Desde la terraza
Título original: From the Terrace
Año: 1960
Duración: 144 min.
País: Estados Unidos.
Director: Mark Robson.
Guión: Ernest Lehman
(Novela: John O´Hara)
Música: Elmer
Bernstein.
Fotografía: Leo Tover.
Reparto:
Paul Newman, Joanne Woodward, Ina Balin, Myrna
Loy, Leon Ames, Barbara Eden, Elizabeth Allen, George Grizzard, Patrick O'Neal,
Felix Aylmer.
Género: Drama.
Sinopsis:
Un joven financiero de Wall
Street (Paul Newman) está obsesionado con ganarse el respeto de su padre, para
lo cual su único camino reside en conseguir el mayor éxito profesional posible.
Este empeño le hace olvidarse de su vida personal totalmente, por lo que su
mujer (Joanne Woodward) comienza una relación adúltera. Paradójicamente, la
misma situación fue la causa de que el matrimonio de sus padres se rompiese,
por lo que su madre se fue de casa y acabó arruinada, convertida en una mujer
alcohólica y promiscua. El joven financiero se encuentra desesperado, pero
cuando cree que sus problemas no tienen solución recibe la ayuda inesperada de
una bella y honesta joven, gracias a la cual comienza a poner orden en su vida.
Premios:
1960: Globos de Oro: Nominada
Mejor actriz secundaria (Ina Balin)
COMENTARIOS:
Primer film que protagoniza Paul
Newman como actor independiente. Realizado por Mark Robson (“Más dura será la
caída”, 1956), la escribe el guionista Ernest Lehman, que adapta la novela de
éxito “From the Terrace” (1958), de John O’Hara. Se rueda en escenarios reales
de Phoenixville (Pensilvania) y Manhattan (NYC) y en estudio. Producido por
Mark Robson para Linebrook/Fox.
‘Desde la terraza’ (‘From the
Terrace’, Mark Robson, 1960) abre la etapa más fructífera y larga de Paul
Newman como actor. Es a partir de esta película cuando el famoso intérprete,
que ya nos había regalado alguna que otra inolvidable interpretación,
encontraba el punto justo al empezar a desprenderse de los tics del Actor’s
Studio, encontrando la naturalidad que todo actor busca, y que tan bien
acompañó a Newman hasta su madurez.
Resulta curioso cómo el film
tiene varios puntos en común con ‘La ciudad frente a mí’ (‘The Young
Philadelphians’, Vincent Sherman, 1959). Al igual que aquélla es la adaptación
de un best seller, en este caso la novela homónima de John O’Hara, que también
está ambientada en gran parte en la ciudad de Philadelphia, y versa sobre la
ascendente carrera de un prometedor joven que vuelve de la guerra y hará
cualquier cosa por ascender socialmente. Aditivos: el color, el glorioso
cinemascope, más crudeza e ironía, y Elmer Bernstein.
La acción dramática tiene lugar
en NYC, Port Johnson (Filadelfia), Mountain City (Nevada) y en el condado
neoyorquino de Nassau, entre 1946 y 1958. David Alfred Eaton (Newman), piloto
de la Marina durante la IIGM, finalizado el conflicto, regresa (1946) a la casa
de sus padres en Port Johnson. Con la ambición de abrirse camino solo y con el
propósito de superar a su padre, se marca como objetivo tener un patrimonio
personal neto de más de 5 M USD antes de cumplir los 40 años. Deja la casa
paterna y se asocia con un antiguo amigo de la guerra, Alexander “Lex” Porter
(Grizzard) para pasar luego a trabajar como ejecutivo de la firma “J. D.
MacHardie and Company”, presidida por James Duncan MacHardie (Aylmer), con sede
en Wall Street (Manhattan, NYC). Contrae matrimonio con Mary Saint Jones
(Woodward), heredera de una poderosa familia neoyorquina. Con motivo de una
estancia profesional en Mountain City, conoce a Ralph W. Benziger (Corsia), su
esposa e hija, Natalie (Balin), mucho más joven que él. Alfred es inteligente,
hábil, ambicioso y muy trabajador. Ahoga en trabajo sus frustraciones. Mary es
voluntariosa, apasionada, calculadora egoísta e impositiva. Natalie es cariñosa,
comprensiva, sacrificada y bondadosa.
El film suma drama, crítica
social y romance. Expone la trayectoria de trabajo, esfuerzos, dedicación y
éxito del ambicioso David Alfred Eaton. Volcado en el trabajo, está dispuesto a
pagar un alto precio por el éxito. De acuerdo con los parámetros del cine
americano de los 50 y 60, el relato presenta situaciones tormentosas,
personajes arrastrados por ambiciones desmedidas, sentimientos desaforados,
pasiones desbordadas y la pulsación de profundas y dolorosas frustraciones.
Robson hace uso de los resortes clásicos del melodrama, pero lo hace de un modo
singular. En efecto, mantiene la efervescencia de las situaciones bajo el
dominio de una elegante contención que se aleja de los modos habituales del
subgénero. Además, trata las situaciones desde un punto de vista sutilmente
irónico y crítico, que confiere a la historia un tono especial y un grato
atractivo.
El relato juega con el interés
que despierta la exploración de los ambientes más elitistas y acaudalados del
NYC y del país y con la denuncia de los métodos de trabajo de los mismos, sus
tretas y estrategias, sus prejuicios y puntos débiles, su personificación de
una cierta concepción del éxito y su encarnación de determinadas aspiraciones
de felicidad.
El mismo año que Elmer Bernstein
lograba uno de los scores más famosos de toda la historia del cine con ‘Los
siete magníficos’ (‘The Seven Magnificent’, John Sturges, 1960), una música
épica y llena de emoción, en ‘Desde la terraza’ compone otra gloriosa pieza de
música, que alcanza su máxima expresión en los instantes entre Paul Newman y la
desconocida Ina Balin, preciosa actriz que no se prodigó mucho en cine, y que
realiza una sentida interpretación, la figura física del amor verdadero, el
bien más preciado que un ser humano puede conseguir, más allá de toda riqueza o
reconocimiento público.
Esa reivindicación del amor, no
exento de una gran ironía en el guión de Ernest Lehman, excelente guionista
especialista en conflictos emocionales de envergadura, logra los mejores
momentos en ‘Desde la terraza’ —sugerente título que alude a un modo de ver la
vida—, glorificados por Robson y sus movimientos de cámara, sobre todo en ese
maravilloso plano final que eleva los sentimientos por encima de todo lo demás.
Trailer:
Calificación: 4 de 6.
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