sábado, 7 de marzo de 2015

Siete joyas del western - Butt Boetticher y Randolph Scott (Seven jewels of western - Butt Boetticher and Randolph Scott)





La unión de dos genios Butt Boetticher como director y Randolph Scott como actor, dio lugar a siete películas de serie B del western americano, que con el tiempo para los críticos y amantes del western están consideradas como obras de culto.

Dando dos auténticas obras maestras del género: “Seven men from now” y “Los cautivos”, como director Butt Boetticher, como actor Randolph Scott y como guionista el futuro director Burt Kennedy.

Las películas dirigidas por Budd Boetticher y protagonizadas por Randolph Scott son obras claves que reescriben y hacen madurar al género del 'western'.

Como declaró Boetticher: "Siempre que comienzo a rodar, lo hago con un plano general muy largo en una zona de rocas desoladas: vemos un jinete que avanza lentamente hacia la cámara o que cabalga paralelo a ella. En unos segundos, el personaje existe antes de que haya pronunciado una sola palabra, antes de que le veamos en primer plano incluso. Y sentimos la enorme longitud de su camino, su soledad. Adivinamos entonces que este hombre ha tenido que matar para llegar hasta allí y que ha empleado toda su vida en la caminata en que ahora está embarcado".





Como dijo el propio director, "todas mis películas con Randy Scott cuentan casi la misma historia, con ciertas variantes. Un hombre que busca al asesino de su mujer" La venganza late siempre como motor de la acción, a la vez que la amargura y la sensación de pérdida están presentes de forma permanente.

Randolph Scott compuso un tipo de héroe otoñal (factor acentuado por su edad madura), solitario, parco de palabra, que controla férreamente sus emociones incluso cuando ejerce la violencia y que se define por sus actos y no por sus palabras o promesas (por lo que suele ser hacia el final del filme cuando el espectador descubre sus motivaciones).

Un personaje que se adelanta a los héroes de los western otoñales de Sam Peckimpah atención a “Duelo en la alta sierra” también con Randolph Scott, y posteriormente a los western de Clint Eastwood.

Otra característica de los films Butt era la duración de los western no superaba ninguna los 78 minutos de duración, el paisaje era siempre el mismo, el presupuesto era bajo, y el argumento era muy semejante.

Aquí os presento las 7 joyas del western que nacieron de esta colaboración:



(1) 1956: Tras la pista de los asesinos (7 Men From Now)




Guión: Burt Kennedy
Reparto: Randolph Scott, Gail Russell, Lee Marvin.
Sinopsis: Un antiguo sheriff, atormentado por el asesinato de su mujer en un robo a la Wells Fargo, decide vengarse de los culpables.
El guión de Kennedy es breve, sencillo, y redondo. Y la dirección de Boetticher rezuma personalidad. Se nota que este dúo está empapado de la cultura del western hasta las cachas. Los hombre se mueven por pasiones, tanto los héroes como los villanos. Venganza, codicia u orgullo. Incluso los indios no son ni buenos ni malos, sino que actúan por un instinto más primario: hambre. La fotografía es cuidadísima para una producción tan modesta. Se ve el polvo de día y la el barro de noche en el desierto. Se duerme debajo de las carrozas cuando llueve, y los caballos hay que lavarlos. Curiosa la presencia constante del café, con una pinta asquerosa pero que todo el mundo quiere. En definitiva, algo difícil en el western: te lo crees.



(2) 1957: Cita en Sundown (Decision at Sundown)




Reparto: Randolph Scott, John Carroll, Karen Steele.
Sinopsis: Un tejano que luchó en la Guerra de Secesión (1861-1865) llega a Sundown acompañado de un amigo. Su intención es vengarse de un hombre que resulta ser el terrateniente más rico de la comarca y que está a punto de casarse.
Cita en Sundown es uno de los títulos míticos del Sr. Boetticher, en simbiosis con Randolph Scott (también participaba en la producción). Se trata por lo tanto de un magnífico producto artesanal muy bien resuelto con una puesta en escena excelente.
La película cuenta con una estimable banda sonora con una instrumentación casi camerística, no deja de ser normal dado que estamos hablando de un producto de serie B.
Dentro de lo puramente argumental, es de destacar el componente "pirandeliano", en efecto los protagonistas del film viven atrapados en su propia interpretación, viven recreando un determinado personaje con el que darse sentido, y por ello, entrarán en colisión no solo entre ellos sino consigo mismo.





