Lilya forever
Título original:
Lilja 4-ever
Año: 2002
Duración: 109 min.
País: Suecia.
Director: Lukas
Moodysson.
Guión: Lukas
Moodysson.
Música: Nathan
Larson.
Fotografía: Ulf
Brantås.
Reparto:
Oksana
Akinshina, Artiom Bogucharskij, Pavel Ponomarev, Elina Beninson, Ljubov Agapova.
Sinopsis:
Lilja, una adolescente rusa de 16
años que ha sido abandonada por su madre, lleva una vida miserable en una
empobrecida ciudad de la antigua Unión Soviética. En un ambiente dominado por
las drogas y la miseria, prostituirse es el único medio para poder comer. La
esperanza llega el día en que conoce al atractivo Andrei, que le promete una
vida mejor en Suecia.
Premios:
2002: Premios
Guldbagge (Suecia): Mejor película, director, actriz, guión, fotografía.
2002: Festival de
Gijón: Mejor película y mejor actriz (Oksana Akinshina).
COMENTARIOS:
Duro film que indaga en un tema
desgraciadamente actual y terrible: el de las jóvenes que, obligadas a
prostituirse para poder vivir, caen presa de las mafias que las utilizan como
esclavas sexuales. Lilya es una chica de dieciséis años que vive en un
cochambroso y olvidado suburbio de una innombrada ciudad de la antigua Unión
Soviética. Un mal día su madre la abandona, así, sin más, y ella se encuentra
sin dinero para pagar el alquiler de su paupérrima vivienda. Su único amigo es
Volodia, un mozalbete que tampoco tiene a nadie y malvive como un mendigo. Un
día, una conocida de Lilya le comenta que puede sacar mucho dinero acostándose
con hombres.
La película, dirigida por el sueco
Lukas Moodysson con estilo realista y aire independiente, interesa gracias a la
sólida concepción del personaje protagonista, una chica buena, de gran corazón
y con fe en la trascendencia -resultan muy dolorosos sus rezos diarios y
angustiosos pidiendo una vida mejor ante el cuadro del ángel-, que se ve
arrastrada por las miserias del mundo actual. Y pese al tema tratado no hay una
recreación en explicitar las conductas inmorales, que se tratan con cierta
elegancia. La película, triste, enternece y ayuda a tender un puente de
solidaridad con tanta gente que sufre, en este caso en los países del Este
europeo. La composición de la bella Oksana Akinshina es extraordinaria.
La tercera película de Lukas
Moodysson ofrece un relato contundente, serio, creíble y universal de una chica
rusa a la que el destino le juega una mala pasada. Basada en una historia que
pudiera ser real, es una situación que sabemos que se repite, desgraciadamente,
con demasiada frecuencia.
La actriz Oksana Akinshina
(Lilya) realiza una de esas actuaciones deslumbrantes que llenan la pantalla.
Es la protagonista absoluta. A su belleza innata y su excepcional fotogenia, le
suma una interpretación llena de matices. Su fragilidad y su dulzura llegan al
espectador. Moldea su mirada, que refleja diferentes estados de ánimo, desde la
ilusión a la desesperanza, pasando por la impotencia. Todos los imaginables.
Inconmensurable.
Moodysson evidencia que es un
director interesante y a tener en cuenta. Demuestra que se puede hacer un cine
independiente (de autor, si se quiere) con un presupuesto muy limitado pero con
ciertas concesiones al cine comercial, con la consiguiente apertura a un amplio
abanico de público.
A pesar de que el fondo y la raíz
de la historia no son nuevas, Moodyson sabe narrarlas, condimentarlas y
hacerlas tremendamente atractiva. Con momentos cercanos al docudrama, demuestra
que la contundencia no está reñida con la elegancia o el buen gusto (en ningún
momento se recrea con las tremendas escenas).
La película es comprometida, dura
y directa, de las que golpean. Muy recomendable.
Tráiler:
Calificación: 5 de 6.
Excelente entrada y excelente película. Lo que es más triste es que, aunque de forma libre, esta basada en Danguole Rasalaite, una chica lituana de 16 años y la película es fiel a muchos hechos que le acontecieron a la pobre en sus últimos meses de vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un saludo.
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