Philip Seymour Hoffman, de 46 años y galardonado con un Oscar, ha sido hallado sin vida en el lavabo de su piso del West Village de Nueva York, en la calle Bethune. Todo indica que ha fallecido por una sobredosis, aunque la policía no confirma la causa a falta del resultado de la autopsia.
El trágico hallazgo lo ha protagonizado uno de sus amigos. Sobre las 11,30 horas, seis más en la hora peninsular. Acudió al apartamento al no saber nada del actor.
Los investigadores han encontrado una jeringuilla en su brazo y un sobre que contenía lo que se cree que era heroína.
“Parece muy elocuente que se trata de una sobredosis”, ha declarado un agente al The New York Times.
Seymour Hoffman, que en julio habría cumplido los 47, confesó el pasado mayo que había sufrido una recaída en el consumo de drogas. Llevaba 23 años “limpio” cuando había vuelto a esnifar heroína, aseguró.
“Estamos destrozados por la pérdida de nuestro querido Phil y apreciamos las muestras de amor y apoyo que hemos recibido”, ha indicado la familia en un comunicado. “Esta es una trágica y repentina pérdida, y pedimos respeto por nuestra privacidad y nuestro dolor”, añadía la nota.
La red se ha llenado de mensajes de condolencias por uno de los actores más celebrados de su generación. Al difundirse la noticia, numerosas personas se han congregado o pasado a dejar flores ante la puerta del edificio donde vivía. Bill de Blasio, el alcalde de la ciudad, también ha hecho público su dolor por la pérdida de Hoffman.
Debutó en la interpretación en 1991. Hizo de abogado defensor en la serie de televisión Ley y orden. Al cine llegó al año siguiente, en 1992, participando de secundario en cuatro filmes. Ahí alicató el terreno que le llevo, en la ceremonia del 2006, a ganar la estatuilla de la industria de Hollywood por su ejercicio como Capote en la película sobre el escritor de A sangre fría.
Sólo fue uno más de los numerosos personajes que ha protagonizado en las últimas décadas. Títulos como Bogie Nights, Magnolia, el Gran Lebowski o en la más reciente segunda parte de 'Los juegos del hambre'.
En el 2012 cosechó un gran éxito en Broadway. Reencarnó al Willy Loman de La muerte de un viajante de Arthur Miller.
Figura activa en el teatro menos comercial, en el off Broadway, Hoffman era además director artístico, junto con John Ortiz, de la Labyrinth Theatre Company neoyorquina. Aquí conoció a su pareja, la diseñadora de vestuario Mimi O’Donnell, con quien tuvo tres hijos.
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