Se ha demostrado que en momentos
de grandes crisis o conflictos surgen expresiones artísticas que marcan un
antes y un después, la Gran Depresión de los años 30 no es una excepción. La
crisis alimentó una revolución artística en la que aparecieron nuevas
propuestas, convirtiendo esta época en una de las más valiosas y productivas de
la historia de Estados Unidos. Toda una generación de artistas e intelectuales
que hicieron parte de una sociedad devastada por los problemas sociales,
generaron una original forma de reflexión y creación como respuesta al tiempo
que les tocó vivir, donde por primera vez hubo un compromiso político y social,
ya que no pudieron ser ajenos a las circunstancias de su momento.
En la década de 1930 la
literatura se centró en el rechazo de la noción de progreso y un deseo de
volver a los antiguos valores, a la pureza y la simplicidad. La fotografía se
volvió un instrumento gráfico que buscó despertar la conciencia de los
ciudadanos. El cine contribuyó a extender la reciente cultura de masas y se
erigió en una vía de escape a los problemas del momento. Los medios de
comunicación revolucionaron la forma de vida, la radio vivió su época dorada y
las publicaciones periódicas, revistas y tiras cómicas se propusieron como una forma
de evasión. Lo que me propongo es mostrar las circunstancias de la época y como
las expresiones artísticas se vieron influenciadas por la crisis convirtiéndose
en un referente cuyo efecto podemos ver todavía hoy.
Cronología y contexto
Si enmarcamos la década de 1930
entre dos acontecimientos decisivos, el inicio sería la caída de la bolsa de
octubre 29 de 1929 y final, el bombardeo a Pearl Harbor el 7 de diciembre de
1941. Con el crash de Wall Street se terminó la prosperidad de la década de
1920 y empezó un desempleo masivo que solo se resolvió con la economía de
guerra generada tras la incorporación de Estados Unidos a la II Guerra Mundial.
He aquí algunas de las cifras que sirven para dar una idea de la severa crisis:
Entre el uno de octubre de 1929 y
el 31 de agosto de 1931 cerraron 4.835 bancos [...] la quiebra bancaria supuso
una contracción de la demanda, la quiebra de industrias, la pérdida de
propiedades agrícolas y el desempleo. En 1932 un veintiocho por ciento de la
fuerza de trabajo americana estaba en paro. Durante el resto de la década nunca
descendió del veinte por ciento. [...] ciudades como Toledo llegaron a tener un
ochenta por ciento de parados en 1932. Los parados buscaban día tras día, por
las calles algún trabajo remunerado sin encontrarlo.
La Gran Depresión
Con excepción de la Guerra Civil,
la Gran Depresión ha sido la época de mayor crisis interna en la historia de
Estados Unidos, la estructura económica que parecía inquebrantable simplemente
se derrumbó. Las teorías sobre su causa son variadas y el debate entre expertos
continúa hasta nuestros días. Puede decirse que hubo una combinación de
factores, entre los que están: la falta de diversificación de la economía, los
desequilibrios económicos por la desigual distribución del ingreso, las deudas
de guerra impuestas por el Tratado de Versalles que los países europeos no
pudieron saldar, un fuerte descenso en el ciclo económico, la especulación del
mercado de valores, el endeudamiento de la población, los altos aranceles y otras
restricciones al comercio internacional, la sobreproducción agrícola y
finalmente el desplome del mercado.
Todo esto estuvo acompañado de un
desastre natural sin precedentes en su historia, el Dust Bowl. La gran sequia
invadió la región entre el Golfo de México y Canadá, 35 millones de hectáreas
de tierras de cultivo fueron completamente destruidas y otros 100 millones de
hectáreas perdieron su capa superior. Miles de colonos que se habían
establecido en las grandes llanuras en la última mitad del XIX, dedicaron la
tierra al cultivo de cereales y destruyeron las gramíneas que mantenían la
tierra cohesionada y húmeda. Con la sequía las capas superiores de suelo se
redujeron a polvo que fue desplazado hacia el sur y el este, formando nubes
gigantescas que viajaban hacia el Atlántico. Miles de familias de granjeros
perdieron sus tierras e iniciaron el éxodo hacia California y otros estados.
