sábado, 16 de febrero de 2013

Amour (Amor) - (2012) - (Director: Michael Haneke)




Amor (2012)

TÍTULO ORIGINAL: Amour

AÑO: 2012

DURACIÓN: 127 min.

PAÍS: Austria.

DIRECTOR: Michael Haneke.

GUIÓN: Michael Haneke.

MÚSICA: Franz Schubert, Ludwig Van Beethoven, Johann Sebastian Bach.

FOTOGRAFÍA: Darius Khondji.

REPARTO:

Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Ramón Agirre, Rita Blanco, Alexandre Tharaud, Laurent Capelluto, Carole Franck, Dinara Drukarova.

PREMIOS:

2012: 5 Nominaciones a los Oscar, incluyendo película, director y film habla no inglesa

2012: Festival de Cannes: Palma de Oro (Mejor película)

2012: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa

2012: Premios César: 10 nominaciones, incluyendo Mejor película

2012: Premios del Cine Europeo: Mejor película, director, actor y actriz. 6 nominaciones

2012: Critics Choice Awards: Mejor película de habla no inglesa. 2 nominaciones

2012: 2 Premios BAFTA: Mejor película extranjera y actriz (Riva). 4 nominaciones

2012: Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor película extranjera

2012: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película extranjera

2012: National Board of Review (NBR): Mejor película extranjera

2012: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor película

2012: Satellite Awards: Nominada a Mejor película extranjera y mejor actriz (Riva)

2012: Premios Guldbagge: Mejor película extranjera

SINOPSIS:

Georges y Anne son un matrimonio octogenario, padres de una hija casada, ambos cultivados profesores de música, que se llevan estupendamente, y que disfrutan de sus días de retiro plácidamente. Un día ella sufre una breve pérdida de conciencia, lo que motiva una visita al médico y un diagnóstico de obstrucción de las arterias que aconseja una intervención quirúrgica. La operación sale mal y Anne queda semiparalítica. Georges se desvive amorosamente por cuidarla, pero ella no encaja bien su situación de dependencia y progresivo deterioro, e incluso querría morir; aunque, también por amor, se esfuerza en no poner las cosas demasiado difíciles a su marido.

COMENTARIOS:

'Amor', es un amor duro, trágico, acabado, completo. 'Amor' es un amor cruel, insólito, vivido... El 'Amor' del director austríaco Michael Haneke no es romántico, es real.

A lo largo de la historia del cine ha habido muchos directores que han querido esencializar el amor, sus historias anexas, los sentimientos de los personajes... Para ello, generalmente, y sobre todo en épocas más recientes, han pretendido que ese amor sea entendido y masticado. No hay que ser demasiado tormentoso, o incluso, ese amor nunca puede fallar.

En ese aspecto, el 'Amor' de Haneke es real como la vida, angustioso como un día sin café, y violento como la posible pérdida del ser más querido del mundo. No hay filtros, el director austríaco lo cuenta como es, sin florituras, sin adornos, sin pretensiones.

Ahora bien, y para que no parezca todo tan "rosa" y bonito, pese a la dureza que menciono, la película, quizá en este aspecto, es lo que puede echar un poco atrás. No entretiene, sino que te retuerce en el asiento y te hace sentir mal, culpable, cómplice del drama que viven ambos personajes. Y en ese sentido, es donde el film gana mucho, en la empatía propuesta al espectador, que te hace pensar qué harías, o no, en cada acción presentada.

Esta es la película de los ciclos. De un ciclo que evoca la grandeza de la vida misma, cómo creemos que la conocemos, para acabar convirtiéndose posteriormente en otro minucioso sub-ciclo lleno de connotaciones sobre las acciones de los protagonistas. Este sub-ciclo lo personifica Jean-Louis Trintignant qué, sin quererlo, hace la interpretación de toda una vida.

Lo que más asusta de esta película es la humanidad que desprende. No hay héroes ni villanos, no hay respuestas exageradas ni diálogos fuera de tono. Sólo hay eso, humanidad. Una humanidad que te pega a la silla sin querer. Estás, básicamente, viendo en primera persona, cómo un fantasma, la vida de otros.

Las escenas se desarrollan íntegramente dentro de la casa, (excepto una pequeña escena del principio) dando también cierto apego a un elemento claustrofóbico que te hace entrar más en la película. Las conversaciones y respuestas de Trignant y Riva, estudiadas por Haneke hasta la locura, desprenden la banalidad más absoluta. Gestos humanos, insustanciales, superficiales y que, sin embargo, marcan el ritmo de la película, como si de un reloj de la vida se tratara. Pasado, presente y futuro. Amor, vida y muerte desprenden un puzzle perfectamente tejido, a un ritmo silencioso y acompañado de pocos segundos musicales de Schubert.


