Título original: The Man With the Golden Arm
Año: 1955
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos.
Director: Otto Preminger.
Guión: Walter Newmany Lewis Meltzer (Novela: Nelson Algren)
Música: Elmer
Bernstein.
Fotografía: Sam Leavitt.
Reparto:
Frank
Sinatra, Eleanor Parker, Kim Novak, Arnold Stang, Darren McGavin, Robert
Strauss, John Conte, Doro Merande, George E. Stone, George Mathews, Leonid
Kinskey, Emile Meyer.
Género: Drama.
Sinopsis:
Un adicto a la heroina intenta
superar su dependencia de la droga. Pero choca contra su entorno, lleno de
violencia, por lo que cada vez, su situación es más desesperada.
A partir de la novela de Nelson
Algren, el director de origen alemán Otto Preminger (Anatomía de un asesinato,
Laura) se atrevió a plantear en Hollywood uno de los temas tabú de la sociedad
americana: la drogadicción. A pesar de lo arriesgado de la propuesta, y de un
diseño de producción un tanto limitado, la película fue un gran éxito y ofrece
una de las mejores interpretaciones de Frank Sinatra.
Premios:
1955: 3 nominaciones
al Oscar: Actor (Sinatra), direcc. artíst.
1955: National Board of Review: Mejor película.
1955: Círculo de
críticos de Nueva York: Nominada a Mejor Actor (Frank Sinatra).
1956: BAFTA: Nominada
a mejor película y actor extranjero (Frank Sinatra).
COMENTARIOS:
Primer largometraje de Hollywood
sobre el problema de la droga, realizado por Otto Preminger (“Laura”, 1944). El
guión, de Walter Newman, Lewis Meltzer y Ben Hetch (no acreditado), adapta la
novela “The Man with the Golden Arm” (1949), de Nelson Algren (1909-81). Se
rueda íntegramente en estudio, en un decorado de sólo 8 escenarios (sala de
fiestas, escalera y vivienda del protagonista, vivienda de Molly, bar, calle,
apartamento del traficante y tugurio de juego), con escaso presupuesto. Es
nominado a 3 Oscar (actor, decorados en B/N y música). Producido por Otto
Preminger para Carlyle/UA, se proyecta por primera vez en público, en sesión de
preestreno, el 14-XII-1955 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar
en un barrio marginal de Chicago (Illinois), a lo largo de unas 2 semanas de la
primavera de 1955. Frankie Machine (Sinatra), apodado “el hombre del brazo de
oro”, de 30 y pocos años, casado con Sofía “Zosh” (Parker), de 25 años, llega a
su casa después de 6 meses de privación de libertad, que ha pasado en un centro
de rehabilitación de toxicómanos. Ha superado la adicción a la heroína, ha
aprendido a tocar la batería y es portador de una carta de recomendación del
médico para que un amigo le presente al director de una orquesta de jazz. Lleva
consigo un regalo de sus compañeros del centro: el tambor de una batería,
símbolo de su felicidad futura, de su ilusión presente y del proyecto de
ganarse la vida como músico. Frankie era el mejor jugador de cartas del barrio
y trabajaba como jugador a comisión en las partidas clandestinas de póquer de
Zero Schwiefke (Strauss). Zosh, que lleva 3 años en silla de ruedas, es una
persona amargada, frustrada, caprichosa, dominante y desequilibrada. La vecina
Molly (Novak), chica de alterne de una sala de fiestas de “strippers”, es
comprensiva, afectuosa, sensual y atractiva.
El film suma drama, crítica
social y drogas. Analiza de modo minucioso y realista la angustia del
toxicómano, la dependencia de la droga, el sufrimiento y las crisis asociadas
al síndrome de abstinencia. Crea imágenes poderosas que explican la
administración de la heroína y el calvario del drogadicto. Con acierto expone
el peso del entorno en los toxicómanos: falta de trabajo estable, desestructuración
familiar, frustraciones personales, presión de los traficantes, etc. Añade la
consideración de factores ambientales, como los de un barrio en el que abundan
el alcoholismo, el paro, la prostitución, la marginación, la criminalidad, el
chantaje, la miseria y el juego.
Sin palabras se pone de
manifiesto la necesidad de incorporar la familia a los procesos de
rehabilitación, el tutelaje profesional de los ex toxicómanos durante su
reinserción, la ayuda en la búsqueda de trabajo y en la preparación para su
desempeño, las necesidades de comprensión y cariño y su tratamiento como
personas enfermas, evitando siempre su criminalización.
Para menoscabar la categoría
artística de Preminger, Cukor decía de él que era “un hombre de negocios muy
hábil y perspicaz”.
Preminger creó en 1953 una
productora para, además de dirigir sus películas, sacarlas adelante. Prueba de
su independencia es que cuando filmó “El hombre del brazo de oro” se saltó el
Código Hays, censura sobre temas como el adulterio, las axilas pilosas o el
ombligo. También las drogas, lacra asociada a las escabrosas cloacas de la
sociedad.
Al contar la historia del
heroinómano Frankie Machine, quien regresa al barrio de Chicago tras una
rehabilitación, Preminger aplica un enfoque muy distinto del oficial: presenta
la adicción como proceso patológico derivado de la debilidad de carácter y de
la presión de factores ambientales.
En el desarrollo de la historia
Preminger pone en juego su experiencia teatral y cuaja una puesta en escena
magnífica, aprovechando con travellings aéreos y largos planos-secuencia los
decorados, de donde la acción no sale, y logrando compacta unidad dramática.
Contribuyen tanto la convincente
interpretación de Sinatra, que da bien todos los registros de su personaje,
expuesto a oscilaciones límite, como la presencia enérgica de Kim Novak, mucho
más que un rostro atractivo.
La narración, que de dichos
elementos hace un manejo ágil e interesante, moviendo a buen ritmo los dilemas
de los personajes, acusa en el desenlace algunas simplificaciones, tal vez
porque en realidad lo prioritario para Preminger era mostrar lo hasta entonces
inédito en pantalla: la crudeza de los síndromes, la inexorable fisicidad de la
dependencia, o la figura vil del traficante, para quien el adicto es una mercancía
con brazos.
Y si Preminger pudo hacerlo,
aunque a Cukor pareciera fastidiarle, fue por su probada independencia y porque
tuvo el arrojo de saltarse la censura.
Y de jugarse su dinero en un
proyecto en el que creía.
Película completa:
Calificación: 4 de 6.
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