La Gran Depresión en la
literatura
Durante la década de 1920 Estados
Unidos consiguió un rápido desarrollo económico y una gran prosperidad. Fue una
época de profundos cambios en la economía por el crecimiento de las industrias,
los avances tecnológicos, el progreso de la aviación y la industria del
automóvil, el crecimiento de la población urbana, el desarrollo de una cultura
de masas, la llegada de los medios de comunicación no escritos como la radio y
el cinematógrafo y la importancia que adquirió el mercado de valores. Esta ola de prosperidad
se vio plasmada en la literatura, Scott Fitzgerald publicó “El gran Gatsby” en
1925, una historia sobre el dinero fácil que parecía estar en todas partes. La
llegada de la crisis en 1929, dio comienzo a una de las épocas más difíciles de
la historia de Estados Unidos, y sin embrago, una de las más importantes de la
literatura.
Entre 1900 y 1940 se desarrolló
en Europa el modernismo, un movimiento literario vanguardista influenciado por
el experimentalismo y las vanguardias artísticas, buscaba una ruptura con la
herencia victoriana, la representación realista y empleó nuevas técnicas
literarias como el monólogo interior. Muchos escritores estadounidenses se
trasladaron a Londres o París, Fitzgerald, Dos Passos, Hemingway, Faulkner y
Steinbeck hacen parte de un grupo que se conoce como la “Generación perdida”,
nombre que les dio Gertrude Stein a los que vivieron en Europa en el periodo
desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión. Algunos de ellos participaron directamente en
la guerra, Dos Passos dentro del cuerpo de la Cruz Roja, Hemingway como
conductor de ambulancia, Faulkner en la
Fuerza Aérea Canadiense y Fitzgerald en el
ejército estadounidense.
Fue en esta época cuando
surgieron los mejores escritores de Estados Unidos, dedicándose a dejar por
escrito un testimonio de la vida de los pobres y de la clase obrera. Algunos
decepcionados por la nueva forma de vida, el capitalismo, la codicia, la
especulación y la pérdida de los valores tradicionales, comenzaron a hacer
ensayos literarios y escribieron acerca de la pobreza, la política y la
sociedad. Adquirieron una responsabilidad social e intentaron definir su labor
en términos políticos y sociales. En ese momento el partido comunista se
presentaba para muchos como la mejor opción para hacer cambios drásticos en su
entorno capitalista y fue así como en 1932, alrededor de unos cincuenta intelectuales formaron “La Liga de los Grupos
Profesionales de Foster y Ford”, pensando que la crisis exigía una revolución y
publicaron un folleto titulado “La Cultura y la Crisis” apoyando al candidato
comunista a la presidencia.
Scott Fitzgerald
No todos los escritores se
dedicaron a este tipo de literatura, pero vale la pena insistir en que aunque
la novela romántica histórica había sido ya popular en la década de los 20,
también se vio influenciada directamente por la crisis. “El éxito de estas
novelas no hay que buscarlo muy lejos [...] en un período de confusión e
incertidumbre, existía un mercado ávido del consuelo de la nostalgia y el
sedante de la acción”[2]. En 1936 se publicó “Lo que el viento se llevó”, la
historia se sitúa en la guerra de Secesión y corresponde a ese modelo de
literatura creada para distraer y evadir la realidad en una época desesperada.
“Llegó un momento en que la editorial Macmillan, imprimía cincuenta mil
ejemplares diarios de esta historia, [...] la película posterior ha llegado a
convertirse en un elemento clave de la cultura popular norteamericana”.
John Steinbeck: Premio Pulitzer
en 1940 y Premio Nobel de literatura en 1962. Se le considera el escritor
estadounidense con mayor compromiso social de este período. Tal como lo había
hecho Hemingway y otros escritores optó por el periodismo y la observación. Se
apoyó en experiencias propias, lo que se nota en el realismo de los personajes
y los acontecimientos que narró. Utilizo su natal California como el lugar de
sus narraciones, cuando esta se convirtió en el destino de miles de migrantes,
es allí donde retrata el sufrimiento, la injusticia, los abusos de la policía,
la desigualdad, etc. Steinbeck fue un
crítico del capitalismo y defensor del New Deal de Roosevelt, incluyendo en sus
novelas medidas del presidente, como los
FSA (Farm Security Administration), en “Las uvas de la ira”.