(3) 1957: Los cautivos (The Tall T)




Guión: Burt Kennedy
Reparto: Randolph Scott, Richard Boone, Maureen O'Sullivan.
Sinopsis: Pat Brennan es un veterano vaquero que ha decidido establecerse por su cuenta en una granja. Un día se cruza con la diligencia que conduce su amigo Ed; en ella viaja el peculiar matrimonio formado por Doretta, hija de un rico hacendado y el antipático Willard. Poco después, un grupo de bandidos ataca la diligencia. Considerada el mejor western de Boetticher.
Los héroes de Boetticher son tipos solitarios, escépticos e independientes que se ven arrastrados a situaciones no buscadas, ante las cuales saben responder con lo mejor que llevan dentro: coraje e inteligencia. Randolph Scott encarnó estos personajes -con diversas variaciones- en varios filmes del director, y en este caso interpreta ese mismo héroe, que ante la situación en la que se encuentra sabrá aplicar la máxima atribuida a César, de probada eficacia en tantas ocasiones.
Su estrategia se verá beneficiada por las diferencias de personalidad de sus captores, que él sabrá explotar con suma inteligencia. En efecto, poco tienen que ver Richard Boone y sus secuaces (más allá de sus escasos escrúpulos y su violencia), tanto por edad como por actitudes. El primero, en particular, es un personaje muy interesante, lleno de ambigüedades y matices, pues es al tiempo implacable -decide friamente sobre la vida y la muerte- y sensible, como demuestran sus charlas con Brennan o su actitud para con la mujer. También se retrata eficazmente la soledad y desesperación de esta última, así como el egoísmo y la ruindad, encarnados por su esposo.
Puede pensarse que el tramo inicial del filme no es necesario para la historia, pero en cambio sí lo es para la construcción moral de los personajes, para nuestra percepción sobre ellos; así, en pocos minutos sabemos que Brennan es un buen tipo, que el matrimonio es una farsa de conveniencia y que los malos irán hasta el final, independientemente de sus diferencias. Súmese a ello una excelente fotografía, precisos diálogos y excelente interpretaciones (Boone especialmente). Calificada por la mayoría de los críticos como el mejor western de Boetticher.





(4) 1958: Buchanan cabalga de nuevo (Buchanan Rides Alone)




Reparto: Randolph Scott, Craig Stevens, Barry Kelley.
Sinopsis: Tras servir como mercenario en el ejército mejicano, el aventurero Buchanan cabalga hacia un pueblo llamado "Infierno", famoso por sus expeditivos ahorcamientos y dominado por los hermanos Agry. A uno de éllos lo mata Juan, un joven mexicano, para vengar el honor de su hermana. Buchanan se pone de su parte y ambos son arrestados y condenados a morir en la horca.
Si en el argumento podemos encontrar esos lugares comunes a los que me refería al principio (para mí los lugares comunes no son defectos, siempre que su inclusión esté justificada), en lo formal también se advierten algunos rasgos habituales, como la breve duración del metraje o la excelente fotografía, en este caso a cargo de un reputado especialista como Lucien Ballard, que la dota de una estupenda luminosidad. No obstante, quizás sea este el Western menos “agreste” de los rodados por Boetticher, pues la mayor parte de la acción transcurre en el pueblo y en interiores, mientras que en otros títulos suyos casi todo el argumento tenía lugar al aire libre, en paisajes rocosos y desolados.
Aunque las interpretaciones cabe valorarlas positivamente, tanto en el caso de Scott, correcto en esta versión más dulcificada de su habitual personaje, como en el de algunos secundarios, entre los que destacaría a Barry Kelley, que interpreta eficazmente al Sheriff Lew Agry.
Para concluir, reitero mi admiración por este director recomendando a todos los aficionados que lo conozcan a fondo, pues incluso en sus obras más discretas consigue alcanzar una calidad reseñable, sin renunciar nunca a su personal visión del Western y de su héroe solitario.




