primera versión de la película duraba seis horas para un resultado final de casi tres.

UN CASTING DIFÍCIL:

Se tardó dos años en elegir a la protagonista tras manejar una treintena de las más prominentes artistas de la época (desde Katherine Hepburn a Joan Crawford, pasando por Lana Turner o Paulette Godard).
Fue muy curiosa, la forma en que Olivia de Havilland entró en el reparto. Su hermana Joan Fontaine fue llamada a hacer las pruebas para el papel de Melanie, pero no gustó al productor David O. Selznick. Fontaine, muy disgustada, se marchó del set gritando a Selznick, sin mirarle: “¡Para hacer de pava es mejor que llamen a mi hermana Olivia!” (Ambas actrices se detestaban mutuamente, a pesar de ser hermanas), al productor le pareció una buena idea y llamaron a Olivia, la cual hizo la prueba y se quedó con el papel que le daría mas prestigio de toda su carrera.
La película contó con 5 directores: Reeves Eason, Sam Wood, William Cameron Menzies, George Cukor y Víctor Fleming. De los 5, sólo Fleming apareció en los créditos. Fleming ganó el Oscar al Mejor Director por la película.
A pesar de que fue despedido de la producción, George Cukor continuó preparando en privado a Vivien Leigh y a Olivia de Havilland para sus respectivos papeles. Ellas se lo pidieron expresamente y realizaban estos entrenamientos durante los fines de semana.

El actor Leslie Howard sentía que era demasiado mayor para interpretar a Ashley Wilkes (el personaje iba a tener alrededor de 21 años al comienzo de la película). Para parecer más joven tuvieron que ponerle extra de maquillaje y una peluca.
A Vivien Leigh le pasó algo similar ya que, cuando interpretó a Escarlata O´Hara tenía 25 años y en el comienzo de la película el personaje tenía tan solo 16 años.
En el caso de Barbara O'Neil, que interpretaba a Ellen O´Hara (la madre de Escarlata), fue todo lo contrario porque sólo tenía 28 años, tres más que Vivien Leigh.
Y contó con 50 actores y 2.400 extras que pasearon por algunos de los más grandiosos escenarios creados hasta entonces para una película, entre los que destaca el gigantesco puesto en pie para recrear el incendio de Atlanta (en realidad formado por viejos decorados de filmes como "El pequeño Lord" o "El último mohicano").
Durante el rodaje Vivien Leigh informó que se fumaba cuatro paquetes de cigarrillos al día y Clark Gable tres cajetillas todos los días.
La Warner Brothers ofreció a David O. Selznick participar en el proyecto con una fuerte suma de dinero si escogía a sus actores de plantilla Errol Flynn y Bette Davis como protagonistas. Sin embargo, Selznick quería a Clark Gable a toda costa, por lo que hizo un trato con la Metro, poseedora del contrato de Gable, para hacerse con sus servicios. A Clark Gable, al parecer, le molestó mucho que hicieran el acuerdo sin ni siquiera contar con él, por lo que se desahogó con la prensa al declarar que “los estudios tratan a los actores como cabezas de ganado”. Selznick trató de seducir a la estrella ofreciéndole pagar parte de sus gastos de divorcio para que pudiera casarse con Carole Lombard, el amor de su vida.

Como venganza hacia Clark Gable, por hacer que lo despidieran de esta película, George Cukor le echó en cara a Gable su presunto pasado como “chapero” (Homosexual masculino que ejerce la prostitución) en sus inicios en Hollywood.
Un esfuerzo que se tradujo en 13 candidaturas a los Óscar, de las que obtuvo 11, incluyendo mejor película, director, actriz principal y secundaria o guión, pero del que quedó fuera un Gable -perdió ante Robert Donat por "Adiós, Mr.Chips"- que no se lo tomó muy deportivamente.
Hattie McDaniel ganó el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto por su personaje de Mammy en la ceremonia de 1940. Este fue un hecho sin precedentes ya que ninguna otra persona de raza negra había recibido antes este galardón.


