Hace mucho tiempo que llegué a la conclusión que hay películas que necesitan varios visionados y dejar pasar los años desde su realización, para poder hacer una valoración justa y objetiva. Las buenas películas son aquellas
que puedes ver una y otra vez y son capaces de ofrecer algo nuevo, un matiz que
habías pasado por alto, un plano del que no te habías percatado o una melodía
que habías olvidado. Si estas películas son capaces de mantenerte pendiente de
la historia, estás, ante una obra maestra.
El 31 de diciembre se cumplen 50
años del estreno de la mítica 'Doctor Zhivago'. Ni la película ni el libro han
dejado indiferente a nadie. Es de las mejores películas que he visto.
Tres años después de su obra
maestra "Lawrence de Arabia", el cineasta británico David Lean, llevó
a la gran pantalla, con la colaboración de Robert Bolt ("La Misión",
Lawrence de Arabia"), la obra epónima del literato y poeta ruso de
tendencias místicas, premio nobel de literatura Boris Pasternak, sobre los
contrastes vitales del médico y poeta, Dr. Zhivago, frente a los horrores
vividos durante el tumultuoso período de tiempo en su Rusia natal que se inicia
aproximadamente en 1912 (marcado por el ocaso del gobierno zarista de Nicolás
II) y durante las épocas sucesivas de la primera guerra mundial, la revolución
rusa y la subsiguiente guerra civil.
"Escena del rodaje"
Lean, que quiso abordar otra obra
épica del estilo de la anterior ("Lawrence de Arabia"), pero con un
marcado carácter romántico, se acordó de aquella polémica novela publicada por
primera vez en Italia en 1957, debido a que en su Rusia natal, Pasternak se las
tuvo que ver con un resentido gobierno bolchevique.
El productor italiano Carlo Ponti
compró los derechos de la obra y contrató a David Lean para plasmarla
cinematográficamente, y le propuso así mismo desde un principio a su esposa
Sofía Loren para el rol de Lara Antipova, aunque finalmente Lean convenció a
Ponti de que la Loren era demasiado alta y voluptuosa para el papel y optó por
otro rostro y cuerpo más angelical como el de Julie Christie.
Así mismo Lean estuvo complicado
a la hora de los castings, pues por ejemplo para el papel principal del dr
Zhivago su primera opción era Peter O'Toole, quien finalmente declinó la
invitación, lo mismo que para el papel de Komarovsky, ya que dudó primero entre
Marlon Brando y James Mason antes de decantarse por Rod Steiger. Por no hablar
de los faraónicos problemas a la hora de buscar localizaciones para el rodaje.
Rodada básicamente en España (Madrid y Soria) durante la época franquista, hubo
aquella sonada anécdota de los extras de Soria cantando la Internacional por
imperativos del guión, ante la atenta mirada de la recelosa polícia española.
"David Lean en el centro, con los actores principales"
Publicitada como "Un amor
sorprendido en el fuego de la revolución" o "En una tierra de hielo y
pistolas, en el gran estruendo de la batalla y el más grande silencio de los
amantes", la fotografía a cargo de Freddie Young es sencillamente sublime,
además de contar con una excelente banda sonora a cargo de Maurice Jarre.
"El arte se ocupa siempre de
dos cosas. Con insistencia reflexiona sobre la muerte y con insistencia, por
ello mismo, crea la vida". En el entierro de la madre de Tonia, el Doctor
Zhivago reflexiona en voz alta. No busquen la frase en la tan inabarcable como
intensa película de David Lean. Yuri, de la misma manera que su creador, Boris
Pasternak, se guarda la afirmación para el espacio íntimo de la novela y,
apurando, de la vida. La película, elevada ya al altar de los mitos populares,
se estrenó el 31 de diciembre de 1965. Hace 50 años. Y, apenas arrojada a la
pantalla, la superproducción de David Lean que descubrió al mundo la belleza
perfecta de Julie Christie a la vez que concedió el rango de estrella al
egipcio Omar Sharif se convirtió en el paradigma de melodrama mucho más grande
que la propia vida y, por extensión, que la muerte.
"Omar Sharif"
Desde el principio, la película
tuvo que compartir, como tantos otros iconos de la cultura popular, el desdén
de los entendidos con el entusiasmo de los legos. El fervor y el desprecio, con
el tiempo, acaban por parecerse demasiado. Dos formas idénticas de
exhibicionismo. El crítico del New York Times, el entonces y no por mucho más
tiempo todopoderoso Bosley Crowther, consideró decepcionante la adaptación del
guionista Robert Bolt (autor además de los libretos de Lawrence de Arabia y La
hija de Ryan). La razón era la falta de ambición de una película que reducía al
estrecho espacio de "una triste historia de amor" la Gran Guerra, la
revolución rusa y la más radical transformación que ha vivido una sociedad en
la Historia de la Humanidad. "Mr. Bolt ha dejado todo en manos de la
banalidad de un romance condenado", sentenciaba.