(5) 1959: Nacida en el oeste (Westbound)




Reparto: Randolph Scott, Virginia Mayo, Karen Steele.
Sinopsis: Los problemas para transportar el oro desde el sur de California a cualquier punto del país son cada día mayores. El gobierno decide establecer una línea regular de diligencias. Al frente de la misión está el oficial de caballería John Heins.
Permanecen intactas señas de identidad del ciclo como la eterna fatiga del héroe, el jinete desfacedor de entuertos errante a perpetuidad, sin hogar, ni amor, ni victoria completa. Repescado en su cometido de explorador y pionero por parte del ejército de la Unión, Scott hace frente a esta doble traición, política y romántica, con la fuerza de su valor y su integridad sin fisuras.
Sistemáticamente despreciada como uno de los puntos más bajos de la serie, Nacida en el Oeste demuestra sin embargo un apreciable pulso en la narración de los avatares del protagonista, enfrentado a un villano con suficientes dobleces morales -e incluso líricas y emocionales a causa de las implicaciones sentimentales de la lucha- como para constituir un foco de interés que supere con suficiencia la tibieza del posible maniqueísmo.
 Boetticher relata la historia con su característica economía, tan elegante como enérgica, mientras que Randolph cumple con eficiencia el único cometido adaptado a sus escuetas capacidades interpretativas: aportar presencia, firmeza y cierto halo doliente a su personaje.





(6) 1959: Calbalgar en solitario (Ride Lonesome)




Reparto: Randolph Scott, Karen Steele, Pernell Roberts, Lee Van Cleef, James Coburn.
Guión: Burt Kennedy
Sinopsis:
Un cazador de recompensas (Randolph Scott) detiene a un joven (James Best) acusado de asesinato. Durante el viaje a la ciudad donde debe ser juzgado, se les une una pareja de pistoleros (Pernell Roberts y James Coburn) y una bella mujer (Karen Steele). Por el camino serán perseguidos no sólo por los indios, sino también por el hermano del detenido (Van Cleef), que trata de liberarlo.
En el cine de Boetticher la amenaza es una latencia constante, oculta en la oscuridad o en la espalda de peñascos y colinas escarpadas. Al final el verdadero peligro está en el propio núcleo de personajes, en sus ambiciones y necesidades. Todos ocultan algo, pero el que se lleva la palma es nuestro solitario protagonista, orgulloso y vengativo, pero también comprensivo y ferozmente humano. Un clásico antihéroe que actúa tal como tiene que actuar, porque en este mundo, una vez desapareció aquello que más amaba, sólo está de prestado. En definitiva, un hermoso y casi minimalista western, planificado con una maestría fuera de toda duda, logrando una plasticidad que muy pocos saben transmitir a través de una cámara de un modo tan sencillo y exento de artificios. Gran película.





(7) 1960: Estación Comanche (Comanche Station)




Guión: Burt Kennedy
Reparto: Randolph Scott, Nancy Gates, Claude Akins.
Sinopsis: Un hombre busca desesperadamente a su mujer, que hace años fue capturada por los comanches. Una vez en el campamento indio, decide comprar la libertad de otra mujer blanca que ha permanecido largo tiempo en cautividad. En el transcurso de su viaje de vuelta, se les unen tres individuos con los que tendrán dificultades.
Un hombre busca desesperadamente a su mujer, que hace años fue capturada por los comanches. Una vez en el campamento indio, decide comprar también la libertad de otra mujer blanca que ha permanecido largo tiempo en cautividad. Durante el viaje de regreso, se unen a ellos tres individuos que les crearán problemas.
El ritmo, pausado y contemplativo, absorbiendo el aroma del desierto rocoso, es idóneo, y los personajes están tallados con detalle y profundidad, arropados por el misterio. La acción, seca y directa, marca la pauta en dos o tres momentos puntuales, los justos, para demostrar que la elegancia es perfectamente compatible con este género tan viril. Y al final nos queda una obra concisa, sencilla y amarga, pero emocionalmente compleja, hermosa en forma y fondo, perdurable más allá del entretenimiento que pueda proporcionar. En fin, una auténtica joya para los aficionados al western de toda la vida.

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