El cine neorrealista.
El cine neorrealista italiano
forma parte de un amplio movimiento cinematográfico ocurrido en Italia hacia
los años inmediatamente anteriores y posteriores al fin de la Segunda Guerra
mundial. Se trata de la acción de un conjunto de directores, autores y libretistas
que, ya sea a través de acciones aisladas e individuales, o ya sea a través de
emprendimientos colectivos, intentaron llevar la industria del cine italiano
por rumbos estéticos completamente diferentes a los transitados durante los
años del fascismo.
De todas estas corrientes, las
más importantes son tres: los llamados calígrafos, la llamada objetividad
documental y el neorrealismo italiano. Esta última no solo es la más
importante, sino que ha arrojado mejores resultados artísticos y ha tenido
mayor influencia en la historia del cine
Quien usó por primera vez el
término "neorrealismo" fue un intelectual llamado Norberto Barolo, y
lo hizo no para referirse a un film italiano sino a uno francés: El muelle de
las brumas, de Marcel Carné. Se trata de un film en el que se propone algo
parecido a un nuevo realismo, en el sentido de que proponía una manera distinta
de las ordinarias de enfocar la realidad, pues en él las cosas, los dramas, los
hechos cotidianos, estaban descritos con la sensibilidad de la poesía.
Posteriormente, comenzó a llamarse a esa corriente "realismo
poético", y el término "neorrealismo" inventado por Barolo fue
archivado.
Pero el primero que aplicó el
término neorrealismo a la nueva corriente cinematográfica surgida en la Italia
de posguerra fue Umberto Barbaro, un director de cine que por entonces era
profesor del Centro Experimental, y que recuperó el término de Barolo en un
artículo de la revista Il Film (Roma). En ese artículo Barbaro analiza el film
El muelle de las brumas, y nos dice que sería interesante que esa
"corriente" o esa manera de tratar la realidad volviera a implantarse
en Italia, y cita, a modo de ejemplo, "la necesidad de reanudar la antigua
tradición italiana de Sperduti nel buio".
La versión más popular atribuye
el término a Mario Serandrei , el jefe de montaje de Luchino Visconti , cuando
ve las pruebas de laboratorio, aún sin montar, de Obsesión: “No sé cómo podría
definir este tipo de cine sino con el apelativo neorrealismo”.
"Ladrón de bicicletas"
El neorrealismo italiano se llamó
así no porque se tratara de un "nuevo" realismo italiano (en este
sentido, Visconti rechazaba absolutamente el prefijo "neo"). Se lo
llama así porque este realismo italiano es nuevo, es distinto en relación a sus
análogos: el realismo mudo italiano (los films Assunta Spina, de Gustavo
Serena, y Sperduti nel buio, de Nino Mortoglio), el realismo poético francés
(Feydor, Renoir, Clair, Carné o Duvivier) o el realismo socialista soviético.
El neorrealismo fue un hecho
estrictamente italiano, estuvo profundamente vinculado al alma italiana y en
cada una de sus obras se respira esa "italianeidad", no solo en el
estilo de los directores, sino también en el retrato de los hechos sociales que
sucedieron es aquellos años. Por eso, el "neo" que precede en el
término neorrealismo se refiere a la nueva realidad de la vida nacional que se
convirtió en el objeto, en el tema por excelencia, del cine italiano.
Elementos principales
del neorrealismo.
Para caracterizar correctamente
aquello que tuvo de novedoso el Neorrealismo, conviene examinar por separado
los elementos principales que configuran su poética:
a) El contenido. La
cinematografía italiana del período 1930-1943 fue concebida como simple
instrumento de propaganda del régimen. Aquello que denominamos "la
realidad de todos los días", estaba por completo ausente.
Los primeros films suponen una
"ruptura", en el sentido que en ellos predomina con cruda elocuencia
la calamitosa realidad de la Italia de la guerra perdida, de la resistencia, y
de la posguerra triste y dolorosa. La ruptura hay que entenderla como una nueva
manera de mostrar la realidad, un camino elegido novedoso entre otros demasiado
usuales ya descartados.
"Vittorio De Sica"
b) El estilo. Hasta 1945, el
público de todo el mundo estaba acostumbrado básicamente a la lujosa
realización de los espectáculos suministrados por Hollywood. En cambio, hacia
1945, se instala decididamente un nuevo cine, que sacrificaba abiertamente la
pulcritud técnica a favor de la eficacia de la expresión directa. En términos
generales, estas innovaciones técnicas son las siguientes:
• El
sentimiento sobre la imagen. En el neorrealismo los sentimientos de los
individuos siempre son más importantes que la narración, la historia o la
epopeya.
