lunes, 22 de febrero de 2016

Fort Dobbs (Quince balas) - (1958) - (Director: Gordon Douglas)




Quince balas

Título original: Fort Dobbs

Año: 1958

Duración: 93 min.

País: Estados Unidos.

Director: Gordon Douglas.

Guión: George W. George, Burt Kennedy.

Música: Max Steiner.

Fotografía: William H. Clothier.

Reparto:

Clint Walker, Virginia Mayo, Brian Keith, Richard Eyer, Russ Conway, Michael Dante, John Cliff, John McKee, Bud Osborne.

Género: Western.


Sinopsis:

Después de haber esquivado a un pelotón, un hombre perseguido rescata a una mujer y a su hijo de un ataque comanche. Luego los escolta hasta un fuerte de la caballería de los EE.UU. Pero, antes, durante el viaje surgen problemas porque la mujer sospecha que su salvador es el responsable de la muerte de su marido. 






COMENTARIOS:


'Una cosa por separado puede dar una determinada impresión, pero la conjunción de todas las piezas proporcionan una mirada precisa'. Los espectadores y los personajes tomarán constancia de tal frase a lo largo del trayecto dramático de 'Quince balas' (Fort Dobbs, 1958), de Gordon Douglas. Gar (Clint Walker) lo comprenderá al inicio, aunque para él es en cierta medida un final, pero ni los espectadores ni otros personajes lo sabrán, ni tendrán la visión de conjunto, de todas las piezas, hasta el final. Mientras, ese fuera de campo que es incógnita será interpretado de otro modo porque cada pieza, cada hecho, por separado puede dar una determinada impresión, que bien puede ser errónea. 




Esta idea ya está condensada sutilmente a través del uso del fuera de campo, en las primeras secuencias. Gar llega a un pueblo, acompañado de una nube de polvo (como la que puede cegar el discernimiento, a él, y otros personajes). Mira en el interior de un saloon; no vemos el interior, sólo su mirada, tensa (el sheriff le pregunta qué busca; contesta que busca a alguien para matarle); en las afueras del pueblo, entra en una cabaña; se escucha un intercambio de disparos; elipsis: le vemos cabalgando; no sabemos a quién ha matado ni por qué. Incógnitas que quedan en suspenso. El fuera de campo se estirará cual cuerda elástica que se tensa gradualmente durante el trayecto narrativo que será itinerante en sus dos primeros tercios, como algunos de los espléndidos westerns de Budd Boetticher, 'Seven men from now' (1957) 'Ride Lonesome '(1958) o Comanche station' (1960), con los que comparte guionista, Burt Kennedy (aquí junto a George W George). (El cine de Solaris)




Ponerse a echarle un vistazo a la filmografía de Gordon Douglas es encontrarse con verdaderas maravillas, y ésta es una de ellas. Ya desde el principio podemos ver el gusto del director por la imagen. No hay nada más interesante que ver a un hombre montado a caballo atravesando el pueblo y que no va en busca amigos precisamente. Me recuerda al principio de "Cazador de forajidos", de Anthony Mann, director del cual guarda bastante parecido.

El western es el género por antonomasia del cine. No existe ninguna categoría fílmica que ostente una riqueza temática tan diversa, pudiendo abrazar sin ningún complejo los arquetipos del drama psicológico, la comedia disparatada, el cine negro, el melodrama, el cine de acción, el bélico y el romance, ofreciendo resultados que van más allá del puro entretenimiento para tocar el cielo fílmico a través de historias inspiradas en las obras Homéricas y en las tragedias del siglo de oro. El espíritu de conquista, la traición, los celos, la locura, el racismo, el instinto de supervivencia en condiciones de extrema adversidad, el honor, la batalla entre el bien y el mal, y la dignidad son rasgos característicos de las películas del oeste.




Quince balas –estrafalaria traducción del original Fort Dobbs- se sitúa temporalmente en la época en la que el western empezaba a mezclar los fundamentos clásicos -en clara decadencia- con los paradigmas del western crepuscular que acabarían triunfando en los años sesenta. Los nuevos directores prestaban una mayor atención a la figura del pistolero solitario y antisocial que perseguido por el peso de su pasado acabará expiando sus perniciosos actos después de emprender un revelador viaje en compañía de los miembros de una pionera comunidad o de los miembros de una pequeña familia que enderezarán el azaroso camino del héroe Shakesperiano.

La cinta se beneficia de la tajante dirección del siempre vigoroso Gordon Douglas que ya se había asentado plenamente en el género con títulos como Solo el valiente, La novia de acero y Grandes horizontes y que posteriormente pondría la guinda con las míticas Río Conchos y Chuka y de un guión exento de efectismos literarios y basado principalmente en los recursos de la acción y aventura visual del mítico Burt Kennedy, guionista que posteriormente desarrollaría una espléndida carrera como director. La magnífica Quince Balas presenta las principales señas de identidad de los westerns de Douglas caracterizados por un uso muy seco y explícito de la violencia, la prevalencia de imágenes sobre diálogos, una fotografía que resalta la belleza del paisaje, el culto al individualismo,  la amenaza india -es uno de los directores con mayor presencia de cargas y matanzas indias- y final en un fuerte en el que asistiremos a una cruenta batalla entre el hombre blanco y una horda de indios hambrientos de sajar las caucasianas cabelleras de sus contrincantes (en las que no siempre el hombre blanco sale victorioso).



Sorprendente es el rol de pistolero honesto y antisocial interpretado por el hierático Clint Walker, un actor cara de palo radical. Su negada actitud para dotar al personaje de contenido dramático viene muy bien a la historia, obsequiando al protagonista de un carácter autómata que le origina dificultades para establecer relaciones espontáneas con sus semejantes. En el papel femenino nos encontramos a la guapísima Virginia Mayo en uno de sus últimos grandes papeles, e igualmente la cinta cuenta con la presencia del siempre solvente Brian Keith en el papel del villano comanchero antagonista del héroe de la historia. Como grata sorpresa Gordon Douglas resuelve introducir en la historia a  un niño (muy habitual en los westerns de los cincuenta gracias al enorme éxito de Raíces profundas) que establecerá una relación de amistad cuasi paterno filial con el pistolero. El actor encargado de interpretar al infante no es otro que Richard Eyre, o lo que es lo mismo el genio de la lámpara de la mítica Simbad y la Princesa.



Es muy destacable la espectacular fotografía en blanco y negro embellecedora de  los salvajes parajes de Arizona. De enorme nostalgia para los cinéfilos amantes del cine de John Ford resultan las escenas rodadas en los legendarios peñascos y promontorios de Monument Valley, fácilmente reconocibles por su extrema belleza y característica apariencia. De una violencia seca, dura, gran belleza paisajística, ritmo aventurero y tremendamente entretenida, Quince Balas es una joya escondida del western clásico poseedora de un claro lirismo clásico que convive con los nuevos esquemas rupturistas en los que la aventura impera sobre la idealización del oeste como paraíso mítico dominado por el hombre blanco.  Una cinta que demuestra que el western es un género inagotable que siempre nos puede sorprender con muestras enterradas de su singular y magistral arte. (Cine maldito)

Magnífico western.

Trailer:



Calificación: 5 de 6.

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