"Julie Christie"
Y, sin embargo, fue precisamente
a este detalle al que se rindieron muchos otros. Cuando James Cameron empezó a
planear Titanic se volvió hacia el trabajo de Lean. A su juicio lo que hace
irrenunciable la cinta, a la vez que la transforma en paradigma de todo lo que
vendrá después, es su firme voluntad de "encerrar el mayor de los
cataclismos, en algo tan pretendidamente insignificante como dos seres humanos
enamorados". En puridad, en Doctor Zhivago son tres los amantes. De otro
modo, y por resumir mucho, sigue valiendo aquello que le decía Ilsa a Rick en
Casablanca: "El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos".
"Geraldine Chaplin y Julie Christie"
César Antonio Molina, por su
parte, en su libro recién publicado que atiende al conciso e inequívoco título
de Zhivago (Trifolium) comparte la opinión de Cameron. "Las dos son obras
maestras. Adaptar no es copiar. Son obras necesariamente distintas que no hay
forma de calibrar una al lado de otra", dice a la que vez se confiesa
espectador y lector exactamente igual de entregado. La película, resume el
escritor, es "la historia de un poeta enamorado en tiempos de guerra y
revolución... Toda ella discurre en los ojos de su protagonista... La novela es
mucho más rica, más compleja, repleta de otros protagonistas importantes y
donde, además del amor, se reflexiona sobre la existencia, las ideas políticas,
y la bondad y perversidad humana". Y dicho esto, no duda en rendirse ante
el final desesperado de, en efecto, la cinta: "Mucho mejor, más intenso
sin duda, que el de la novela".
"Tom Courtenay y Julie Christie"
La dirección es magnífica y el
ritmo narrativo, a pesar de las pantagruélicas dimensiones del proyecto, es
impecable.
Respecto a los personajes, Omar
Sharif está soberbio en su papel de doctor Zhivago pero en cada visionado no
pude evitar fijarme en mi admirado y admirable Tom Courtenay (fué nominado al oscar al mejor actor de reparto) en el papel
de Pasha Antipov, un joven revolucionario comprometido con la causa. El
personaje me parece fascinante y uno de los planos más poéticos de la cinta
está dedicado a sus gafas. El resto del reparto está sublime, maravillosa Julie Christie, sobria y delicada Geraldine Chaplin, Rod Steiger...
"Tom Courtenay"
Las grandes historias de amor son
las que no duran para siempre. Y eso es "Doctor Zhivago"; una
historia de amor con pinceladas de epopeya épica y de película histórica. Una
grandísima historia de amor en el turbulento marco de una revolución que
marcaría el devenir de Rusia. Todo un clásico.
Obtuvo 5 Oscars sobre 10
nominaciones en 1965: Guión adaptado, dirección artística, fotografía, banda
original de sonido y vestuario, y un Globo de Oro a la Mejor Película.
Curiosidades:
Hace 50 años se rodó en España
'Doctor Zhivago', obra maestra basada en la novela de Boris Pasternak. Épica e
íntima historia de un médico y poeta soviético, con el corazón dividido entre
dos mujeres durante la revolución bolchevique.
"Escena en que los cosacos atacan una manifestación pacífica, rodada en el barrio de Canilla (Madrid)"
Una novela prohibida por el
régimen comunista y que en 1965, el director David Lean llevaba al cine y que
al no poder rodar en la Unión Soviética, se decantó por España.
Un descampado del madrileño
barrio de Canillas se convirtió en una calle de Moscú y los campos de Soria en
las estepas rusas. Un enorme decorado construido durante cinco meses por 800
obreros recreaba con todo detalle una calle moscovita. Se reconstruyeron las
tiendas de principios del siglo XX, un tranvía recorría la calle e incluso el
Kremlin asomaba al fondo.
"Decorados rodaje Doctor Zhivago en el barrio de Canilla"
La obsesión de Lean por los detalles
era tal que, por ejemplo, durante la filmación de la famosa escena de Lara con
el vestido rojo, el cineasta gritó "corten" para ordenar que en el
espejo del fondo se dibujase un corazón atravesado por una flecha que apenas
podía distinguirse en el plano.
Y para que el exterior de la casa
donde Yuri y Lara viven su amor -en realidad, un pueblo de Soria- estuviese
rodeado de flores, se importaron de Holanda cientos de narcisos amarillos que
se plantaron el otoño anterior para que brotasen en el momento de rodar esas
escenas, en primavera.