TAQUILLA MILLONARIA:
Y si en el terreno artístico el resultado fue espectacular, aún más lo fue en el puramente económico.
Recaudó 400 millones de dólares de los de entonces, una cifra que iguala por ejemplo a lo conseguido por el filme más taquillero de los últimos 365 días, que ha sido "Transformers: la venganza de los caídos".

Cifra que equivaldría a 1.450 millones de dólares con los precios ajustados a la inflación, lo que hace de "Lo que el viento se llevó" la película más taquillera de la historia, por encima de "La guerra de las galaxias", "Sonrisas y lágrimas" o "E.T.: el extraterrestre".
Toda una serie de datos apabullantes para una película que se convirtió en una leyenda instantánea que ha aguantado el paso del tiempo gracias principalmente a una épica historia que ya había sido un éxito desde el momento de su publicación en 1936 por Margaret Mitchell.

RODAJE:
La escena en que Rhett coge a Scarlett y sube la escalinata hasta el dormitorio con ella gritando y pataleando tuvo que repetirse varias veces. Clark Gable, que entonces tenía treinta y ocho años y estaba en plena forma, subió las escaleras a paso ligero, con Vivien Leigh a cuestas, un buen número de veces, repitiendo la escena cada vez que se lo pidió el director Víctor Fleming, buen amigo suyo. Sin embargo, llegó un momento en que el actor empezó a acusar el cansancio, pero Fleming le hizo repetir la toma una vez más. El derrengado actor subió de nuevo los pesados escalones cargando con Leigh, tras lo cual Víctor Fleming le dijo, jocosamente: “En realidad no necesitaba esta última toma, pero había apostado a que no eras capaz de subir otra vez esas malditas escaleras…”
El papel de Boniblue Buttler, hija de Rhett y Scarlet lo iba a realizar Elizabeth Taylor, pero no lo hizo porque su padre no quiso.
Cuentan que Clark Gable se estaba divorciando cuando le ofrecieron el papel de Rhett Butler y que no quería aceptarlo porque si lo hacía le iba a tocar más dinero a su ex, así que como condición puso que los del estudio de la MGM le resolvieran el asunto a su favor.
En el plano secuencia en el que se muestran, cantidad de heridos desde un plano cenital, la mayoría de los “heridos” son muñecos vestidos. Al lado de los muñecos colocaron personas vivas para evitar sensación de falsedad.
Los decorados que se quemaron para la famosa escena del incendio de Atlanta eran entre otros los dos pilares a los que se amarró a la protagonista de King-Kong en dicha película. También había restos de otras películas como “El jardín de Alá” por ejemplo.
En la escena en la que se quema la casa y huyen en una carreta de caballos por la ciudad, la actriz no es Vivian Leight, más que nada, porque el director llevaba muchísimo tiempo haciendo el casting para conseguir la actriz que interpretara a Scarlet Ohara, y harto de la espera, rodó la escena esta sin enfocar a la cara de la actriz, y cuando consiguieron a Vivian comenzó el rodaje.
Siempre se rumoreó que los actores principales no se llevaban muy bien en el rodaje y que Gable comía cebolla antes de las escenas donde se besaban. No es así; ambos eran profesionales y se admiraban mutuamente. Gable tenía dentadura postiza y de vez en cuando comía cosas picantes, pero no lo hacía para fastidiar a Vivien.

SUS FRASES MÍTICAS
Pero también a su glamurosa pareja protagonista, rodeada de un impresionante plantel de secundarios (¿quién no recuerda a Mami?) y aderezada con una serie de frases que se han convertido en referentes ineludibles de la película.

"Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre"; "Francamente, querida, me importa un bledo" o "Después de todo, mañana será otro día", son probablemente algunas de las citas más repetidas de la historia de la cinematografía.
"Probablemente no es la mejor película que se haya hecho, pero es el mayor fresco en movimiento que hemos visto nunca y la aventura filmada más ambiciosa de la espectacular historia de Hollywood", afirmó el New York Times en el momento de su estreno.
Una opinión ampliamente compartida por todos, tanto espectadores como cineastas.

Tráiler:

Calificación: Excelente.

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