domingo, 3 de noviembre de 2013

I tre volti della paura (Las tres caras del miedo) - (1963) - (Director: Mario Bava) - El cine olvidado


Las tres caras del miedo

Título original: I tre volti della paura

Año: 1963

Duración: 95 min.

País: Italia.

Director: Mario Bava, Salvatore Billitteri

Guión: Mario Bava, Alberto Bevilacqua, Marcello Fondato (Historias: Ivan Chekhov, F.G. Snyder, Aleksei Tolstoy).

Música: Roberto Nicolosi.

Fotografía: Ubaldo Terzano.

Reparto:

Boris Karloff, Mark Damon, Michèle Mercier, Susy Andersen, Massimo Righi, Glauco Onorato, Rika Dialina, Lidia Alfonsi, Jacqueline Pierreux

Género: Terror.

Sinopsis:

La película está divida en tres historias bien diferentes y tiene a Karloff haciendo las veces de maestro de ceremonias, algo que hoy puede parecer raro pero que en aquella época era bastante normal, especialmente en el cine italiano.

Tres cuentos de terror con mujeres amenazadas por llamadas misteriosas, vampiros en las estepas rusas y sangrientas venganzas:

"El teléfono": una mujer, que vive sola, comienza a recibir inquietantes llamadas. Al otro lado del teléfono, una voz masculina profiere amenazas de muerte y de deseo. Aunque, en principio, todo parece una broma...

"Los Wurdalak": el viajero ha encontrado el cadáver de un hombre apuñalado. También una sombría mansión y, entre sus habitantes, una bella mujer. Y esa noche se cumple el plazo: si el señor del lugar regresa pasada la medianoche vendrá convertido en Wurdalak, horrible ser sin vida que se alimenta de la sangre de sus víctimas...

"La gota de agua": una anciana espiritista muere mientras intentaba comunicarse con el Más Allá. La enfermera que la atendió roba un valioso anillo al cadáver. A partir de ese momento sufrirá la venganza de la difunta...

Tras unos años, alejado del terror –su gran especialidad– el italiano Mario Bava regresó al género con esta clásica cinta de ambientación claustrofóbica. Es uno de sus mejores trabajos, junto con “La máscara del demonio”.




COMENTARIOS:

Hablar de cine fantástico de los sesenta y de Mario Bava en concreto es hablar de obra maestra con mayúsculas.  Mario Bava (San Remo, 1914 - 1980) fue un director de cine italiano, hijo del director de fotografía y escultor Eugenio Bava, y padre del también director Lamberto Bava. Pese a que había estudiado bellas artes, Mario Bava pronto se pasó al mundo del cine, comenzando como camarógrafo y más tarde pasando a director de fotografía. Como director de fotografía trabajó a las órdenes de directores como Jacques Tourneur. Después de dirigir algunos documentos musicales y algunas escenas de Caltiki, el monstruo inmortal o La batalla de Marathon, dirigió su primer film completo, “La máscara del diablo”, obra mítica del cine de terror italiano.



Después de continuar en un par de films de terror con actores de la talla de Boris Karloff.  Sus siguientes trabajos sirven para iniciar una nueva corriente cinematográfica, el Giallo. Generalmente se considera a Seis mujeres para el Asesino la primera muestra de esta corriente. Mario Bava y Dario Argento son los directores más represantativos de este género. Otro de sus clásicos es Bahía de Sangre, que puso de moda el cine de psicópatas. En sus últimos años vuelve al cine de terror y fantástico. Su última película fue Shock, antes de fallecer de un paro cardíaco.

A pesar de su inmenso sentido estético, Mario Bava a menudo era un narrador farragoso y aburrido. No son pocas sus películas que, mientras entran por los ojos, estiran de forma imposible la historia. Esta es la principal razón por la que "Las tres caras del miedo" es su mejor película; es una antología de tres episodios, historias cortas que duran lo que tienen que durar, sin la necesidad de irse a los 90 minutos que perdió a Bava varias veces. Tiene todo su despliegue visual, su increíble maestría de la fotografía, pero por una vez conjuntados con una narrativa concisa.



Como en el mejor cine italiano de terror, el rasgo definitorio es uno: el color. Exagerado, expresivo, juguetón y muy efectivo, porque ayuda a crear un ambiente de terror, que es de lo que se trata. Las tres historias representan las tres formas de entender el género más importantes, inspiradas en la literatura clásica de Tolstoi, Chejov y Maupassant; todo lo mejor de lo añejo con todo lo mejor de lo moderno. Casi podría entenderse "Las tres caras del miedo" como un tratado sobre el género de terror, una recopilación referencial de las teclas que hay que pulsar para que funcione y se quede en la memoria. Una teoría que cobra fuerza si se piensa en el final, en el que se admite con humor que todo es un artificio.



Con “Las tres caras del miedo” Bava se acerca a un territorio del terror clásico que ya había explorado en la extraordinaria La máscara del demonio. Basada en tres famosos relatos de dos maestros de la literatura clásica (Tolstoi y Chéjov) y otro que desconozco (Snyder), el italiano ofrece una amplia perspectiva de sus inquietudes estéticas y narrativas acometiendo su tríptico con una mirada que equipara formas y tonos para divergir en el germen del suspense y el terror. En “El teléfono”, por ejemplo, el miedo aparece de forma mucho más real y temible, a la vez que preludia el inicio del Scream de Craven y homenajea a Hitchcock en su milimétrico y engañoso desarrollo dramático y en su perverso sentido del voyeurismo.


Con “Los Wurdalak”, sin embargo, Bava se enfrenta a una tradicional historia de vampiros (eso son y no otra cosa los tal wurdalak) con el pulso firme y el gusto por el detalle que le caracteriza, y beneficiado por la asombrosa interpretación del inmenso Boris Karloff (que también ejerce de maestro de ceremonias de la película, todo un lujo). Desplegando una puesta en escena sencillamente insuperable (esa fotografía no tiene nombre) y un aliento entre trágico y poético que le añade charme a la narración, Bava logra filmar uno de sus trabajos más potentes y conseguidos, una historia sencilla que desborda los sentidos y subyuga como los cantos de esos seres sin alma que la protagonizan (amén de funcionar como bello homenaje a las pelis que la Hammer producía por aquel entonces).

El último episodio, “La gota de agua”, es el más terrorífico de todos. La historia la firma Chéjov, pero es muy Poe en su discurso sobre la codicia y la visión de los espectros como representaciones del remordimiento y la conciencia herida. Y es, ante todo, Bava al 100%: luces verdes que parpadean, pasillos largos teñidos de rojo, violeta y dorado, y pequeños signos de terror que desembocan en ese inolvidable y escalofriante final (pocas veces una aparición fantasmal había dado tan mal rollo). Una pequeña obra maestra.


Aunque en general se piense lo contrario, yo creo que los autores suelen tener razón al decir cuál es su obra favorita de entre todas sus creaciones, y Mario Bava se quedaba con "Las tres caras del miedo".

Película sub-titulada:


Calificación: 4 de 6.

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