• La
muerte del actor. El cine no necesita de actores, sino de hombres que narren su
propia vida, que no actúen, sino que se comporten como son y que se encarnen a
sí mismos. El actor no debería existir, pues cada uno debe ser el intérprete de
sí mismo, y el querer hacer que un hombre recite lo que le toca a otro es
falsear la realidad.
• La
importancia de los diálogos. Muchos de los diálogos se escriben en dialectos
locales para dotar al diálogo de frescura, autenticidad, sinceridad.
• Dos
nuevos tipos: la mujer y el niño. Frente a los actores, el cine neorrealista
utiliza los tipos (el avaro, el necio, el malicioso, el haragán, el traidor,
etc.). El cine neorrealista introdujo dos tipos no muy utilizados anteriormente
en el cine: la mujer y el niño.
• El
recurso de la improvisación.
No obstante, esta sencillez y
sobriedad en los medios técnicos de la realización, amén de una novedad de
carácter teórico, también obedece a razones que tienen que ver con la
sustancial pobreza de los jóvenes directores del nuevo cine: la necesidad de
reproducir los verdaderos lugares por imposibilidad de reconstruirlos en los
estudios, y el empleo de los "tipos" en lugar de los actores se debe,
entre otras razones, a la imposibilidad de pagarlos.
"Luchino Visconti"
c) La posición moral. Más allá
del contenido de los films y del estilo, destaca la ardiente exigencia de
sinceridad, el espíritu de abierta confesión y de "buceo social" que
impulsaba a los directores a enfrentar los aspectos más crudos de la realidad,
pero siempre para extraer de ellos alguna enseñanza de carácter moral. Sobre
todo, se destaca la importancia del hombre.
El neorrealismo es un
acercamiento al hombre, al hombre verdadero, y de allí la importancia del tema
en autores como Rossellini, De Sica, Visconti y Fellini. Se trata del hombre
contemporáneo, poseedor de un corazón y de un conjunto de problemas cotidianos.
No obstante, también estaba dominado de un elemento que podríamos llamar
"coral" o universal, pues el neorrealismo, con su interés en el hombre,
no piensa en la historia individual, sino a la colectiva: los partisanos, las
mujeres de la posguerra que sufren, los veteranos, la gente pobre que quiere
vivir en paz.
Para sintetizar los principios
morales que rigen el cine neorrealista podemos decir que ellos son: afrontar la
realidad por sobre todas las cosas; analizar minuciosamente todos los aspectos
de la misma; eludir toda historia falsa, artificiosa o engañosa; narrar la vida
simple y sencilla, dando valor hasta los elementos aparentemente más
insignificantes; fe, amor y bondad hacia la humanidad y conocimiento del
pueblo; afrontar los problemas humanos no resueltos por la sociedad y luchar
por la impostura; y tratar de educar al pueblo, dando un horizonte social
apropiado y presentando la vida con sus enigmas y soluciones.
d) El sentido de protesta. El
régimen fascista hizo del cine italiano un arma política, un instrumento de
propaganda, de difusión.
En una dirección completamente
diferente, el cine neorrealista italiano comparte esta intención. De hecho, una
de las banderas más importantes del neorrealismo se cuenta la idea de que la
descripción de la actualidad, en medio de un mundo obsesionado por el terror y
el odio, la realidad plasmada en la pantalla casi nunca es amada por sí misma ("el
arte por el arte"), sino que solo puede ser rechazada o defendida por
nociones políticas. Por eso, el neorrealismo ha sido también caracterizado como
una especie de "humanismo revolucionario". Se trata de un tipo de
cine que pretende hacernos mirar dentro de nosotros mismos, de nuestras
costumbres y prejuicios, de nuestras cualidades buenas y malas, convertir el
mundo moderno en nuestro mundo.
Los precursores del
neorrealismo.
La acepción de "nuevo"
realismo surge de la necesidad de subrayar el carácter en verdad inédito de la
corriente. Los neorrealistas fueron fuertemente influenciados por el realismo
poético francés, aunque algunas connotaciones realistas aparecían ya en
películas italianas de la época muda, como "Perdidos en la oscuridad (Sperduti
nel buio)" (1914) de Nino Martoglio o "Assunta Spina" (1915) de
Gustavo Serena. De hecho, tanto Antonioni como Visconti trabajaron en estrecha
colaboración con Jean Renoir. Por otro lado, muchos directores neorrealistas
habían madurado trabajando en películas caligrafistas, si bien dicho movimiento
era notablemente distinto al neorrealismo. Se pueden encontrar elementos
emparentados con el neorrealismo,Imagen igualmente, en las obras de Alessandro
Blasetti y en los documentales de Francesco de Robertis. Los precursores más
significativos del neorrealismo fueron Toni, de Renoir, de 1935 y la película
1860, de Blasetti, realizada en 1934. Su ambición era dar una idea del país
menos ideal y adornada que la que pretendía el régimen.
