Título original: 2001: A Space Odyssey
Año: 1968
Duración: 139 min.
País: Reino Unido
Director: Stanley Kubrick.
Guión: Stanley Kubrick, Arthur C. Clarke (Novela corta: Arthur C. Clarke).
Música: Richard Strauss, Johann Strauss.
Fotografía: Geoffrey Unsworth.
Reparto:
Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Laonard Rossiter, Margaret Tyzack, Robert Beatty, Sean Sullivan, Frank Miller, Penny Brahms, Alan Gilfford, Vivian Kubrick.
Sinopsis:
La película de ciencia-ficción por excelencia de la historia del cine narra los diversos periodos de la historia de la humanidad, no sólo del pasado, sino también del futuro. Hace millones de años, antes de la aparición del "homo sapiens", unos primates descubren un monolito que los conduce a un estadio de inteligencia superior. Millones de años después, otro monolito, enterrado en una luna, despierta el interés de los científicos. Por último, durante una misión de la NASA, HAL 9000, una máquina dotada de inteligencia artificial, se encarga de controlar todos los sistemas de una nave espacial tripulada.
Premios:
1968: Oscar: Mejores efectos visuales. 4 nominaciones: director, guión y dirección artística.
1968: Premios David di Donatello: Mejor producción extranjera.
COMENTARIOS:
Cuando en la pantalla aparece la palabra "fin", el espectador, por lo general atónito, se pregunta, ¿qué ha sucedido...?, porque el encadenado de acontecimientos, a cual más extraño –aunque todos igualmente atractivos desde el punto de vista visual–, le deja a uno perplejo. Sin embargo, la historia es sencilla: una inteligencia extraterrestre, que tropieza en algún momento del pasado remoto con la Tierra, deja una huella de su paso a modo de firma, la famosa losa negra; los hombres, cuando la descubren (lo que se sitúa en el año 2001, que tiene gracia si vemos las cosas desde aquí, aunque hay que tener en cuenta que la película se hizo en 1968, un año antes de que llegáramos a la Luna), deciden seguirle la pista para ver a dónde conduce.
Tan sobrio argumento, que emana de un cuento de Arthur C. Clarke que se llama "El centinela" (aunque luego, aprovechando el éxito de la película, lo transformó en novela), fue desarrollado por Kubrick hasta el paroxismo, por decirlo de una manera sencilla, y el resultado es, con mucho, una de las más abracadabrantes películas de la historia.
Todo se confabuló en esta cinta para dotarla de la mayor de las fuerzas, como la insistente música (Strauss, Ligetti y unos cuantos más salen allí a relucir), el grandioso espectáculo visual, la sucesión de trucos que dejan desconcertado a quien los contempla (hoy en día estos trucos están muy manoseados, pero en aquellos tiempos no se había visto nunca nada igual, pues los ideó Kubrick), amén de un final que no se sabe si es incomprensible u obedece a una muy filosófica u oculta razón.
Sin duda estamos ante la obra más polémica de uno de los mayores genios del cine y una de las grandes personalidades del siglo XX, sin duda Stanley Kubrick hizo un genial retrato de la humanidad y de los misterios que la rodean.
La creación, el hombre, la Tierra, Dios, el avance, la inteligencia, el espacio, el tiempo, la moral, la vida, la muerte..., una serie de cosas se retratan en esta genial película donde Kubrick va mucho más allá.
Lo más peculiar es la manera de narrar la historia, sin duda, Kubrick rompe todos los moldes de narración para dar más importancia al fondo musical o llevarnos al infinito con una serie de imágenes llena de colores.
Kubrick no piensa en el espectador, eso está claro, él pensó en el arte, el creador no se debe a las masas, se debe a sí mismo y de esta manera el creador consigue crear las obras que más tarde serán consideradas como los grandes logros de la humanidad.
La gente salía de las salas del cine pero el tiempo la ha colocado en su lugar, siendo considerada como la mayor obra de ciencia ficción, tras los años, sigue siendo una obra reciente y actual.
Kubrick no solamente realiza una película de ciencia ficción, su complejidad es muy grande, los temas enunciados anteriormente están presentes en dicha película.
