Título original: La
caza
Año: 1966
Duración: 93 min.
País: España.
Director: Carlos
Saura.
Guión: Angelino Fons,
Carlos Saura.
Música: Luis de Pablo.
Fotografía: Luis
Cuadrado.
Reparto:
Ismael Merlo, Alfredo
Mayo, José María Prada, Emilio Gutiérrez Caba, Violeta García, Fernando Sánchez
Polack, Violeta García, María Sánchez Aroca.
Género: Drama.
Sinopsis:
Tres amigos van de caza a un coto
que fue escenario de una batalla durante la Guerra Civil (1936-1939). Todos
ellos están pasando por momentos difíciles, separaciones, problemas con el
alcohol, de modo que lo que iba a ser una tranquila jornada de caza se
convierte en un enfrentamiento entre los tres.
Premios:
COMENTARIOS:
La década de los sesenta fue una
fiesta cinematográfica en Europa. El auge de los nuevos cines fue simplemente aplastante, avasallador en su
ruptura, deslumbrante en su inteligente atrevimiento. La revolución narrativa y
estética experimentada por el cine también tuvo una gran significación en la
industria de cine española, donde incluso se vio apoyada por un ligero cambio
en el apoyo del régimen franquista (con el nombramiento de García Escudero
como director general de Cinematografía y Teatro), pese a que seguía inamovible
la Junta de Clasificación y Censura de Películas. El conocido como Nuevo Cine
Español (NCE) siempre se ha hallado por detrás de las olas francesas,
italianas, inglesas y alemanas, pues pese a la importancia que tuvo en su
momento, pocas huellas reconocibles han perdurado en la evolución histórica del
cine español, incluso dentro de las filmografías de los propios realizadores
que lo conformaron. La lista de realizadores es larga si aunamos tanto al grupo
que surgió de las Conversaciones de Salamanca de 1955 (Saura, Patino, Regueiro,
Gutiérrez Aragón...), con la Escuela de Barcelona (Jordà, Esteva,
Portabella...) e, incluso, los realizadores experimentales vascos (Aguirre,
Sistiaga); pero sería más inteligente resaltar los realizadores que
conformarían el grupo más potente de la época, la verdadera "nueva
ola" española: Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Joaquim Jordà, Jorge
Grau y Antonio Eceiza.
Se podría tomar como punto de
salida tres obras claves de la cinematografía española: Viridiana (1961. Luis
Buñuel) —el realizador aragonés jamás pertenecería a ningún nuevo cine,
primero, por su condición de nómada exiliado, segundo, porque como otros
grandes realizadores como Pasolini, Fassbinder o Bresson, no se puede incluir
dentro de ningún nuevo cine, pues ellos mismos, por decirlo de una manera
tosca, ya son su propia filosofía, tendencia y vanguardia—, Plácido (1961. Luis
García Berlanga) y Los golfos (1960. Carlos Saura); estas dos últimas, claras
herencias del neorrealismo de Rossellini y De Sica, territorio afín al
guionista Rafael Azcona, que además de Plácido, escribiría buena parte de las
películas claves de la época: El pisito (1959) y El cochecito (1960), ambas de
Marco Ferreri, El verdugo (1963. Luis García Berlanga), Peppermint Frappé
(1967. Carlos Saura), Los desafíos (1969. Azcona, Egea, Guerín y Erice)...
Carlos Saura es un realizador, ya no sólo clave, sino punta de lanza de toda esta
generación perdida de directores. De sus primeras inquietudes rossellinianas
con "Los golfos", intentó una estilización viscontiana en "Llanto por un bandido" (1964), hasta realizar "La caza", film básico, tanto para la evolución como
cineasta del propio Saura —de lo que no es ajeno el hecho de que fuera la
primera colaboración entre el realizador oscense y el productor vasco Elías
Querejeta—, como para el NCE en su totalidad. En palabras de Zunzunegui «La
caza supondrá su tercer (y por mucho tiempo último) paseo por los difíciles
caminos del "realismo", aunque estemos ya en un "realismo"
profundamente teñido de "simbolismo"». Así, "La caza" se convierte en
un film bisagra, entre el realismo cercano al documental de "Los golfos" y las
piezas alegóricas (de una dramática que se autoempuja hacia la ficción
terrorífica), que Saura filmaría con un estilo cercano a la maestría, como
pueden ser "Peppermint Frappé", "Ana y los lobos" (1973), "La prima Angélica" (1974)
y "Cría cuervos" (1976). Bisagra que se podría entender entre el documentalismo
de Patino en "Nueve cartas a Berta" (1965) y Fernán-Gómez en "El extraño viaje" (1964), frente a la experimentación de “De cuerpo presente” (1967), de Antonio
Eceiza y el godardismo de "Acteón" (1967), de Jorge Grau.