“No es algo para mostrar” explica Georges (Jean-Louis Trintignant) a su hija Eva (Isabelle Huppert), mientras mantiene cerrada con llave la puerta donde se encuentra Anne (Emmanuelle Riva), esposa y madre respectivamente. Con ‘Amour’, Michael Haneke muestra eso que “no es para mostrar”, eso que duele no sólo en el sentido físico -que, como siempre, también es sello de su cine- sino también porque es humillante. Es simple y claro, no hay trampas ni lugar para el suspenso: desde la primera secuencia, al mostrar en un flash forward (mostrar el final y luego volver al pasado) a Anne muerta, la película le quita casi todo el peso al desenlace, la muerte, para ponérselo a la trama, el deterioro previo. Por eso no es un film sobre la muerte, sino sobre el amor de un ser humano por otro cuando ataca una enfermedad previsiblemente fulminante, y cuando no hay culpa ni culpables que motiven la cuestión, sólo el paso del tiempo como verdugo más cruel.

El deterioro primero es físico, luego anímico, luego mental. El deterioro se propaga también en Georges. Es el rechazo a la humillación más que a la idea de envejecer: al uso de pañales, a las incontinencias, a la pérdida de la independencia, a sentirse un peso y complicarle la vida a quien menos quisiera. Es como volver a los principios de la niñez, la etapa más traumática dicen, pero siendo conscientes de ello. El film también funciona como contrapunto de cómo se piensa la enfermedad, la vejez y la muerte según el lugar que se ocupa en relación al enfermo y la edad: la vivencia propia (la de Anne), la del compañero (Georges), la del familiar (Eva), la ajena, la de alguien de la misma edad, la de personas más jóvenes, etc.

El sentimiento que desprende la película se ve escenificado al principio y al final de los créditos, con el silencio más sepulcral y absoluto. Es una película sin música. Pero no la necesita, ya que el ritmo lo marcan los mismos protagonistas y esos diálogos enfermizamente hilados.

Una putada de película que atrapa y obliga a pasarlo mal desde el primer minuto en que se advierte que algo no va bien en la salud de ella, una Emmanuelle Riva que se marca una actuación de diez, en la cual todos aquellos que hayamos tenido la mala suerte de tener un ser querido en similares circunstancias podemos reconocer.

Y es que de eso trata la película en el fondo, de una pareja y de cómo encara la adversidad. De forma algo más deprimente podríamos decir que trata sobre el dolor, la vejez, la enfermedad y la muerte; pero dentro de toda la oscuridad está la actitud paciente y amante de Georges, que se queda junto a Anne, que la cuida a pesar de lo difícil que resulta en ocasiones. De un hombre que quizá sigue ahí por el miedo a la soledad, pero que quizá sigue ahí por el amor que da título al filme.

El cineasta austríaco sabe crear en Amor la atmósfera de cansancio, agotamiento e impotencia, ante una situación en la que no cabe otra cosa que dar amor; imágenes como la de la paloma, los momentos de intercambio con el portero, etcétera, ayudan a ello. Sólo que en Haneke y sus personajes tal concepto amoroso es esquivo, y ante una situación límite puede conducir a la desesperación.


Según la película se va acercando a sus últimos momentos, la sensación llega a ser asfixiante. Uno sabe hacia dónde se dirige la película, porque ya ha visto el momento final, que es la escena de apertura de la película, pero no importa, porque es el camino lo que mina el alma, es ese camino agónico y el sufrimiento en cada paso lo que importa a Haneke y en lo que se hace hincapié.

A pesar de su dureza, la obra nos muestra que todavía hay una opción, una posibilidad de que en los años que corren haya parejas que lleven hasta el final aquello de "en la salud y en la enfermedad". (Abstenerse quienes hayan sufrido una pérdida reciente especialmente si se produjo después de un lento pero infalible proceso de degradación personal, psíquico y físico.) Es conmovedor ver la manera en que el hombre cuida a su mujer, no le quita el ojo de encima. La fuerza, el valor de una promesa que no se rompe. Es algo especial. Haneke no juzga, sino que ofrece su historia de decadencia y caída, e invita a pensar. Una obra que acaricia y lastima el alma por igual.

Tráiler:


Calificación: 5 de 6.

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