Aunque la discusión teórica del
movimiento fue inesperadamente acogida por las revistas "Cinema"
(nacida en el 36 y desde el 38 dirigida por Vittorio Mussolini) y "Bianco
e nero" (aparecida en 1937 y llevada durante casi quince años por Luigi
Chiarini), las señales de un cambio inminente no se concretan hasta la
aparición de algunas obras como "Cuatro pasos por las nubes (Quattro passi
fra le nuvole)" (1942) de Alessandro Blasetti y "Los niños nos miran
(I bambini ci guardano)" (1943) de Vittorio De Sica. ImagenCon una madre
soltera, una esposa adúltera y un marido suicida como protagonistas, disuelven
la forzosa y forzada capa de decoro y pundonor que caracterizaba a la
cinematografía del Ventennio. En las revistas citadas colaboraron, entre otros,
Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Gianni Puccini, Giuseppe de Santis y
Pietro Ingrao.´
De quebrar definitivamente
aquellos esquemas se ocupa Luchino Visconti con "Obsesión
(Ossessione)" (1943), tórrida versión junto al río Po de "El cartero
siempre llama dos veces" de James M. Cain. Irrumpe aquí en las pantallas,
por fin, una Italia verdadera, habitada por la miseria y la desocupación,
vejada por una policía fisgona y persecutoria. Pasión, traición y muerte son
los hilos de una historia contada sin fingimientos ni temores. La censura se
alza una vez más y la película sufre -sobre todo en el norte de Italia-
problemas de distribución. Pero la senda hacia un cambio de época ya ha sido
abierta.
Oficialmente, el inicio del
neorrealismo cinematográfico italiano ha sido marcado hacia el año 1945, la
fecha de composición de Roma, cittá aperta (Roma, ciudad abierta), de Roberto
Rossellini. Se trata de un film que ha sido considerado no solamente el fundador
sino también una especie de manifiesto del nuevo cine.
La preparación de Roma, cittá
aperta comenzó cuando la ciudad italiana se encontraba todavía ocupada por los
alemanes, y el film trató de ofrecer una imagen verídica y conmovedora de la ocupación.
De allí que Rossellini haya sabido captar el profundo espíritu que trasciende
la resistencia de la población romana. En la película impresiona la humilde
veracidad de la expresión, que alcanza revelaciones psicológicas y ambientales
muy humanas, con la imagen de los hombres de la calle, de la "doña",
de los niños, los verdaderos protagonistas de la nueva vida del país y tal vez
solo por esto fue más tarde elevada a la condición de verdadera "obra
maestra".
Según se ha llegado a saber, el
guión de la película le había sido dictado casi literalmente a Rossellini y a
Sergei Amidei por un jefe de la Resistencia, que les contó día a día los
combates secretos que preparaban la liberación. En alguna entrevista, hacia
1946, Rossellini recordaba también que fueron tantas las limitaciones
económicas que se tenían que para comenzar la filmación se vio obligado a
vender su cama, una cómoda, un armario de luna, y aún así tuvo que pedir dinero
prestado.
Al principio, Roma cittá aperta
fue un film mudo, no por gusto, sino por necesidad. Y solamente una vez que
estuvo finalizado, se le solicitó a los actores que se "doblaran a ellos
mismo". En el film, por otra parte, sobresale la actuación de dos artistas
romanos: Aldo Fabrizi, actor cómico especializado en monólogos, y Anna Magnani,
actriz de music-hall que ya había actuado en papeles de segundo orden en
operetas, y que en el cine solo había trabajado como "extra
distinguida".
Por lo demás, Roma, cittá aperta
sirvió para catapultar universalmente el nombre del director. Anteriormente,
Rossellini tenía una carrera que, aunque prometedora, no era muy brillante. En
épocas posteriores a Roma, cittá aperta, aparecen bajo su firma otra cantidad
de películas también muy importantes en la historia del neorrealismo, entre las
que se destacan: Paisá y Desiderio (1946), L´amore (1947), Germania anno zero y
La machina ammazzacattivi (1948), Stroimboli, terra de Dio (1949), Francesco,
giulare di Dio (1950), I sette peccati capitali (un episodio:
"L´invidia", 1952), Paura, Giovanna d´Arco al rogo (1954) e India
(1958).