Pese a todo, lo más difícil no
fue convertir Canillas en Moscú, ni hacerse con locomotoras de vapor de época,
ni las escenas con 3.000 extras. Lo realmente complicado fue conseguir nieve en
Soria. En contra de las predicciones meteorológicas, pasaban los meses y no
nevaba. Fue el invierno más cálido en 50 años.
"Estación de tren de Soria durante el rodaje"
Decenas
de personas avanzan por una calle nevada cantando La Internacional acompañados
por una banda de música. Hay ancianos, mujeres y niños. De repente, una carga
de caballería arrasa esta manifestación pacífica. El tramo asfaltado con sangre
y gritos es como una escalera de Odessa castiza, aunque no es el Madrid de
Franco sino el Moscú que empieza a rumiar la Revolución de 1917. Se está
rodando desde hace semanas en la ciudad 'Doctor Zhivago', una de las películas
más taquilleras de la historia y fotograma sentimental de una generación de
españoles.
«Los vecinos debieron quedarse
atónitos cuando esa noche escucharon aquella música y los gritos», apunta Gil
Parrondo, director de Arte de esa película. 93 años y dos Oscar le contemplan.
Hace mucho frío en Madrid y la lluvia impide que Parrondo pueda regresar a un
terreno que ya no es Rusia donde un Kremlin de escayola se apoyó durante unos
meses en la tapia del cementerio de Canillas.
"Un descampado del madrileño barrio de Canillas se convirtió en un calle de Moscú y los campos de Soria en las estepas rusas. Un enorme decorado construido durante cinco meses por 800 obreros recreaba con todo detalle una calle moscovita. Se reconstruyeron las tiendas de principios del siglo XX, un tranvía recorría la calle e incluso el Kremlin asomaba al fondo"
"Un descampado del madrileño barrio de Canillas se convirtió en un calle de Moscú y los campos de Soria en las estepas rusas. Un enorme decorado construido durante cinco meses por 800 obreros recreaba con todo detalle una calle moscovita. Se reconstruyeron las tiendas de principios del siglo XX, un tranvía recorría la calle e incluso el Kremlin asomaba al fondo"
«Demasiado entusiasmo», parece
ser que observaron los guardias civiles que estaban en el set durante el rodaje
de la larga secuencia de la citada masacre que en la película es observada por
un compungido Zhivago (Omar Sharif) desde un balcón. Y es que entre los extras
españoles se dijo que había miembros del Partido Comunista, por lo que el himno
proletario fue cantado con un vigor poco acorde con los tiempos y el régimen.
Aquella actuación fue una válvula de escape para algunos.
El escenario se construyó en un
solar que ya contaba con las calles perfiladas de un urbanismo incipiente.
«Aprovechamos una vía grande que estaba alquitranada e hicimos el decorado
siguiendo el trazado marcado», cuenta Parrondo. Esa calle donde los americanos
instalaron un tranvía ruso que recorría centenares de metros hasta llegar hasta
lo que es actualmente el Palacio de Hielo y que, en aquel rodaje, se detenía en
la casa del personaje de Zhivago.
"Moscú en Canillas"
Los interiores de esta película
se rodaron en los desaparecidos Estudios CEA (Cinematografía Española
Americana), símbolo de la colaboración 'hispanohollywoodiense' que convirtió a
los técnicos españoles en una de las élites cinematográficas del mundo.
Parrondo recuerda al director de
esa superproducción. «David Lean, con quien ya había trabajado en 'Lawrence de
Arabia', era un hombre muy particular; eso sí, debo decir que nunca trabajé con
ningún director que tuviera su autoridad». Lean hace más de cinco décadas
acudió a la casa donde estamos citados con Parrondo. «Me llamó para pedirme si
podía venir a cenar acompañado por una condesa rusa, que parece que le ayudó a
asesorarse sobre la Rusia zarista», rememora con sorna.
Con 'Doctor Zhivago' Lean dio lo
mejor de sí mismo en la adaptación de aquella larguísima novela de Borís
Pasternak, prohibida en la URSS, que había leído en dos días con una caja de
'kleenex' a su lado, tal como describe en su biografía.
"La famosa máquina de 'Doctor Zhivago' fue restaurada en León"
Eran los años que sin
globalización Madrid sentía a Hollywood. Antes había llegado el megalómano
productor Samuel Bronston con su versión western de 'El Cid' (1961), la China
imperial de los bóxeres de 55 días en Pekín (1963) y la recreación del Foro de
la antigua Roma en 'La caída del imperio romano' (1964), con algunos de los
decorados más espectaculares de la Historia que el tiempo y el escaso interés
de la Administración fueron destruyendo. Como aquel Moscú que sólo está en la
memoria de los madrileños más viejos que siendo niños pasearon, acompañados de
sus padres, por el corazón de la Unión Soviética.
"Lara's theme"
Trailer:
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