Título original: D.O.A.
Año: 1950
Duración: 83 min.
País: Estados Unidos.
Director: Rudolph
Maté.
Guión: Russell Rouse,
Clarence Greene.
Música: Dimitri
Tiomkin.
Fotografía: Ernest
Laszlo.
Reparto:
Género: Cine negro.
Sinopsis:
Original muestra de cine negro,
con un arranque intrigante del protagonista, Edmond O'Brien, recorriendo los
largos pasillos de una comisaría para entrar en una oficina y denunciar un
asesinato: el suyo. A partir de ahí arranca un largo flash-back en que vemos al
notario Frank Bigelow, con dudas amorosas relativas a su devota secretaria
Paula, y que para aclararse toma unas minivacaciones en San Francisco, en busca
de un poco de jarana. El caso es que se ve sumergido en una enmarañada madeja
de crímenes, donde él ingiere sin saberlo un brebaje con iridio, motivo por el
cual no hay tratamiento posible, morirá en unos días. Antes intentará averigua
quién es el culpable de todo lo ocurrido.
COMENTARIOS:
Ésta es la historia de un hombre
muerto, pero no es una historia de fantasmas. Ésta es una historia de venganza,
pero de una venganza perdida, sin catarsis, sin redención, sin retribución.
Así
empieza:
Homicide Detective: Can I help you? [¿Puedo ayudarle?]
Frank
Bigelow: I'd like to see the man in charge. [Me gustaría ver a quien
esté al cargo.]
Homicide
Detective: In here... [Aquí dentro...]
Frank
Bigelow: I want to report a murder. [Quiero denunciar un asesinato].
Homicide Captain: Sit down. Where was this murder committed? [Siéntese.
¿Dónde se cometió ese asesinato?]
Frank
Bigelow: San Francisco, last night. [En San Francisco, anoche].
Homicide
Captain: Who was murdered? [¿Quién fue asesinado?]
A partir de este punto, y en un
flashback que ocupa el resto de la película hasta enlazar, al final de la
misma, con la continuación de la escena anterior, entramos en una espiral de
tiempo que se escapa, de tramas que se enredan en verdades y mentiras
entrecruzadas; atado a un fatum que escapa a su control, el hombre muerto se
enrosca en una trama sin sentido, donde una simple firma en un documento inicia
la cadena de consecuencias que concluyen en su asesinato.
Rudolph Maté es uno de esos
magníficos profesionales del Hollywood clásico, que aquí entrega una película vibrante,
donde O'Brien no desmerece del mejor Humphrey Bogart. El film conjuga la
intriga con un sentido del humor irónico que funciona muy bien, y una subtrama
romántica, que pese a no ser perfecta, resulta la mar de agradable. Son
magníficas las escenas de persecución urbana, y la partitura de Dimitri
Tiomkin.
Con las horas contadas es un
filme que desde el inicio del metraje sabemos cuál va a ser el desenlace final
del mismo. Un hombre llamado Frank Bigelow entra en una comisaría para
denunciar un asesinato. Cuando el comisario jefe le pregunta que: ¿de quién?
Bigelow, para asombro de su interlocutor, dice que el suyo propio. No es la
primera vez que en el inicio de una cinta, el espectador sabe por dónde va a
transcurrir la trama. La soga de Hitchcock es el mayor ejemplo. Cuando esto
ocurre, sólo queda un recurso para que la cinta en cuestión no pierda, ni
interés, ni credibilidad, y este no es otro que el recurso narrativo.
Rudolph Maté transforma en
imágenes un guión circular coescrito por Russell Rouse y Clarence Greene, (ganadores
del oscar al mejor guión por Confidencias de Medianoche ) y lo hace de manera
solvente.
Además de
la historia (el citado personaje ha sido envenenado y tiene unas pocas horas de
vida que gastará en averiguar quién le ha asesinado y por qué) también cuenta
con un buen protagonista: el habitual secundario Edmond O'Brien. El actor, a
través de un largo flash-back, explica como se ha llegado a la situación
extrema, que se corresponde con el título original: D.O.A. (siglas en inglés
que quieren decir "Muerto al llegar”).
D.O.A. es un
buen ejemplo del cine de serie B que llenaba de negrura las pantallas de la
América de la posguerra, en consonancia con la coyuntura pesimista que se vivía
en todo el planeta. Un Mundo que tenía que sobrellevar lo mejor posible las
millones de muertes causadas por la peor guerra vivida por la Humanidad. La
mayoría de ellas personas civiles que fallecieron sin saber por qué estaban
muriendo; exactamente lo mismo que le estaba pasando en la ficción al personaje
de Con las horas contadas.
Rudolph Maté un genio, uno de
esos directores que de vez en cuando descubrimos por algún motivo, yo lo
descubrí precisamente por esta película, en la que no hay grandes estrellas,
(de hecho la mayoría son bastante desconocidos), pero que tiene una historia
que te deja pegado a la butaca desde el comienzo de la misma, un tipo entra en
la comisaría y denuncia un asesinato...el suyo propio, en fin una joya para el
amante del buen cine negro, indispensable.
Película completa:
Calificación: 4 de 6.
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