John Steinbeck
“Las uvas de la ira” de 1939 es
su obra maestra, se considera una de las novelas más importantes, polémicas y
transgresoras de la década, con un gran contenido social. Fue duramente atacada
por su lenguaje y su crudeza, y defendida por Eleanor Roosevelt. “Fue
denunciada en el Senado y en los púlpitos del Medio Oeste, denostada como
parodia por los ofendidos habitantes de Oklahoma y prohibida en docenas de
bibliotecas”[4]. Cuenta la historia de los Joads, una familia humilde que como
tantas otras sufrió el Dust Bowl y la intervención de los banqueros, fue
obligada a dejar su tierra y marchar hacia California. En un país de propietarios
de tierra, estos migrantes conocidos como ‘okies’ fueron obligados a emplearse
en pésimas condiciones y fueron tratados con brutalidad por la policía.
William Faulkner: Nobel de
Literatura del año 1949 y Premio Pulitzer en dos ocasiones. Pertenecía a una
familia tradicional y sureña, marcada por los recuerdos de la guerra de
Secesión, y por la figura de su bisabuelo, el coronel William Clark Falkner. En
sus historias siempre está presente el sur, fue su fuente de inspiración
literaria casi inagotable, siempre incorporando temas como la decadencia, los crímenes, la crueldad
y la devastación. Conocido por su uso de
técnicas literarias innovadoras, como el monólogo interior, la inclusión de
múltiples narradores o puntos de vista y los saltos en el tiempo dentro de la
narración. Su influencia es notoria en la generación de escritores
sudamericanos de la segunda mitad del siglo XX, García Márquez y Vargas Llosa
admiten su influencia en la narrativa.
John Steinbeck
Sus novelas más importantes en
este período son, “El sonido y la furia” (1929), “Luz de agosto” (1932) y
“Absalón, Absalón” (1936). “El sonido y la furia” es considerada entre los cien
mejores libros de todos los tiempos. Es una obra llena de imágenes
conmovedoras, escrita de forma experimental, narrada por cuatro voces
distintas, las de cuatro hermanos, entre ellos un discapacitado mental, que
hacen una presentación directa de sus pensamientos antes de que sean
racionales. Además las narraciones giran en torno a hechos relacionados pero
están presentadas de forma no lineal, algunas separadas por varios años. Es la
historia de la decadencia de la familia Compson, en un territorio imaginario
bautizado por Faulkner como Yoknapatwpha, es una muestra del deterioro de la
moral tradicional que es reemplazado por el aislamiento de la modernidad.
Ernest Hemingway: Ganó el Premio
Pulitzer en 1953 y en 1954 ganó el Premio Nobel de Literatura. Vivió la
violencia y la muerte de primera mano como conductor de un ambulancia durante
la I Guerra Mundial, estuvo presente durante el desembarco de Normandía y la
liberación de París. Había trabajado como periodista en un periódico de Kansas,
lo que tuvo una gran influencia en su estilo, lleno de frases directas, cortas
y duras. Es uno de los autores mas influyentes del siglo XX, importantes
escritores siguieron sus elementos trágicos y la representación de las
experiencias propias en los escritos. “La lucha contra el miedo que llena sus
relatos y sus novelas con una tensión ansiosa es tal vez su tema mas
característico, y su descripción de los momentos de desafío y perdida sigue
siendo su logro más auténtico y duradero”.
Ernest Hemingway
Hemingway participó en la Guerra
Civil Española como corresponsal y basado en esta escribió “Por quién doblan
las campanas”. Describe la violencia y la crueldad, presenta situaciones
extremas, narra con gran detalle los
lugares, las sensaciones, las personas, los olores. Siempre están presentes los
sentimientos, describe los valores, las reacciones y los temores en medio del
conflicto. La historia comienza cuando Robert Jordan, llega a la guerra con la
Brigada Lincoln, como el encargado de destruir un puente estratégico, allí
conoce a María, con la que vive una historia de amor. Robert mantiene su
espíritu de lucha hasta el final y luego muere como un héroe, ayudando a sus amigos
a escapar. Aquí plasma los que son temas recurrente en sus novelas, la búsqueda
de la verdad y la razón y la lucha entre el bien y el mal.
John Dos Passos: Desilusionado
con el capitalismo, hizo parte del grupo de intelectuales y escritores,
incluyendo a Ernest Hemingway, que formaron lealtades directa e indirectamente
con el Partido Comunista. Durante la primera mitad de la década de los 30, fue
la figura mas reconocida de la izquierda, aunque finalmente terminó rompiendo
con esta ideología. Sus novelas son tristes, atacan el materialismo de los
Estados Unidos y muestran su descontento con la sociedad. Tuvo una honda
influencia en varias generaciones de novelistas europeos y estadounidenses.
