martes, 1 de abril de 2014

The Lusty Men (Hombres errantes) - (1952) - (Director: Nicholas Ray)


Hombres errantes
Título original: The Lusty Men
Año: 1952
Duración: 113 min.
País: Estados Unidos.
Director: Nicholas Ray.
Guión: Horace McCoy, David Dortort (Novela: Claude Stanush)
Música: Roy Webb.
Fotografía: Lee Garmes.
Reparto:
Susan Hayward, Robert Mitchum, Arthur Kennedy, Arthur Hunnicutt, Frank Faylen, Glenn Strange, Lane Chandler, Walter Coy, Carol Nugent, Maria Hart, Lorna Thayer.
ProductoraRKO Radio Pictures
GéneroWestern | Melodrama
Sinopsis:
Jeff McCloud, una popular estrella del rodeo, incapacitado por una serie de accidentes, vuelve tras varios años de ausencia a Springs (Tejas), su ciudad natal, para iniciar una nueva vida. Se dedica a entrenar para los campeonatos de rodeo a Wes, un joven que necesita ganar dinero para comprarse una pequeña granja.

COMENTARIOS:
“Tras la proyección de Johnny Guitar o de Rebel without a Cause, resulta imposible no decirse: he aquí algo que sólo existe por el cine, algo que sería nulo en la novela, en el teatro, en cualquier otra parte, pero que en la pantalla resulta fabulosamente bello. Cineasta, Nicholas Ray lo es ante todo moralmente." Jean-Luc Godard.

El guión se basa en una novela de Claude Stanush, con numerosos puntos de interés, pues muestra la vida errante de los vaqueros que van de rodeo en rodeo. Cuidados diálogos y esmerada dirección de Nicholas Ray, que sigue la estructura clásica del western, aunque transcurre en pleno siglo XX. Se centra en temas como los celos y la búsqueda de las propias raíces. Los tres protagonistas tienen el mismo peso, y realizan excelentes trabajos, aunque destaca especialmente Arthur Kennedy -Wes, el marido-, que interpreta uno de sus papeles más recordados.



 
Filme en blanco y negro sobre los profesionales que se dedican a jugarse la vida en certámenes de rodeos en los EE.UU. La mayoría de ellos, según esta película, acaban tullidos, fracasados, pobres o muertos por algún animal con los que juegan.
En "The Misfits"(1961) Huston elegía el western de rodeo para pintar el crepúsculo de la época clásica a través del patetismo de alguno de sus íconos mas notables. Nicholas Ray hacía lo mismo pero a su manera, como siempre varios años antes que cualquiera y por el camino opuesto. Lo que en Huston era un grupo de perdedores vagando por el desierto, en Ray es un trío encabezado por un héroe que viene a transferir su legado, pero no de manera gratuita sino con un precio bastante caro, poner en disputa el amor de la mujer de su pupilo. Cosa que obtendrá como recompensa, pero que no evitará el sacrificio final. El resultado de esta experiencia es una obra maestra, quizás de las mejores películas que un cinèfago pueda devorar.




Si bien las imágenes nos dejan adivinar un rodaje complicado, muchas de las escenas fueron rodadas por Robert Parrish (un especialista del género) debido a que Ray estuvo varios días enfermo, la intensidad de las mismas denotan grandes niveles de expresión. La genialidad aparece en varios aspectos como el impecable trabajo de montaje, o en una de las mejores actuaciones de Robert Mitchum, que juega un excelente héroe-perdedor, no confundir con un antihéroe, además se da el gusto de trabajar con su hermano, y en la construcción de ese increíble mundo del rodeo. De ese universo destacamos las fiestas privadas, los cowboys de los '50, las fanáticas seguidoras y el placer de viajar por el Estados Unidos rural viviendo la acción de una competencia que se disputa a vida o muerte.


El argumento va de un vaquero retirado de los rodeos que fue famoso y ganó muchos dólares, pero que no supo ahorrar y ahora se ve errando de un lugar a otro y trabajando de peón en ranchos ganaderos. LLega a uno donde un hombre felizmente casado le pide que le entrene y se convierta en su socio. Pese a la oposición de su esposa los tres emprenden la aventura de vivir sólo de las competiciones de los rodeos. Comenzará para ellos una vida de mayores ganancias en cuanto a dinero pero de pérdidas en otros sentidos.
Notable esa escena donde dos esposas de profesionales del rodeo hablan entre ellas y la más acostumbrada al lujo le comenta a la otra que a ella no le gusta la cocina: "A mí me gustan las gambas fritas mientras las frían otros."


Se trata de una auténtica obra maestra con el sabor a las películas de Ray.

Tráiler:




Calificación: 6 de 6.

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