Un cerebro de un billón de dólares
Título original: Billion Dollar Brain
Año: 1967
Duración: 111 min.
País: Reino Unido.
Director: Ken Russell.
Guión: John McGrath (Novela: Len Deighton)
Música: Richard Rodney Bennett.
Fotografía: Billy Williams.
Reparto:
Michael Caine, Karl Malden, Ed Begley, Oskar Homolka, Françoise Dorléac, Guy Doleman, Vladek Sheybal, Milo Sperber.
Género: Espionaje.
Sinopsis:
Harry Palmer se ha retirado de los servicios secretos y trabaja como detective privado. Y le encargan un trabajito fácil, o eso parece, entregar un termo con material clandestino en Helsinki, Finlandia. Allí se verá enredado en un complot urdido por un millonario texano para derribar al comunismo, que tiene como herramienta principal un carísimo cerebro electrónico. Pero las cosas no son lo que parecen.
Comentarios:
Michael Caine vuelve a encarnar al personaje creado por Len Deighton, aparecido en “Ipcress” y “Funeral en Berlín”. Se trata de una trama típica de los años de la guerra fría, que emplea muy bien el marco finés donde se desarrolla la acción. El supercomputador del título puede dar un poco de risa con el paso del tiempo.
Película curiosa especialmente para quienes desconozcan aquellos monstruos antediluvianos del proceso de datos y las tarjetas perforadas, ubicados en inmensas instalaciones y alimentados y cuidados por una auténtica legión de especialistas en secuencias de bytes. Y es que eran años donde el trabajo del hombre alimentaba las máquinas a diferencia de los actuales donde los automatismos quitan el pan de la boca del personal en crisis.
Más allá de eso, estamos ante un film entretenido que se mueve entre la sátira política y el cine de espías. El entretenimiento no confiere ningún status de buena película. No, pero es en sí mismo un valor y el trabajo de Ken Russell se deja ver. La fotografía de los gélidos paisajes finlandeses y el buen trabajo de actores como Michael Caine, Karl Malden, Françoise Dorléac o Ed Begley son los principales atractivos de un film donde mediante toques cómicos evidentemente exagerados se satiriza acerca de la peligrosidad de los fanatismos en aquella coyuntura histórica a la que se denominó guerra fría.
Ed Begley da vida a un millonario tejano que, al frente de una organización basada en el poderío del petróleo y contando con los mayores avances informáticos se convierte en una especie de iluminado líder mesiánico que mediante guerras bacteriológicas y juegos de espías pretende liberar a países como Letonia del yugo comunista. En ese contexto favorable e instigador de revoluciones, aparecen los agentes dobles, los infiltrados y los que sacan tajada, amén de toda la corte de personajes habituales en un género de espías con mezcolanza de “noir” y detectives tipo Marlowe sin un centavo y dispuestos a casi todo por sobrevivir.
Debo reconocer que la actuación de Begley es lo mejor de la película, por encima de la causticidad de Caine y el habitual buen hacer de Malden. La presencia de Françoise Dorléac con sus sugerencias tipo sauna finlandesa también se agradece. Hasta Oskar Homolka en su rol apropiadísimo de militar del KGB con funciones de contraespionaje está francamente bien.
Si no somos demasiado exigentes en cuanto a credibilidad, El cerebro de un billón de dólares, nos gustará o cuando menos nos hará pasar un rato entretenido con su aire cómic - kisch - pop art, años 60. Complicaciones las justas. Personajes dobles, los imprescindibles. Nada que nos impida seguir la trama con suficiencia. ¿Qué hay películas mejores? Evidentemente. Y peores…
En cualquier caso me gusta esta película, tiene su encanto. Su visión delirante de la Guerra Fría, con un argumento creativo y muy vistoso, resulta de lo más simpática, y su estilo visual y narrativo, reforzado por una maravillosa banda sonora de Rodney-Bennett, me parece muy atractivo.
Tráiler:
Calificación: 3 de 6.
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