“Dos Passos se dedicó a estudiar el presente a través del pasado y fue el
historiador más destacado entre los novelistas de la década de la depresión”.
John Dos Passos
En el último libro de “Trilogia
USA” publicado en 1936 habla como el dinero es lo que todo el mundo en la
década de 1920 está buscando y muchos encuentran, sin embargo, lo que se crea
es un mundo fuera de control donde la dignidad de la sociedad es sacrificada.
Uno de sus relatos más famosos es el dedicado Sacco y Vanzetti, estos dos
inmigrantes italianos anarquistas que fueron declarados culpables de robo y
asesinato a pesar de que los argumentos presentados contra ellos eran
suficientes, muchos piensan fue su ideología la que los llevó a un juicio y a
una ejecución injustas que coincidió con el Red Scare. El caso tuvo una enorme
repercusión internacional y generó protestas y huelgas en ciudades alrededor
del mundo. Dos Passos estuvo encarcelado por protestar contra estas
ejecuciones.
Edmund Wilson: Durante la década
de 1920, se había convertido en un reconocido crítico literario y gracias a él,
muchos escritores habían llegado a ser reconocidos en Europa. Wilson escribió
prolíficamente en casi todos los géneros, incluyendo ficción, crítica social,
no ficción, autobiografía, historia y sobre todo literatura. Con el colapso de
los prósperos años veinte, Wilson, al igual que muchos escritores literarios,
comenzó a hacerse preguntas sobre la conciencia social que debían tener los
escritores ante el sufrimiento y cuál
era la verdadera historia de lo que estaba sucediendo. Como tantos
intelectuales de su tiempo estaba convencido de que el comunismo era la clave
para un futuro mejor, aunque no dejó de ser crítico con el Partido Comunista.
Edmund Wilson
En octubre de 1930, emprendió una
gira por el país como reportero para la Nueva República, los artículos que
produjo se recogieron en un libro llamado “Norteamérica pierde los nervios”
(1932) acerca de los problemas sociales de Estados Unidos sucedidos tras el
crack, que se considera todavía la mejor imagen instantánea del país en su
momento más desesperado. Muestra lo que la depresión significo en la vida
diaria de los estadounidenses, en un capítulo llamado, “Un mal día en
Brooklyn,” describe tres personas que intentaron suicidarse en el mismo día por
la falta de trabajo. Habla de episodios muy violentos como una pelea entre
manifestantes comunistas y la policía en Nueva York y la huelga de los mineros
en West Virginia.
Tal como dice George Packer en su artículo
“Don’t Look Down” en The New Yorker, “More than simple idealism or ideology,
the intensity of that feeling was what moved some of the country’s leading
writers to turn literature into a form of activism. They were pursuing the
social muse. Marxism and an awareness of class conflict gave them -a powerful
afflatus-, a ready dose of inspiration and a new language that could be both
gritty and prophetic”.
La Gran Depresión en el cine
La reacción del cine ante la
depresión económica fue lo que en términos generales se ha llamado de
“evasión”. El cine junto a los demás medios de comunicación, potenció el
consumo de masas y el gran mercado del
entretenimiento, los productores promovieron un medio en el que los ciudadanos
buscaban una distracción de sus problemas. Al comienzo de la década fueron muy
populares las películas de gánsteres entre ellas “Enemigo Público” y
“Scarface”, hubo cine cómico con exitosas comedias como “Tiempos Modernos” de
Charles Chaplin que apareció en 1936, fantástico y de aventuras con “King Kong”
en 1933 y “El Mago de Oz” en 1939,
novela histórica romántica como la célebre “Lo que el viento se llevó” de 1939,
y el primer largometraje de animación producido por Walt Disney “Blancanieves y
los siete enanitos” se hizo en esta época.
"Las uvas de la íra"
Así mismo sucedieron cambios relacionados con
la industria, ya que no pudo permanecer ajena al clima de preocupación e
incertidumbre creado por la crisis y el desempleo, era necesario asegurar su
supervivencia con películas que fueran éxitos comerciales, había comenzado el
gran mercado del entretenimiento de masas. La primera película completamente en
color y completamente hablada se estrenó en 1929 y ese mismo año se crearon los
premios Óscar. También se puede localizar en esta década el comienzo de la
costumbre de vender palomitas, evidencia del mal momento económico que obligó a
los dueños de los teatros a buscar recursos extras. Hay también quienes
aseguran que los finales felices de las películas se hacen comunes para generar
un clima de optimismo. “Yet a
‘happy ending’ negates all their harsh experiences, tacking on the note of New
Deal optimism”.
