Título original: Anatomy
of a Murder
Año: 1959
Duración: 160 min.
País: Estados Unidos.
Director: Otto
Preminger.
Guión: Wendell Mayes
(Novela: Robert Traver)
Música: Duke
Ellington.
Fotografía: Sam
Leavitt.
Reparto:
James Stewart, Lee Remick, Ben Gazzara, Arthur
O'Connell, George C. Scott, Eve Arden, Kathryn Grant, Joseph N. Welch, Duke
Ellington.
Género: Drama.
Sinopsis:
En un tranquilo pueblo de
Michigan, el fiscal retirado Paul Biegler (James Stewart) acepta la defensa del
teniente Manion (Ben Gazzara). Manion tiene una seria acusación por el
asesinato de un hombre que supuestamente había violado a su esposa, Laura
Manion (Lee Remick). Pero Paul se debe enfrentar solo al asunto. Unicamente le
ayudan su viejo amigo Parnel McCarthy (Arthur O'Connell), bastante aficionado a
la bebida, y su leal secretaria Maida (Eve Arden). Después de un corto tiempo
de investigación, comienza el juicio. Paul Biegler confía en demostrar la
locura temporal de Manion y en la ejecución de un instinto irresistible. Pero
debe enfrentarse a un prestigioso fiscal interpretado por George C. Scott, que
defiende la tesis de que efectivamente la esposa de Manion coqueteaba con el
muerto.
Premios:
1959: 7 nominaciones
a los Oscar, incluyendo mejor película y actor principal (James Stewart)
1959: Globos de oro:
4 nominaciones, incluyendo mejor película – Drama.
1959: Festival de
Venecia: Mejor actor (James Stewart)
1959: Círculo de
Críticos de Nueva York: Mejor guión y actor (James Stewart)
1959: National Board of Review: Top 10 mejores
películas.
1959: Premios BAFTA:
3 nominaciones, incluida a mejor película.
COMENTARIOS:
Pocas cintas consiguen atraer la
atención del espectador justo antes de que comience la acción. En Anatomía de
un Asesinato, su director lo logra plenamente gracias a una excelente música de
Duke Ellington – homenajeado en la película con un pequeño papel- y a unos
famosos créditos del especialista Saul Bass: unos siniestros recortes de lo que
parece ser un muñeco; un cadáver de papel.
Aunque hoy parezca absurdo, el
largometraje fue muy polémico en su día. Incluso fue prohibido en alguna ciudad
de Estados Unidos. La causa de tanto alboroto surgió por culpa del vocabulario
empleado por los personajes.
Palabras tales como
"puta", “penetración”, “anticonceptivo” o “pantys” (¿?) provocaron
que hasta el propio padre de James Stewart calificara la cinta de “sucia” y
encabezara una campaña en contra de ella. Pero el director era Otto Preminger.
Hacía ya años que controlaba todos los aspectos de sus producciones y nada de
esto le preocupaba en absoluto. Siguió adelante con el proyecto que a la postre
resultó ser una de sus grandes obras. Fue nominada para siete oscar y aunque no
ganó ninguno por culpa de Ben-Hur -una de las injusticias a las que nos tienen
acostumbrados los miembros de la Academia- obtuvo muy buena acogida por parte
de crítica y público.
El largometraje está basado en el
best seller de Robert Traver y narra el juicio contra el teniente del ejército
Manion (Ben Gazzara) acusado de matar al violador de su mujer, Laura. En un
principio, Preminger pensó en Lana Turner para dicho papel, pero la caprichosa
actriz no quiso ponerse unos pantalones que el propio director había elegido y,
además, se empeñaba en que la vistiera el prestigioso Jean Louis. El típico
tira y afloja entre director y estrella no llegó a producirse. Preminger no le
dio opción: la despidió y contrató a Lee Remick, prácticamente una debutante, a
la que parece que le vaya a estallar la blusa en cualquier momento.
Otto Preminger era, ante todo, un
gran director de actores. Muy duro según ellos, pero gracias a su dureza
obtenía lo mejor de cada uno, aunque fuera ya un profesional consagrado. Es el
caso del protagonista: James Stewart. Toda la acción se desarrollaba bajo su
punto de vista, el del abogado encargado de la defensa. Con su notable
actuación, Stewart “inventó” una personalidad que navegaba entre el rigor del
hombre de derecho y la sencillez de un aficionado a la pesca y al jazz que se
tomaba la vida con gran sentido del humor. Así, su habilidad ante juez y jurado
era del mismo nivel que su capacidad para mantener a Laura –y a su “blusa”-
lejos de su espacio vital.
De la parte técnica merece la
pena destacar el acertado uso de la profundidad de campo. Gracias a ella
podemos observar, en una secuencia legendaria, como George C. Scott (el fiscal)
se interpone deliberadamente entre el testigo al que interroga y el abogado,
dificultando de esta forma la visión entre ambos y el intercambio de señas.
Stanley Kramer repetirá la misma operación en otra famosa película del género:
La Herencia del viento (Inherit the Wind, 1960), esta vez con Spencer Tracy
como abogado defensor.
Anatomía de un Asesinato es de
una ambigüedad extraordinaria –característica esencial en las mejores cintas de
Preminger-, el espectador en ningún momento sabe si el acusado es culpable o
inocente. Y es que, comenzando por la, digamos "alegre", Lee Remick y
continuando por el barman amigo del muerto o el propio teniente Manion, nadie
parece decir la verdad en este juicio. El que no miente es el director que se
limita a exponer la vista oral con largos y planificados planos secuencia, sin
decantarse por uno u otro lado. Cualquier realizador habría caído en la
tentación de usar el flash-back para acompañar las declaraciones de los
testigos; Preminger no lo hace, de esta forma consigue dar al espectador una
libertad absoluta para decidir; una decisión nada fácil. Esto es, precisamente,
lo que más me atrae de cualquier película de Otto Preminger, lo que sigue
después del final: el debate asegurado entre los espectadores que han tenido la
suerte de verla.
Excelente película rodada con
precisión por el experto Otto Preminger, artífice de Laura (1944) y Cara de
ángel (1953). La crudeza de la descripción verbal de la violación causó
sensación en la época de su estreno. Acompaña una fenomenal composición de jazz
de Duke Ellington, que también tiene un pequeño papel. Nadie debe perdérsela.
Trailer:
Calificación: 5 de 6.
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