Timbuktu
Título original: Le
chagrin des oiseaux (Timbuktu)
Año: 2014
Duración:100 min.
País: Mauritania.
Director:
Abderrahmane Sissako.
Guión: Abderrahmane
Sissako, Kessen Tall.
Música: Amin Bouhafa.
Fotografía: Sofian El
Fani.
Reparto:
Abel Jafri, Hichem Yacoubi,
Kettly Noël, Pino Desperado, Toulou Kiki, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohamed,
Mehdi A.G. Mohamed, Fatoumata Diawara, Adel Mahmoud Cherif, Salem Dendou, Mamby
Kamissoko, Yoro Diakité, Cheik A.G. Emakni, Zikra Oualet Moussa, Weli Cleib.
Género: Drama.
Sinopsis:
Año 2012, la ciudad maliense de
Tombuctú y sus alrededores han sido ocupados por islamistas radicales,
partidarios de la yihad, que imponen nuevas reglas a los autóctonos, gente
sencilla que ha vivido siempre pacíficamente su fe en Alá. Ahora se ven
violentados por una fuerza policial y unos tribunales que persiguen a quien
fume, juegue al fútbol o escuche música, con ideas tan peregrinas como la de
que uno mujer que vende pescado debe cubrirse las manos con guantes de lana,
por un supuesto sentido del decoro. Con este panorama el pastor Kidane, que
vive en las dunas con su esposa Katima y su hija Toya, y un chaval que les
ayuda, Issan, deberá afrontar un juicio tras un desgraciado incidente.
Premios:
2014: Premios Oscar:
Nominada a Mejor película de habla no inglesa.
2014: 7 Premios
César: incluyendo Mejor película y director. 8 Nom.
2014: Festival de
Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso.
2014: Festival de Chicago:
Mejor director.
2014: Satellite
Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa.
COMENTARIOS:
Mauritania o Mali – indefinido
ámbito geográfico que deviene en lugar simbólico. Y aunque nos quede lejos, sin
embargo qué cercano nos resulta el retrato del integrismo religioso, de la
dictadura de unos zangolotinos prepotentes, violentos y bellacos que imponen su
monolítica visión de la religión a un pueblo afanoso y confiado que había
vivido hasta el fatídico advenimiento de esos desalmados su fe con rústica perseverancia
y bondad, buscando la compasión, la inclusión, la protección y el amparo de su
dios, pero no necesitando de un arbitrario catálogo de prohibiciones, ni de una
ofuscada y añosa aplicación de la ley que hiede a rancia y abusiva, ni de una
policía que espíe el día a día de sus habitantes con el objetivo de perseguir a
los infieles que incumplen las innumerables normas dictadas por los camorristas
inquisidores de turno.
Es una película serena y de
habilidosos contrastes. Pocas veces se ha reflejado tan bien y tan hermosamente
la sensualidad implícita que hay entre un matrimonio de rústicos ganaderos.
Basta con verles hablar, mirarse, relacionarse sin casi tocarse, esperarse y
desesperarse para entender que tienen la dicha inefable del amor. También pocas
veces se ha visto tan bien reflejado – y con tan pocos medios – la sinrazón de
la opresión de una dictadura de integristas religiosos: basta con ver a una
brusca y servil policía perseguir los sones de una música nocturna para
comprender que hay algo enfermo y tétrico en ese afán por controlarlo todo, por
asfixiar cualquier expresión espontánea de humanidad y relajación. Y contiene
otras dos escenas memorables. Una de ellas es una brevísima y atroz lapidación
que sobrecoge y repugna por igual. Si Alá es todopoderoso, ya les castigará a
su debido tiempo… ¿para qué afanarse en la tierra con adelantar la supuesta ira
divina?
Pero sobre todo perdura una
escena luminosa, conmovedora y de una profunda desolación trágica en su
sencillez: unos chavales juegan al fútbol – que naturalmente ha sido declarado
impío y proscrito – con un balón de fútbol imaginario… Emociona hasta casi las
lágrimas ver el ansia de libertad de los jóvenes, de cómo se refugian en la
imaginación y la creatividad para escaparse de esa cárcel sin sentido, de cómo
se amparan en la espontaneidad de lo fabulado para encontrar una rendija de luz
y aire fresco que les permita seguir adelante.
Película sencilla, de una hermosa
y delicada dirección que ofrece una mirada serena y cariñosa hacia todos sus
sufridos protagonistas, toda empatía y conmiseración. Y resaltar la fuerza y
valentía de los personajes femeninos, tan alejados del estereotipo de sumisa
mujer musulmana a la que estamos acostumbrados en occidente. Tan imprescindible
ver como necesaria recomendar. (Antonalva en Filmaffinity)
Meritorio film del director
mauritano Abderrahmane Sissako, responsable también de Bamako, que ha logrado
la proeza de ser nominado al Oscar a la mejor película extranjera. Cuenta con
enorme talento una historia sencilla, circunscrita a un momento en que la
ciudad de Mali Tombuctú estaba ocupada por extremistas musulmanes; y jugando al
contraste, sabe mostrar que otro tipo de islamismo es posible y deseable. Sin
estridencias, señala los excesos de un celo religioso en que se deja fuera la
razón, y que contrasta con la postura de los que, nada más, pero nada menos,
“usan la cabeza”, abandonándose al mismo tiempo en las manos providentes de
Dios, confiando en su justicia, en que se hará su voluntad.
Con un ritmo excelente, magnífica
fotografía, inteligente uso de la música, momentos duros, no aptos para todos
los estómagos. Las interpretaciones de los actores son tremendamente naturales,
lo que reviste de enorme dignidad a hombres y mujeres corrientes y coherentes,
y hace comprensible lo incomprensible, comportamientos radicales donde resulta
imposible la coherencia, al final existe bastante hipocresía y mucha
injusticia. Se logra sobradamente el objetivo de mostrar que fe y razón deben
conciliarse; esto no es garantía de que uno haga siempre lo correcto, bien lo
sabe el protagonista, pero sí de que existe la capacidad de recapacitar,
arrepentirse, rectificar.
Trailer:
Calificación: 5 de 6.
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