Punto de ruptura
Título original: The Breaking Point
Año: 1950
Duración: 97 min.
País: Estados Unidos.
Director: Michael
Curtiz.
Guión: Ranald
MacDougall (Historia: Ernest Hemingway)
Música: Ray Heindorf.
Fotografía: Ted
McCord.
Reparto
John Garfield,
Patricia Neal, Phyllis Thaxter, Juano Hernández, Wallace Ford, Edmon Ryan
Género: Cine negro.
Sinopsis:
En Florida, el dueño de un yate
de alquiler que tiene graves problemas económicos, acepta que una banda de
mafiosos utilice su barco para escapar de la policía. El problema se agrava
cuando los gángsters asesinan a uno de sus amigos. Adaptación de un relato de
Hemingway.
COMENTARIOS:
Harry Morgan es un hombre
felizmente casado y padre de dos agraciadas pequeñas que lo esperan siempre con
tanta ansiedad como su abnegada esposa Lucy. A ésta no le agrada la labor que
él hace, manejando una lancha a motor en la que suele transportar a la gente
más inesperada, pero Harry se niega a aceptar el empleo como capataz que le
ofrece su suegro, porque se siente a gusto siendo su propio patrón. Harry desea
mejorar la calidad de vida de su familia y, en busca de ello, se presta a lo
que se venga… con tal de que el dinero llegue.
Así comienza este calificado
remake de “Tener y no tener”, la obra de Ernest Hemingway que ya había sido
llevada al cine con total acierto por Howard Hawks. Pero, “Punto de ruptura” no
es inferior a aquella. Es incluso más cercana a la novela y más auténtica si se
quiere, pues sólo busca parecerse a sí misma, contando la historia de manera
muy cercana al espíritu del escritor, y dejando plasmado el retrato de un
antihéroe cuyas decisiones ligeras lo llevan por el rumbo que él mismo se ha
buscado.
El agudo y perspicaz guión de
Ranald McDougall también introduce algunos cambios: adelanta una década la
historia; ubica los hechos en México y en el sur de los EEUU; introduce a
Wesley Parks, el gentil y leal afroamericano, como compañero de Morgan; habla
de la falta de oportunidades, la obsesión por el dinero en la sociedad
capitalista y muestra el arribismo que empaña a tantos seres que sólo esperan
de la vida un poquito de felicidad.
John Garfield recrea a un hombre
al que la fortuna no le sonríe, y cada que cae en el infortunio de sus
ligerezas, la vida se empeña en decirle: “Elige de nuevo”… Sólo que él sigue
eligiendo lo mismo, pues desconoce una ley que es certera: “Si sigues haciendo
lo que vienes haciendo, te seguirá yendo como te está yendo”. Patricia Neal es
la bella aventurera, quien desearía a un hombre como Harry aunque no responda
para nada a la clase de tipos que siempre se ha buscado. Phyllis Thaxter es
Lucy, la complaciente esposa dispuesta a parecerse incluso a la mujer que,
sabe, ahora sueña su marido. Y Juano Hernández, es el hombre sencillo, a quien
la lealtad le resulta tan espontánea como la inhalación del aire.
Se siente en la atmósfera el
pesimismo hemingwayano y eso, para nosotros, es talvez lo único que aminora la
valía de un filme que habla de seres vivos, hondamente sensibles e
inevitablemente tocados por el lado oscuro de la existencia… menos mal que, a
lo lejos, comienza ya a dibujarse otro amanecer. (Luis Guillermo Cardona)
Como se deduce por el enunciado
de su argumento, THE BREAKING POINT plantea una aventura exterior pero sobre
todo la evolución de un personaje lleno de anhelos por salir de la mediocridad
de su entorno. Tal y como incluso reflejan las escasas voces en off el
recorrido de Morgan es el de intentar evadirse de una irreductible rutina que
no logra solventar su pasión por el mar, su sentido de la amistad y la llamada
de la aventura. Elementos ambos intrínsecos en la obra de Hemingway y que se traslada
en esta inequívoca producción de la Warner –algún día habría que profundizar
sobre los looks de cada estudio que se traslada en sus producciones- en la que
hay un notable desequilibrio en el sentido de la narración puesto en práctica
con un Curtiz impersonal y eficaz a partes iguales, donde cabría destacar la
–como casi siempre- espléndida prestación de un angustiado John Garfield -¡esos
primeros planos que en ocasiones se intercalan!-, la extraña química que
establece con Patricia Neal –una de la actrices más singulares de su época y
dotada de esa singular capacidad para la provocación- y la sensacional
composición de Wallace Ford como el nada escrupuloso Duncan, que por momentos
llega a eclipsar a Garfield –los instantes en que demuestra su nerviosismo al
saber que ha de estar presente en el atraco a la oficina de apuestas-.
La película de Curtiz sabe evocar un ambiente
costero sin incidir o reiterar sus elementos recurrentes, inserta contraluces
expresionistas y profundidades de campo en su espléndido blanco y negro,
lugares de cierto exotismo, e incluso planificar secuencias de tanta fuerza
visual como las que contemplan el atraco. Esa precisión llegará a la emotividad
de los planos de ese agridulce final en el que Morgan acepta que le sea
amputado su brazo para conservar la vida en su entorno familiar –una poco grata
perspectiva-, mientras la cámara nos muestra casi en el mismo plano la tristeza
del hijo de Wesley –que se queda llorando solo en el encuadre-, y la mirada
lánguida y triste de Leona. Esa mujer que le podría haber proporcionado una
ilusión nueva en la vida y finalmente proseguirá su camino conquistando a
adinerados caballeros.
Trailer:
Calificación: 4 de 6.
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