Los símbolos están presentes en cada escena, la idea del monolito como el símbolo de Dios, la inteligencia artificial como la creación del hombre, un planteamiento ético y moral.
Kubrick comienza con el silencio, con una música misteriosa, él siempre sabía elegir sus músicas, sabía captar la esencia del compositor, así como sabe captar la esencia y el espíritu de la música de Ligeti, su Réquiem suena aquí a la perfección, sin duda Kubrick-Ligeti representan el misterio de la creación, de la nada, de la explosión del universo.
Uno se siente extraño al presenciar una larga escena de monos, silencio, sin diálogos, pero Kubrick no hace solo una película del espacio sino una película sobre el hombre y su dimensión espiritual.
Resulta extraña la idea del monolito a lo largo de los años y en el espacio, sin duda Kubrick plantea una pregunta, Dios y ese misterio que encierra la vida y la muerte.
El universo y todas las naves espaciales, los viajes en el espacio y ese mundo que el hombre ha creado, sin duda, todo un misterio.
Esa inteligencia artificial que se revela contra su propio creador y ese sorprenderte final con unas escenas polémicas hasta hoy en día, la visión del propio hombre en su nacimiento, su vida y su muerte ante los ojos del monolito, sin duda, un momento majestuoso y magistral.
Kubrick supera toda visión del cine anterior y sabe utilizar el lenguaje del cine para hablar, para profundizar en el hombre y el misterio que le rodea, sin duda, un genio.
He visto películas complejas y profundas pero esta supera a todas, sin duda.
Una obra pulcra, una obra serena y emocionante, pero compleja, es fácil que no guste la primera vez pero al madurar uno puede ver el misterio que en ella se encierra.
Una obra magnánima construida con un lenguaje sencillo pues hay escenas largas y muy pausadas, complejas en su elaboración, pero sencillas en su presentación.
Kubrick era un genio y lo demostró aunque muchos no lo sepan apreciar.
Tráiler:
Calificación: 6 de 6.
Cómo es habitual en este espacio, una crítica con la que me siento perfectamente identificado. Me ha hecho recordar un tiempo tan distinto al de ahora... Recuerdo por ejemplo que les gustó más a los adolescentes por los efectos especiales y sus elocuentes imágenes llenas de simbolismo; los adultos a mi alrededor se dormían durante su visionado nocturno... ¿cómo acaba? -me preguntaban al día siguiente. En general, creo no equivocarme, fue una película sin el atractivo ordinario que se esperaría en este tipo de historias espaciales dirigido al gran público, (a pesar de esa concesión laudatoria oficial) y de ahí su desconcierto, y que transcurridas más de cinco décadas sigue sin la aceptación merecida, exceptuando claro a todos aquellos que dejan fluir la obra con ese profundo respeto por la cosmovisión del autor, ese Kubrick que vino a este mundo a expandir los límites de este arte: ''Kubrick no piensa en el espectador, eso está claro, él pensó en el arte, el creador no se debe a las masas, se debe a sí mismo'' tal como leemos en este artículo, base fundamental del gran creador o contador de historias para hacer obras como esta película. Me gustaría resaltar para finalizar este comentario, algo que sólo he encontrado en este director al realizar la filmación de los guiones (creo que el novelista inglés Arthur Clarke fue coguionista), es la tensión generada en los diálogos o conversaciones más simples entre -digámoslo así- entre el emisor y el receptor. Ese mensaje entre los personajes parece necesitar una doble decodificación por el receptor: la convencional, que entiende el sentido del código transmitido y por otro, el ‘’propósito’’ del mismo; de ahí que las respuestas forzadas a expresar una motivación, sean con frecuencia tan breves, reticentes e intencionadamente desconfiadas. Ello genera una tensión en un contexto muy particular que no deja de producirme asombro por la intensidad psicológica que propicia ese intercambio de frases, en incluso sus silencios resultan auténticas notas de información. Gracias por invitarme a comentar. Un cordial saludo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con su interesante y magnífico comentario. Le agradezco su colaboración, un fuerte abrazo.
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