"La caza" es una película total.
Cuatro personajes (Paco, Luis, José y Enrique, éste, yerno del primero) bajo un
sol abrasador entregados a la caza del conejo —título preliminar de la película
que la censura recortó a su título definitivo— que acabará deviniendo en
"la caza del hombre", la mejor caza, en palabras de Luis (José María
Prada), el cazador hedonista, entregado a la bebida y a la literatura de
ciencia-ficción como medio de supervivencia. La reunión de estos tres amigos de
juventud (el cuarto, sin estar presente físicamente —suicidio de por medio—, lo
está a un nivel psicológico, como una verdadera carga sobre unos personajes que
no son ni meros reflejos de lo que fueron en el pasado), a los que se les une
el joven Enrique (Emilio Gutiérrez Caba), por momentos, el testimonio del
espectador dentro del film, mientas va retratando con su cámara fragmentos de
la evolución del catártico día de caza, en realidad, una mera excusa de José
(Ismael Merlo), el cazador mentiroso, canalla y más perturbado del grupo, para
pedir un préstamo a Paco (Alfredo Mayo), el cazador soberbio, autoritario y
despiadado, que tanto desprecia al tullido campesino que cuida las tierras de
José, como a su propio amigo cuando se rebaja a pedirle dinero.
Hay en La caza mucho de Chabrol y
Godard, en especial en el ritmo narrativo y los trucajes fílmicos empleados:
movimientos bruscos de cámara, diálogos en primer plano como monólogos…
Bajo el abrasante sol de Toledo
–elemento recurrente del film, que subraya constantemente la situación extrema
en la que se están colocando los personajes–, van aflorando gradualmente los
rencores, las diferencias y las envidias. Todo ello desembocará en la dantesca
escena final en la que los tres protagonistas acabarán masacrados los unos por
los otros en una orgía de violencia y sangre. La cacería actúa, sin duda, como
una metáfora de la Guerra Civil, el principal tabú entre los tres amigos, al
que aluden en más de una ocasión sin querer profundizar demasiado en él. Así,
organizan la caza como si de una operación militar se tratase, con la cámara
recreándose en la minuciosa preparación de las armas que llevan a cabo. A esta
visión castrense de la actividad de la caza se une la matanza indiscriminada de
conejos, filmada con una gran crudeza, que incide en la naturaleza violenta de
los tres protagonistas y nos va preparando sutilmente para el terrible
desenlace final.
La Guerra Civil es el gran
silencio de la película. "La caza" es una película en la que las
alusiones son fundamentales: aquello a lo que se alude pero no se dice es, a
veces, mucho más importante que lo que sí articulan los personajes. Arturo es
el otro gran silencio del film, la otra ausencia relevante, el personaje que
debería participar en la cacería pero que no puede. De él sabemos que se
suicidó a causa de cierto desfalco que cometió, pero muy pocos datos podemos
recabar sobre él porque los demás personajes aluden a su caso de manera muy superficial.
En definitiva, en mi opinión,
"La caza" constituye una obra maestra del cine español, una película
producto de su tiempo y realizada en un período en el que era imperante que los
directores fuesen cuidadosos e imaginativos para poder contar sus historias en
imágenes salvando el escollo de la censura. En "La caza" la violencia
aparece tratada de una manera metafórica, casi lírica, a menudo latente, pero
sólo patente –y en toda su crudeza y esplendor– en el desenlace.
(Parte de los textos de Erin and Anton Garcia)
Trailer:
Calificación: 6 de 6
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