domingo, 26 de mayo de 2013

Witness for the Prosecution (Testigo de cargo) - (1957) - (Director: Billy Wilder)



Título original: Witness for the Prosecution

Año: 1957

Duración: 114 min.

País: Estados Unidos

Director: Billy Wilder.

Guión: Billy Wilder, Harry Kurnitz (Teatro: Agatha Christie)

Música: Matty Malneck.

Fotografía: Russell Harlan.

Reparto:

Tyrone Power, Marlene Dietrich, Charles Laughton, Elsa Lanchester, John Williams, Una O'Connor, Henry Daniel, Norma Varden, Torin Thatcher, Philip Sonidoge, Ian Wolfe, Francis Compton.


Sinopsis:

Basada en una obra de Agatha Christie, narra el juicio a un hombre acusado de asesinato. El veredicto de su inocencia o culpabilidad depende de un curioso testigo de cargo; el de su mujer. Peligroso sería relatar más detalladamente el argumento de esta película, en la que el rodaje se mantuvo en secreto.

Estamos ante una magistral adaptación cinematográfica dirigida por Billy Wilder, que sabe mantener el suspense y la intriga durante todo el metraje. Este apasionante drama judicial cuenta con estupendas interpretaciones. Tyrone Power encarna al hombre acusado de asesinato, Marlene Dietrich es la "testigo de cargo" (impresa queda en nuestra retina la escena en la que aparece en un cabaret nazi donde interpreta la canción "I never go there any more") y Charles Laughton da vida a un cínico abogado en una memorable interpretación. La película fue nominada para cinco Oscars, entre ellos el de mejor película.


 COMENTARIOS:

Hace algunos días, volvía a ver, en un pase televisivo de una cadena temática, Testigo de cargo, la legendaria obra maestra (una más, entre tantísimas) del mago Billy Wilder. Soy incapaz de precisar, sin recurrir a mi “ángel de la guarda” –convenientemente disfrazado de base de datos-, cuántas veces habré visto ya esta película, pero les puedo asegurar que, con independencia de que tales visionados alcanzan ya un número bastante respetable, no me causa el más mínimo cansancio tal ejercicio recurrente. Más bien al contrario.


Y es que son tantos y tantos los elementos maravillosos que se acumulan en sus poco menos de dos horas de metraje, que se hace difícil meterse en proclamas admirativas respecto a alguno de ellos, dado el riesgo evidente de dar la impresión de que se está minusvalorando al resto, cuando su nivel también es excepcional. No obstante lo cual, no eludiré el trapo, y me mojaré: si me he de quedar con algo, me quedo con el trabajo interpretativo de ese monstruo que responde al nombre de Charles Laughton.

Ese abogado brillante, histriónico, entregado, compulsivo y cascarrabias que responde al nombre de Sir Wilfrid, es uno de los personajes más extraordinarios y deslumbrantes que ha dado el cine a lo largo de toda su historia, y está claro que, más allá de cuanto haya podido aportar a ello su construcción dramática vía guión –evidentemente, fabulosa-, alcanza tal rango legendario gracias a su encarnación por un Charles Laughton tocado por la varita de las “hadas”: el responsable, sabiamente dirigido también por Billy Wilder, de dar a su personaje una dimensión tan completa desde la sencillez (nada más alejado de la sofisticación que la socarronería y acritud en las formas que gasta el letrado .....) como para que cualquier espectador termine, embobado, entregándose en éxtasis al disfrute de tan brillante interpretación.


Un personaje con el que ríes, porque sus salidas cómicas y sus golpes de efecto cuando se enfada son espectaculares. Un personaje con el que sufres, porque vas viendo cómo su entrega sin tasa ni límite llega a poner en peligro su propia vida. Un personaje por el que llegas a sentir respeto y admiración, porque, en el fondo, late en él un sentido de la ética y del deber profesional más allá de cualquier debilidad (si, además, perteneces al gremio jurídico, esa secuencia en la que proclama exaltado su determinación de defender a su cliente hasta la última gota de su aliento es muy fácil que te haga saltar las lágrimas de la emoción...). Un personaje, en suma, que te lo da todo, y todo ello servido por la inconmensurable y riquísima gama de matices de que le dota el señor Laughton. Casi nada.


Si ustedes, amigos lectores, han visto la película, dudo enormemente –desde el respeto, obviamente, a esa posible discrepancia- que puedan diferir en exceso de las apreciaciones anteriores. Y si no la han visto, ¿qué hacen perdiendo el tiempo leyendo estas tonterías....? Corran, corran: el disfrute lo tienen garantizado...


Muy graciosa la advertencia del final, rogando a los espectadores no desvelar el final de la trama a los que no la han visto todavía. Esto deberían de advertírselo también a los que escribieron el libro “1001 películas que te vamos a destripar antes de morir”.



Tráiler:



Calificación: 5 de 6.

No hay comentarios:

Publicar un comentario