Pequeño gran hombre
Título original:
Little Big Man
Año: 1970
Duración: 150 min.
País: Estados Unidos.
Director: Arthur Penn.
Guión: Calder Willingham (Novela: Thomas
Berger)
Música: John Hammond.
Fotografía: Harry Stradling Jr.
Reparto:
Dustin Hoffman, Faye Dunaway, Martin Balsam,
Richard Mulligan, Chief Dan George, Jeff Corey, Amy Eccles, Kelly Jean Peters,
Alan Howard.
Género: Western.
Sinopsis:
En 1959, un hombre blanco de más
de cien años, Jack Crabb (Dustin Hoffman), cuenta en un hospital la increíble
historia de su vida entre los indios cheyennes desde que sobrevivió, junto con
su hermana, a un ataque en la caravana en la que viajaban. Los indios se los
llevan con ellos y terminan adaptándose a las costumbres de la tribu.
Premios:
1971: 3 nominaciones
al BAFTA, incluyendo Mejor actor (Dustin Hoffman)
1970: Nominada al
Oscar: Mejor actor de reparto (Chief Dan George)
1970: Nominada al
Globo de Oro: Mejor actor de reparto (Chief Dan George)
1970: Círculo de
críticos de Nueva York: Mejor actor de reparto (Chief Dan George)
COMENTARIOS:
Clásico indiscutible del cine de
los años 70, que ofrece una visión realista de las guerras contra los indios,
visto desde el lado de los pieles rojas, en el que por ejemplo, la caballería
-con el general Custer a la cabeza- son los malvados de la historia. Dustin
Hoffman realiza uno de sus papeles más recordados. Arthur Penn imprime su toque
trágico a la historia, mientras que trabaja con su actriz fetiche, Faye Dunaway
(en el papel de Mrs. Pendrake), protagonista de su mejor película, Bonnie and
Clyde.
Yo creo que es una de las grandes
olvidadas en la historia del cine y de ahí que muchas personas, sobre todos los
jóvenes se la hayan perdido.
Narra la vida de un hombre,
interpretada magistralmente por Dustin Hoffman, de 120 años que ha vivido toda
la época del lejano Oeste y ha sido criado por los indios.
La primera palabra respecto a los
blancos que se nos ocurre después de ver esta película dejaría aquí una cierta
malsonancia. Y bueno, uno se mira estas cosas... Pero ¿realmente los indios
eran tan buenos y los blancos tan malos? ¿Ó estaban más cerca de la realidad
los típicos pieles rojas de los típicos westerns, ávidos de sangre y sin
escrúpulos?
Quizás como tantas veces la
realidad esté en la equidistancia de los extremos. Pero ¿qué importa? Arthur
Penn sabe perfectamente que su película no es una fotografía exacta de la
realidad, sabe que el famosísimo general Custer no era seguramente tan bobo y
pagado de si mismo como lo pinta. Lo sabe pero no le importa. Al contrario,
quiere que, a base, de extralimitar lo caricaturesco, cale profundamente en el
espectador la idea de que tal vez la “historia oficial” no sea la verdadera.
Y por ello, nos deja una película
distinta, con otra mirada, con otra luz, donde los “seres humanos” son los
indígenas, donde los que aman las cosas vivas son los llamados salvajes, donde
lo ruin habita en los pueblos y ciudades aparentemente “civilizadas”
(pistoleros, engañabobos, clérigos glotones, borrachos, etc.). Es muy probable
que esa versión no sea la históricamente correcta, pero no podemos dejar de
reconocer que plantea el viejo tema de los conflictos raciales americanos con
osadía y originalidad.
Arthur Penn reserva su afecto y
simpatía para los indios, a los que muestra como seres sabios y prudentes,
valientes y llenos de armonía espiritual, como individuos liberados de la
hipocresía que aqueja a los blancos de la película. La esposa india de Jack,
que no conoce la falsa moralidad judeo-cristiana, se muestra deseosa de que sus
hermanas viudas (igualmente deseosas) compartan con ella a su marido.
Sin embargo, Penn no da en ningún
momento a entender que los cheyennes sean perfectos. También ellos tienen
defectos e insuficiencias, pero al menos los toleran. La sociedad india tiene
un lugar tanto para el afeminado Pequeño Caballo (Robert Little Star), que,
incapaz de soportar la vida de los hombres, se queda en casa con las mujeres,
como para Oso Joven, un violento guerrero que lo hace todo deliberadamente al
revés y conduce a sus hombres a la victoria en la batalla de Little Big Horn.
El centro espiritual de la
película lo constituye Old Lodge Skins (Chief Dan George), el abuelo adoptivo
de Jack, un sabio y visionario cheyenne. En el tragicómico final de Pequeño
gran hombre, el viejo jefe, que ha tenido una premonición de su propia muerte y
sabe que la era de los cheyennes ha pasado, se echa en su estera y espera a que
se lo lleven los espíritus. Pero no ocurre así. En lugar de ello empieza a
lloverle encima. "La magia unas veces funciona y otras no", musita, y
él y Jack vuelven al campamento. Se trata de la última vuelta de tuerca de la
película, llena de sentido del humor e ironía, que desmitifica incluso la
propia cultura cheyenne. Al final de su vida, los cheyennes solo son un vago
recuerdo en la mente de Jack Crabb.
El film, que cuenta con un
excelente fondo sonoro de música blues a cargo de John Hammond, posee un tono
vodevilesco que se plasma en el reencuentro de personajes a lo largo de la
película: la hermana de Crabb, su mujer, Wild Bill Hickock, Custer; y se acentúa
por el empleo de un humor satírico y una caracterización caricaturesca de los
personajes (el buhonero que va perdiendo partes de su cuerpo, la fatuidad
narcisista del general Custer o la paranoia de Wild Bill), situaciones (el
asalto a la diligencia) y hechos históricos (la batalla de Washita, la masacre
de Sand Creek o Little big horn) completamente revisionistas e irreverentes.
Parte del comentario publicado por Father Caprio.
Trailer:
Calificación: 4 de 6.
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