viernes, 10 de abril de 2015

The Breaking Point (Punto de ruptura) - (1950) - (Director: Michael Curtiz)



Punto de ruptura

Título original: The Breaking Point

Año: 1950

Duración: 97 min.

País: Estados Unidos.

Director: Michael Curtiz.

Guión: Ranald MacDougall (Historia: Ernest Hemingway)

Música: Ray Heindorf.

Fotografía: Ted McCord.

Reparto

John Garfield, Patricia Neal, Phyllis Thaxter, Juano Hernández, Wallace Ford, Edmon Ryan
Género: Cine negro.

Sinopsis:

En Florida, el dueño de un yate de alquiler que tiene graves problemas económicos, acepta que una banda de mafiosos utilice su barco para escapar de la policía. El problema se agrava cuando los gángsters asesinan a uno de sus amigos. Adaptación de un relato de Hemingway.




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Harry Morgan es un hombre felizmente casado y padre de dos agraciadas pequeñas que lo esperan siempre con tanta ansiedad como su abnegada esposa Lucy. A ésta no le agrada la labor que él hace, manejando una lancha a motor en la que suele transportar a la gente más inesperada, pero Harry se niega a aceptar el empleo como capataz que le ofrece su suegro, porque se siente a gusto siendo su propio patrón. Harry desea mejorar la calidad de vida de su familia y, en busca de ello, se presta a lo que se venga… con tal de que el dinero llegue.



Así comienza este calificado remake de “Tener y no tener”, la obra de Ernest Hemingway que ya había sido llevada al cine con total acierto por Howard Hawks. Pero, “Punto de ruptura” no es inferior a aquella. Es incluso más cercana a la novela y más auténtica si se quiere, pues sólo busca parecerse a sí misma, contando la historia de manera muy cercana al espíritu del escritor, y dejando plasmado el retrato de un antihéroe cuyas decisiones ligeras lo llevan por el rumbo que él mismo se ha buscado.




El agudo y perspicaz guión de Ranald McDougall también introduce algunos cambios: adelanta una década la historia; ubica los hechos en México y en el sur de los EEUU; introduce a Wesley Parks, el gentil y leal afroamericano, como compañero de Morgan; habla de la falta de oportunidades, la obsesión por el dinero en la sociedad capitalista y muestra el arribismo que empaña a tantos seres que sólo esperan de la vida un poquito de felicidad.




John Garfield recrea a un hombre al que la fortuna no le sonríe, y cada que cae en el infortunio de sus ligerezas, la vida se empeña en decirle: “Elige de nuevo”… Sólo que él sigue eligiendo lo mismo, pues desconoce una ley que es certera: “Si sigues haciendo lo que vienes haciendo, te seguirá yendo como te está yendo”. Patricia Neal es la bella aventurera, quien desearía a un hombre como Harry aunque no responda para nada a la clase de tipos que siempre se ha buscado. Phyllis Thaxter es Lucy, la complaciente esposa dispuesta a parecerse incluso a la mujer que, sabe, ahora sueña su marido. Y Juano Hernández, es el hombre sencillo, a quien la lealtad le resulta tan espontánea como la inhalación del aire.




Se siente en la atmósfera el pesimismo hemingwayano y eso, para nosotros, es talvez lo único que aminora la valía de un filme que habla de seres vivos, hondamente sensibles e inevitablemente tocados por el lado oscuro de la existencia… menos mal que, a lo lejos, comienza ya a dibujarse otro amanecer. (Luis Guillermo Cardona)

Como se deduce por el enunciado de su argumento, THE BREAKING POINT plantea una aventura exterior pero sobre todo la evolución de un personaje lleno de anhelos por salir de la mediocridad de su entorno. Tal y como incluso reflejan las escasas voces en off el recorrido de Morgan es el de intentar evadirse de una irreductible rutina que no logra solventar su pasión por el mar, su sentido de la amistad y la llamada de la aventura. Elementos ambos intrínsecos en la obra de Hemingway y que se traslada en esta inequívoca producción de la Warner –algún día habría que profundizar sobre los looks de cada estudio que se traslada en sus producciones- en la que hay un notable desequilibrio en el sentido de la narración puesto en práctica con un Curtiz impersonal y eficaz a partes iguales, donde cabría destacar la –como casi siempre- espléndida prestación de un angustiado John Garfield -¡esos primeros planos que en ocasiones se intercalan!-, la extraña química que establece con Patricia Neal –una de la actrices más singulares de su época y dotada de esa singular capacidad para la provocación- y la sensacional composición de Wallace Ford como el nada escrupuloso Duncan, que por momentos llega a eclipsar a Garfield –los instantes en que demuestra su nerviosismo al saber que ha de estar presente en el atraco a la oficina de apuestas-.





La película de Curtiz sabe evocar un ambiente costero sin incidir o reiterar sus elementos recurrentes, inserta contraluces expresionistas y profundidades de campo en su espléndido blanco y negro, lugares de cierto exotismo, e incluso planificar secuencias de tanta fuerza visual como las que contemplan el atraco. Esa precisión llegará a la emotividad de los planos de ese agridulce final en el que Morgan acepta que le sea amputado su brazo para conservar la vida en su entorno familiar –una poco grata perspectiva-, mientras la cámara nos muestra casi en el mismo plano la tristeza del hijo de Wesley –que se queda llorando solo en el encuadre-, y la mirada lánguida y triste de Leona. Esa mujer que le podría haber proporcionado una ilusión nueva en la vida y finalmente proseguirá su camino conquistando a adinerados caballeros.




Trailer:



Calificación: 4 de 6.

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