Hubo películas cargadas de simbolismos, en “Los tres
cerditos” de Walt Disney el lobo representa la crisis económica que quiere
devorarlo todo y los tres cerditos a los ciudadanos comunes luchando por
sobrevivir, por poner un ejemplo bastante usado. En conclusión, la oferta de
películas no hizo más que contribuir para que el cine se convirtiera en un
verdadero pasatiempo, “más de 75 millones de espectadores acudían al cine todas
las semanas en Estados Unidos en la década de los treinta”.
Frank Capra fue un especialista en saber sacar el lado bueno
a toda situación. En ¡Qué bello es vivir!, George Bailey, al que la vida le
dará una segunda oportunidad por medio de un ángel, tenía que aplazar su luna
de miel para salvar de la quiebra a su pequeña compañía de empréstitos durante
los momentos que antecedieron a la depresión, en los que la gente corrió a los
bancos a por sus ahorros.
En Los viajes de Sullivan, un productor de cine viajaba por
la Norteamérica de la época para conocer la realidad de la gente de la calle y
luego reflejarla en el cine. Al final descubría cómo lo que más les gustaba era
poder distraerse con historias sencillas y divertidas que les hiciesen
olvidarse de los problemas.
Preston Sturges dando instrucciones a Joel McCrea y Veronica Lake durante el rodaje de 'Los viajes de Sullivan' (Sullivan's travels, 1941)
Sin duda la gran película de la depresión. John Ford realizó
otro de sus soberbios trabajos adaptando Las uvas de la ira, la gran novela de
John Steinbeck sobre el éxodo de familias de agricultores hacia el oeste en
busca de trabajo en las grandes plantaciones. Tom Joad, su gran protagonista,
descubría el valor del compromiso social y la lucha por los derechos de los más
desfavorecidos al ser vapuleado junto a su familia y otros tantos campesinos en
su búsqueda de trabajo por las carreteras y diferentes latifundios en los que
se les tenía casi en condiciones de esclavitud. En estas imágenes se habla del
éxito de la novela y la lucha por adquirir sus derechos que finalmente ganó
Darryl F. Zanuck.
Tiempos modernos
Un ejemplo más moderno del cine sobre la gran depresión es
Cinderella Man, la película que trasladó a la pantalla la historia real del
boxeador James Braddock, que volvió al ring para dar de comer a su familia
durante esta mala época. La cinta realizó un cuidado fresco de la época con
memorables escenas como aquella en la que Braddock (Russell Crowe,) desesperado
por la falta de dinero, se acerca al café donde se reúnen todos los que le
conocieron en su época de brillante púgil para pedir unos cuantos dólares.
Los Coen no terminaron de convencer con El gran salto, un
trabajo sobre una empresa en la que su director se suicida tirándose de un
rascacielos, el mejor momento de la cinta. A partir de ahí todos los miembros
deciden unirse para obtener el mayor beneficio económico de la compañía
elaborando un detallado plan que consiste en poner a un nuevo director que se
deje manipular. Todo parece sencillo hasta que entra en escena Amy Archer
(Jennifer Jason Leigh). No hay que perder de vista el papel del desaparecido Paul Newman.
"La rosa púrpura del Cairo"
Woody Allen se puso realmente tierno a la hora de concebir
la historia de "La rosa púrpura del Cairo".En ella una mujer (Mia Farrow) acude
al cine para escapar de los malos tragos de la vida: los de la sociedad y los
de su ámbito privado por culpa de un marido cruel. Ante su insistencia en
acudir un día tras otro a ver a su actor favorito, éste sale de la pantalla
para conocer a esta mujer que tanto lo adora. Uno de sus momentos mágicos era
ese final en el que todo volvía a la normalidad y ella se emocionaba
sobremanera viendo a Fred Astaire bailando y cantando el famoso Cheek to Cheek.
Por último destaco la primera de las películas sobre la
época que realizó Lars von Trier, Dogville. Sin necesidad de apenas decorado,
Von Trier daba la vuelta a la tortilla a esa imagen de la sociedad
norteamericana. En ella, los habitantes de Dogville
terminan esclavizando a la pobre Grace (Nicole Kidman), una mujer que llega al
pueblo cargada de buenas intenciones.
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