Blue Jasmine
Título original: Blue
Jasmine
Año: 2013
Duración: 98 min.
País Estados Unidos.
Director: Woody Allen.
Guión: Woody Allen.
Música: Varios.
Fotografía: Javier
Aguirresarobe.
Reparto: Cate
Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K.,
Michael Stuhlbarg, Andrew Dice
Clay, Max Casella, Tammy Blanchard, Alden Ehrenreich.
Sinopsis:
Jasmine, una mujer rica y
glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero
y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana
Ginger, una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño
apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se
dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan.
Premios:
2013: Oscars: Mejor
actriz. 3 nominaciones, guión, actriz y actriz sec.
2013: Globos de Oro:
Mejor actriz (Blanchett). 2 nominaciones.
2013: Premios BAFTA:
Mejor actriz (Cate Blanchett). 3 nominaciones.
2013: Critics Choice:
Mejor actriz. Nominada a Mejor guión original.
2013: Círculo de
Críticos de Nueva York: Mejor actriz (Blanchett)
2013: Premios Gotham:
Nominada a Mejor actriz (Cate Blanchett)
2013: Independent Spirit Awards: Mejor actriz
(Blanchett)
2013: Satellite
Awards: 5 nominaciones, incluyendo mejor película y director.
2013: Sindicato de
Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión origina.l
2013: Premios César:
Nominada a Mejor película extranjera.
COMENTARIOS:
Historia contada en dos tiempos
sobre dos hermanas, Jasmine y Ginger, con la misma familia de adopción y
distintos padres biológicos. Sus vidas tomaron rumbos muy distintos, pues
Jasmine se casó con Hal, un hombre de negocios de Wall Street que le trajo lujo
y sofisticación, mientras que Ginger unió su vida con Augie, un “chapuzas” al
que la otra considera un perdedor. La detención de Hal por delitos financieros
da un vuelco a la vida de las dos hermanas, hasta el punto de que Ginger debe
acoger a Jasmine en su sencillo hogar de San Francisco.
La mejor película “seria” de
Woody Allen desde que filmara Match Point, y tras el bajo nivel de sus últimas
películas. Esta vez el director y guionista vuelve con Blue Jasmine a Estados
Unidos, con notable presencia de su amada Nueva York, a la que se suma la de
San Francisco, ciudad donde se criaron las dos hermanas. Y aunque la
filmografía de Allen siempre ha pintado a cierto tipo de personas
contemporáneas que él conoce bien, enfrentados a las grandes cuestiones que se
plantea siempre el ser humano, aquí, quizá por primera vez, aborda un tema de
rabiosa actualidad, el de la actual crisis económica con las actitudes que han
dado pie a tan dramática situación y sus consecuencias.
La cinta pivota alrededor de ese
colapso económico y vital, centrada sobre todo en Jasmine, con numerosos
flash-backs que permiten comparar la época de estar en la cima del mundo, con
la de la precariedad, sobre todo psicológica, que dificulta asumir las nuevas
circunstancias para pasar página. En tal sentido Cate Blanchett hace un trabajo
formidable, su personaje de rica venida menos que quiere mantener su estatus se
prestaba a la caricatura o al histrionismo, y en sus manos se convierte en un
ser humano al que podemos entender y compadecer. Por supuesto, como suele
ocurrir en las películas de Woody Allen, todos los actores de Blue Jasmine lo
hacen muy bien, incluida la estupenda Sally Hawkins como la otra hermana, pero
lo de Blanchett es sencillamente increíble.
Con su clásica actitud pesimista,
Allen invita a reflexionar sobre las vidas huecas, construidas sobre una
fantástica nada. Y donde el bienestar, la riqueza, las relaciones sociales, la
pose, resultan tener bastante menos valor que el simple hecho de mantener los
pies pegados al suelo, lo que ayuda a encajar las inevitables contrariedades
que consigo lleva la existencia. ¿Es Ginger mejor que Jasmine? Desde luego no
es perfecta, pero está armada de ciertos recursos morales para rectificar, algo
que parece imposible en el caso de su “cristalizada” hermana, que nunca se ha
ganado la vida, y que en más de un sentido se ha labrado su propia ruina,
aceptando que la mentira presida su existencia.
Cate Blanchett. Ella es Blue
Jasmine. La película y el personaje. Por ella esta nueva cinta de Allen se
eleva por encima de muchas otras. Por ella, y por esa mujer que Woody Allen ha
creado, a la altura de sus mejores personajes. Sin embargo, no estoy
completamente de acuerdo con la sentencia que muchos críticos defienden al
decir que Blue Jasmine es una de las grandes obras maestras del guionista y
director (para mí, Annie Hall, Manhattan, Misterioso Asesinato en Manhattan y
Match Point).
Blue Jasmine es una película muy
bien armada, con espacio incluso para la sorpresa. Contiene algún momento
humorístico –Jasmine trabajando en la recepción de un dentista, pero domina un
tono de amargura, pues pinta con acierto la degradación moral de una persona.
¿Por qué no calificarla como obra
maestra teniendo a semejante personaje, lecturas infinitas sobre sus grandes
temas, y tanta seriedad como sentido del humor en su guión? Lo que ocurre es
que la película nunca está a la altura de lo que Allen escribió en el personaje
de Jasmine, ni de lo que Blanchett hace con ella. Ningún personaje
(interpretados todos muy bien por el excelente reparto) deja tanto calado como
ella, a su vez tan complejo y dimensionado que hace difícil que una trama esté
a su altura. Hay tanto dentro de esa Jasmine, que una sola película de 90
minutos no puede hacerle justicia.
Dicho esto, Blue Jasmine es, sin
lugar a dudas una excelente película. Allen muerde la yugular de toda una clase
social y de un estilo de vida (como hizo en Match Point, entre otras), a través
de ese retrato profundo de la mujer florero, de la ambición de una princesa del
Upper East Side, ciega cuando quiere serlo, víbora cuando quiere serlo,
encantadora cuando quiere serlo... hasta que su barco se va a pique, hasta que
todo lo dorado de su existencia se oxida y rompe, convirtiéndose en un deshecho
que no puede admitirse, en una mujer sola, perdida e inútil ahogada por sus
propias expectativas, por su propia condición clasista, por la pérdida de todo
aquello a lo que aspiraba.
No hay un solo plano en Blue
Jasmine en el que Cate Blanchett no habite la tragedia de esa mujer, en el que
la actriz descanse del dolor, arraigado, crónico, profundo y expuesto, de esa
mujer. Ella es la película, gracias a una construcción de Allen que sitúa a
esta mujer imaginaria en el panteón imaginario de sus mejores creaciones.
Tráiler:
Calificación: 4 de 6.
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