Los otros dos nombres decisivos
en los primeros pasos del cine neorrealista son Luchino Visconti y Vittorio de
Sica. Ellos tres conforman, por así decirlo, la trinidad de origen del
movimiento.
Luchino Visconti, que inició
precozmente su trabajo en el cine como decorador, empezó verdaderamente su
carrera cuando se fue a Francia a trabajar de asistente con el director Jean
Renoir, en Les bands-fonds y en Une partie de champagne (1936). De vuelta en
Italia, escribió una escena sobre la Tosca en honor a Renoir pero que el
director francés jamás filmó. Es en 1941 que filma una película que le ha hecho
un nombre decisivo en la historia del neorrealismo: Ossesione, al que siguió,
en un estética semejante, Giorni di gloria (1945). Pero si Visconti pertenece
de pleno a la gran historia del neorrealismo, no fue solo por anticiparlo, sino
por haber dado al movimiento alguna de sus obras más relevantes. ImagenAsí, se
ha hecho famoso debido a su film La terra trema (La tierra tiembla, 1948), que
fue premiada internacionalmente en el Festival de Venecia.
Se trata de una película que
marca el estilo del director: un neorrealismo de profundo sentido social,
polémico, de protesta, pero no exento de inspiración lírica y épica (diferente,
en este sentido, al documental y periodístico de Rossellini). Se basa, como
vimos, en una célebre novela realista de Giovanni Verga, titulada I Malavoglia,
obra maestra de la literatura italiana del ochocientos. El argumento versa
sobre la imposibilidad de la liberación por la acción del individuo aislado y
la necesidad de una mayor solidaridad de clase. Fue realizada sin un guión
rígido previo y los diálogos escritos en dialecto siciliano. Fue elaboradísimo,
con un gran sentido de la imposición. Se la considera, estéticamente, la obra
cumbre o el "zenit" del neorrealismo, incluso superior en importancia
a Roma, cittá aperta. Vemos en él un realismo plenamente conciente, diferente a
lo mucho de experimento que tenía el film de Rossellini, y casi podríamos decir
que antes de él no hubo sino precursores.
Esta línea fue continuada por
Visconti en otros films, como Bellísima (1951), Siamo donne (1953), Senso
(1954) y Le notti bianche (1957). Visconti posee también una prolifera carrera,
iniciada hacia 1945, como director teatral, en la que estrenó obras de renombre
como Les parents terribles, Antígona, Tobbacoco Road, Medea, As tré irmás, A
Streetcar named Desire, La Sonámbula, la Traviata, Anna Bolona e Ifigenia in
Tauride.
El otro nombre destacado en esta
época de los primeros pasos del neorrealismo, es el de Vittorio De Sica. Si
bien se trata de un personaje que poseía una muy larga trayectoria como actor,
su verdadero renombre viene de su tarea como director, caracterizado por un
estilo sacudido por una onda de generoso sentimiento humano en el que también
hay mucho de humorismo. Se inició en la actividad en 1939 con Rose Scarlate, en
colaboración con Giusseppe Amato. Pero ya comenzó a ganar cierto reconocimiento
con su siguiente film, Maddalena zero in condotta (1940). Posteriormente,
también filmó Teresa Venerdi (1941), Un garibaldino al convento (1942), I
bambini ci guardano (1943), La porta del cielo (1944), y Sciuscia (1946).
"Ladrón de bicicletas"
Pero sin lugar a dudas la obra
cumbre de De Sica fue Ladri di biciclette (Ladrón de bicicletas, 1948), film
de culto por los fanáticos del séptimo arte. El argumento trata de un
desocupado, con su esposa e hijo pequeño, que encuentra trabajo como fijador de
carteles.
Para trabajar necesita su
bicicleta, que ha empeñado, y para hacerlo la cambia por unas sábanas. Pero al
primer día de trabajo le roban la bicicleta. Así, el film trata las desventuras
del personaje y sus amigos por recuperarla por todo Roma, al punto que en un
momento piensa también él en robar una. Finalmente, el personaje desiste, y se
consuela con su hijo y en el final ambos caminan de la mano hacia un incierto
mañana. El film es muy rico en ribetes psicológicos, sobre todo en las
relaciones entre la mujer, el marido y el hijo; y también en elementos de
observación: los diferentes momentos de la jornada, y la panorámica de lugares
cotidianos, es profunda. Fue, de todos los films neorrealistas, el más elogiado
por la crítica.
"Umberto D."
Posteriormente, De Sica filmó
otras películas que también se consideran fundamentales en la historia del
neorrealismo italiano, como Miracolo a Milano (1950), Umberto D. (1951) y
Stazione Termini (1952).
(Por acg110080)
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