Título original: King and Country
Año: 1964
Duración: 86 min.
País: Reino Unido.
Director: Joseph Losey.
Guión: Evan Jones, basado en la obra de teatro de John Wilson.
Música: Larry Adler.
Fotografía: Denys Coop.
Reparto:
Dirk Bogarde, Tom Courtenay, Leo McKern, Barry Foster, James Villiers, Peter Copley, Jeremy Spenser.
Sinopsis:
Aclamado drama antibelicista que relata la historia del soldado Arthur Hamp (Tom Courtenay), acusado de deserción en plena batalla durante la Primera Guerra Mundial por abandonar su trinchera.
En efecto, ha cometido tal infracción, pero no impulsado por la cobardía, sino dispuesto a aclarar la infidelidad de su esposa en su ausencia, de la que ha tenido noticias.
No obstante sus oficiales superiores quieren dar ejemplo con su castigo y le abrirán un consejo de guerra, en el que estará representado por el abogado militar capitán Hargreaves (Dirk Bogarde).
Premios:
1964: Academia Británica: Mejor Película.
COMENTARIOS:
Sin Rey y sin Patria, Joseph Losey, exiliado en el Reino Unido, perseguido por el HUAC (Comité de Actividades Antiamericanas), acomete una de sus obras más importantes. Adapta la obra de teatro “Hump” de John Wilson y la convierte en un grito contra lo absurdo de la Guerra. La cinta es tan cruda que no deja ningún atisbo de duda acerca de la intención del director. Losey, desde su situación personal, no teme la censura y, como el más británico de los directores americanos, se refugia en el Free Cinema para expresar su pesimismo. Su decisión es acertada si tenemos en cuenta que el flamante movimiento fue impulsado por la generación que sufrió la guerra y vive desconcertada; o la que nació a su sombra, sin ningún ideal al que agarrarse.
El realizador estadounidense elige, para su denuncia directa, el drama de un desertor de la Primera Guerra Mundial que es sometido a un consejo de guerra. El soldado realmente no ha traicionado a su Patria, sólo "ha dado un paseo" después de un mal trago en la batalla; sin embargo, para el ejército, su trastorno pasajero es técnicamente una deserción. Con la pena de muerte planeando sobre su la celda improvisada, el militar se aferra a la vida -una mísera existencia- y confía en el oficial que le han asignado para defenderle. Pero el letrado no alberga esperanza alguna; ni Losey tampoco.
Sólo hay que mirar el escenario elegido: trincheras escavadas en vano por culpa de una tierra nada firme, donde sólo se asienta la podredumbre; donde la lluvia que no cesa alimenta un barro infinito que cubre todo de mugre y engulle por igual a los cadáveres hinchados de los combatientes y a los animales de carga. Para Joseph Losey, es la propia conciencia humana la que nutre de fango este lodazal; un limo que todo lo contamina -incluyendo, literalmente, la sentencia del consejo de guerra- que hace inútil el intento del asistente por limpiar las botas del coronel; y que convierte los impactos de los proyectiles de gran calibre en piscinas de arenas movedizas.
El director no se conforma con este decorado expresionista, también busca que la propia trama sea impactante, que el espectador no olvide nunca el objetivo final del largometraje. Para ello alterna la historia convencional, la que se puede encuadrar en el subgénero de juicios dentro del cine bélico, con otra paródica que subvierte el drama principal intencionadamente: los compañeros del desertor buscan una rata que ha mordido la oreja de uno de ellos mientras dormía. El juicio del asqueroso roedor y su linchamiento coincide en el tiempo con el que se celebra en el derruido cuartel general. Metáfora e historia discurren simultáneamente y llegan a confundirse cuando la sentencia es firme y los compañeros juegan con el reo a la gallina ciega.
En King & Country destacan la fotografía en blanco y negro y el casting. Aquí se encuentran algunos de los intérpretes más característicos de la nueva ola inglesa: Dirk Bogarde, en el papel del abogado defensor, y Tom Courtenay que da vida a Hump, el cabo desertor. Un personaje que bien podría ser antepasado de otro de similar corte e interpretado por el mismo actor: el inadaptado Colin Smith de La Soledad del Corredor de Fondo (The Loneliness of The Long Distance Runner de Tony Richardson, 1962). El resto del elenco cumple a la perfección su cometido de estirados y falsos militares que buscan no implicarse demasiado en el caso mientras sobreviven a la contienda. Todo sea por el Rey y la Patria.
Tráiler:
Calificación: 6 de 6.
Acabo de ver esta película. Tu página me brindó información importante, tanto como para sacarme de la realidad en la que quedé atrapada por unos instantes. Conocer la historia del director me devolvió a esa ficción pregnante que no es otra cosa que la realidad misma. Quién tuviera la capacidad de Joseph Losey para poder exorcizar fantasmas, visibilizarlos y compartirlos para hacernos sentir más acompañados en la repulsión por la guerra y la violencia. Gracias por toda la info que aportás.
ResponderEliminarHay algo que no comparto del todo... me parece que el director no deja tan claro que el soldado "sólo caminaba"... me pregunto... ¿si hubiera sido desertor la repulsión por la farsa del juicio y el asesinato de un ser humano sería menor? A mí me parece que Losey (o el autor de la obra teatral) deja esa interpretación al espectador para interpelarlo. Personalmente me quedo con que esa interpretación merece quedar como lo que es: un dato menor que de ninguna manera incide en el mensaje antibelicista.
Gracias. Graciela
Hola Graciela, gracias por tu excelente comentario con el que estoy totalmente de acuerdo de una película desgraciadamente poco conocida y que en su día me impactó mucho. Saludos
ResponderEliminarGracias por responder José María. Ya agendé tu página para visitarla con frecuencia. Saludos, Graciela
ResponderEliminarGracias a ti Graciela, un saludo.
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